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Bolivia: Entre la reelección y Chile

Cristian Leyton
Por : Cristian Leyton Profesor Civil Academia de Guerra del Ejército. Investigador Asociado Centro de Estudios Estratégicos ANEPE.
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Bolivia parece estar ya inmersa, casi dos años antes de la próxima elección de un nuevo mandatario, en una campaña pre-Presidencial. La imagen política de Evo Morales conoce aún la repercusión negativa de los vaivenes del Gasolinazo de diciembre del 2010 y es necesario reconstruirla antes del 2014, si desean un tercer mandato del mandatario indigenista.

Las alertas se han encendido en el Palacio Quemado: un MAS, internamente debilitado, hace frente a un potencial cisma, divisiones al interior del Movimiento Al Socialismo de Evo denotan un proceso de desgaste progresivo. La Central Obrera Boliviana, aliado original y tradicional del líder cocalero, se alejó definitivamente  de su orbita política, amenazando de manera sistemática al aparato de gobierno paceño con movilizaciones nacionales. Mientras tanto, Santa Cruz de la Sierra, la adversaria natural de La Paz, sigue encarnando la materialización de un tipo de autonomía que va más allá de la que Evo impuso, aquella que fragmentó administrativamente y casi territorialmente el departamento camba.

En el proceso de reconstrucción de la unificación del movimiento masista un nuevo actor apareció, las FF.AA bolivianas. Estas ya habían desempeñado un rol relevante en la instauración del régimen de Evo al rayar la cancha de las transformaciones políticas, estableciendo una suerte de  casus belli político que, al violarlo, significaría su intervención: la vulneración o no de la institucionalidad constitucional. Gracias a esta advertencia, Evo encausó astutamente la transformación del sistema político, social y económico boliviano hacia un nuevo régimen, todo al interior de los límites institucionales, neutralizando a las mismas FF.AA y sectores de la Oposición cruceña. Hoy, observamos como estas mismas FF.AA, sus respectivos  liderazgos, participaron activamente en el VIII Congreso del MAS, en  violando, según algunos sectores políticos paceños, la nueva Carta Fundamental. Una señal clara del acercamiento de los Altos Mandos bolivianos a los liderazgos masistas.

El manejo económico de Evo Morales ha sido calificado como correcto por parte de instituciones como la Corporación Andina de Fomento y la ONU, la crisis del 2011 no ha afectado a Bolivia, en gran parte a las políticas económicas implementadas por Evo desde el 2006, no obstante que se mantiene en el antepenúltimo lugar de la producción industrial sudamericana (lugar 107).

Observamos, de esta manera, que la problemática mayor para la continuidad del liderazgo de Evo está íntimamente asociada al resquebrajamiento de su imagen política, al interior de su propio sector. La oposición se mantiene dividida, no solo a nivel nacional, sino que además a nivel Departamental, siendo el ejemplo cruceño el más claro y evidente. Evo necesita recomponer sus fuerzas, cristalizar la unidad del movimiento, fuertemente sacudida por luchas internas, por una alta corrupción y por sectarismos regionales.

¿Y Chile, que rol desempeña el “factor Chile” en este fenómeno de descomposición y debilitamiento del movimiento masista?

Seamos justos en incluir, en el factor de cohesión externo boliviano, a los EE.UU. quienes focalizan la atención negativa de amplios sectores cocaleros del movimiento, hoy gobierno. Chile, la imagen Chile, sigue anclada en la eterna demanda, y hoy en la que parece ser la eterna amenaza de internacionalizar en La Haya la pretensión boliviana. Aun persiste la duda si la cancillería paceña considera realmente ir ante el Tribunal Internacional o simplemente descubrió un nuevo instrumento de presión hacia el Edificio Carrera.

Lo que si está claro es que este semestre la cancillería chilena deberá desplegar todo su potencial diplomático “preventivo” a fin de frenar todo proyecto boliviano de focalizar la atención de dicha reunión en la demanda marítima en el marco de la XVll Asamblea General de la OEA, en Cochabamba.

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