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Conversión energética y descentralización para descontaminar Santiago

Claudia Pabón y Carlos Silva
Por : Claudia Pabón y Carlos Silva Centro de Innovación en Energía de la Universidad Adolfo Ibáñez.
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Es claro que para mejorar la salud de los santiaguinos las acciones más discutidas e inmediatas como la reducción de las estufas a leña y el aumento de restricciones para vehículos, deben ir acompañadas de medidas en industrias y camiones con visión de largo plazo.


Lograr que Chile sea un país desarrollado hacia fines de esta década no sólo implica alcanzar ciertas cifras macroeconómicas, sino también mejorar los índices sociales y medioambientales, pues el desarrollo no sustentable no es desarrollo.  La situación medioambiental que enfrenta el país en términos de contaminación atmosférica, relaves de mineras, sobreexplotación de aguas, entre otros  síntomas, muestran que en Chile  la naturaleza ha sido subvalorada; incluso, a sabiendas de ser indispensable para la continuidad de la actividad económica.

La contaminación atmosférica, tema recurrente del invierno capitalino, es un ejemplo que pone de manifiesto las contradicciones que enfrenta Chile como país casi desarrollado.

Si bien la concentración de los principales contaminantes atmosféricos ha disminuido  en los últimos quince años, ciertos contaminantes como el MP10 y el ozono troposférico aún superan ostensiblemente la normatividad chilena existente.  Dicho sea de paso, las normas chilenas distan de ser las más estrictas, duplicando y, en ocasiones, triplicando los estándares recomendados por la OMS. El ejemplo que salta a la vista es el del MP10, para el cual los limites anuales y de 24 horas son 50 y 150 µg/m3, mientras que la OMS recomienda 20 y 50 µg/m3, respectivamente.  Por otro lado, dentro del MP10 la fracción menor a 2,5 µm, se encuentra actualmente 200% por encima del valor recomendado por la OMS (10 µg/m3) lo que ratifica que, aún sin preemergencia ambiental, el aire que respiran los santiaguinos dista mucho de ser saludable.

[cita]Es claro que para mejorar la salud de los santiaguinos las acciones más discutidas e inmediatas como la reducción de las estufas a leña y el aumento de restricciones para vehículos, deben ir acompañadas de medidas en industrias y camiones con visión de largo plazo.[/cita]

¿Pero qué hacer? El Inventario de Emisiones del año 2005 realizado por la CONAMA, citado como el estudio más reciente de este tipo en la actualización del plan de prevención y descontaminación de la región metropolitana 2010, muestra que son las industrias y los camiones  las principales fuentes de emisión de los contaminantes estudiados.  Así, para el MP10, la contribución anual de las emisiones industriales en toneladas (1.267) duplica las de la combustión de leña residencial (693), mientras que las causadas por camiones (763) superan las de vehículos livianos (516). En el caso de los COV y NOx, precursores del ozono, la contribución de la  industria es aún mayor. Así mismo para el MP2,5 en Santiago, la responsabilidad de todos los sectores en los costos de mitigación es similar, esto a diferencia del sur de Chile donde el sector residencial tiene primacía.  Es claro que para mejorar la salud de los santiaguinos las acciones más discutidas e inmediatas como la reducción de las estufas a leña  y el aumento de restricciones para vehículos, deben ir acompañadas de medidas en industrias y camiones con visión de largo plazo.

El enfoque debe ser el de transformar un problema en oportunidad, facilitando la innovación, endureciendo la normatividad y dando incentivos a la eficiencia energética y al uso de electricidad y combustibles limpios. Otras medidas como el traslado de actividades industriales a zonas de mejor ventilación son también oportunidad de desarrollo.

En la descontaminación de Santiago, el gobierno y la industria pueden hacer la diferencia y quedar en la historia como aquellos que derrotaron la desidia transformándola en innovación.  Los gobiernos anteriores todos tenían su plan, y todos fallaron en su objetivo principal: hacer de la calidad de vida en la capital de Chile la prioridad de su desarrollo.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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