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La agonía de los créditos y las tarjetas

Por: Miodrag Marinovic, diputado independiente.


Señor Director:

El año pasado los bancos ganaron más de US$ 3.000.000.000, con utilidades record, y durante este año los retornos se incrementaron en 5 veces, convirtiéndose en el sector más rentable de la economía. Dicha rentabilidad se debe a que la banca y el sector financiero en general está cobrando precios por sus productos especialmente altos, en un mercado donde el dinero constituye un elemento esencial, que es adquirido por las personas con un sentido de la urgencia. La gente endeudada no puede comparar o cotizar, simplemente va a la institución financiera a “rogar”, para acceder a un crédito o a renegociar. El estudio de un hijo, la enfermedad de un familiar o la mejora de la vivienda, constituyen hechos esenciales de la vida de las personas, que hacen que muchos se sobre endeuden, colocándose una mochila difícil de sobrellevar. El mercado financiero es un mercado donde no existe la movilidad voluntaria y la competencia que publicitan los bancos.

Los principales productos donde se dan abusos e injusticias son las líneas de crédito y las tarjetas de crédito. A marzo de 2011 las tarjetas mantenían una tasa de interés corriente anual promedio del 45,95% y las líneas un 36,82%. Si uno considera que el IPC es de un 4% y que la tasa del banco central (tasa libre de riesgo) es de un 5%, podemos inferir que algunos bancos están cobrando anualmente más de un 30% real anual. Esto sumado a las comisiones que cobran los bancos en virtud de los contratos y su letra chica explican las increíbles utilidades de la banca superiores a cualquier otra actividad.

Por lo tanto las utilidades las pagamos todos los usuarios del sistema financiero, especialmente los más endeudados y afligidos. Estas tasas verdaderamente usureras, generan lo que se ha denominado la permanente “agonía del pagador”, que es la situación que vive la inmensa mayoría de los chilenos que están endeudados, y que tienen que soportar estas tasas y pagos.

Por otro lado la aplicación de tasas es además regresiva, pues los que pagan más caro las tasas son la gente común y las pequeñas empresas. ¿Cuánto pagarán HidroAysén, las mineras o los grandes proyectos industriales por su financiamiento?… pues pagan mucho menos que todos nosotros.

¿De dónde viene la plata que nos prestan los bancos? La respuesta es muy simple: de las AFP, que es nuestra plata, donde se nos paga menos de un 10% anual y se nos presta luego en las tarjetas y líneas a tasas superiores al 30%. ¡Nuestra misma plata!

¿Cómo avanzar para revertir esta situación? Una de las fórmulas para ayudar a que la gente pague lo justo es modificar la actual aplicación de la “tasa máxima convencional”, vale decir el precio más alto que los bancos pueden cobrar por el dinero.

En la Comisión de Hacienda estamos trabajando para avanzar en una modificación legal que permita bajar la tasa máxima, y por esa vía achicar los valores que paga mensualmente la gente por sus líneas o las tarjetas de crédito y así hacer que se pague un valor más razonable cuando uno se endeuda. Esto también debe ampliarse a las tarjetas de las casas comerciales  que son las más usadas. La actual ley que regula la tasa máxima está vigente desde 1929 y como hemos visto su aplicación permite que muchas casas comerciales  e instituciones estén cobrando este valor usurero. Por ello esperamos, en conjunto con otros parlamentarios, presentar un proyecto de ley que calcule la tasa máxima en base a un valor que sea más razonable y justo para la gente.

Miodrag Marinovic,  diputado independiente

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