Lo ocurrido con Punta Alcalde es un ejemplo que sirve para entender más o menos la seriedad con que el Gobierno ha enfrentado el tema. Porque teniendo ese proyecto estándares muchísimo mejores que los de Castilla en materia de contaminación, fue rechazado. Entonces uno se pregunta si la intervención de Jana (ex socio de Hinzpeter) en el proyecto no contribuyó a que el Gobierno le diera a Castilla la venia que se le negó a Punta Alcalde, a pesar y en contra de la información técnica disponible.
La imagen de unas torres de alta tensión atravesando la Patagonia me violenta; la idea de una central como Barrancones en medio de un santuario natural me repugna. Sufrir cortes de luz me preocupa y tener que pagar por ella el costo de un lujo asiático me aterra.
El hecho es que el tema energético no se reduce a una cuestión de sensibilidad estética y mucho menos a un problema doméstico como el que se produce cuando se corta la luz. La energía es un elemento clave para el crecimiento de un país y no tener una política seria al respecto es una irresponsabilidad de proporciones.
Porque una de las promesas de campaña era que para el año 2020, un 20% de la energía del país sería energía renovable. Suena bien, si no fuera porque hasta ahora no hay una idea clara de cómo cumplir con ella. Incumplimiento que se podría disculpar, si al menos uno no viera al Gobierno dispuesto a que el país pague el precio que sea con tal de no asumir él los costos políticos de aprobar otro tipo de proyectos.
Por eso, es inevitable preguntarle al Gobierno exactamente ¿Qué pretende?
[cita]Lo ocurrido con Punta Alcalde es un ejemplo que sirve para entender más o menos la seriedad con que el Gobierno ha enfrentado el tema. Porque teniendo ese proyecto estándares muchísimo mejores que los de Castilla en materia de contaminación, fue rechazado. Y entonces uno se pregunta si la intervención de Jana (ex socio de Hinzpeter) en él no contribuyó a que el Gobierno le diera a Castilla la venia que se le negó a Punta Alcalde, a pesar y en contra de la información técnica disponible.[/cita]
Lo ocurrido con Punta Alcalde es un ejemplo que sirve para entender más o menos la seriedad con que el Gobierno ha enfrentado el tema. Porque teniendo ese proyecto estándares muchísimo mejores que los de Castilla en materia de contaminación, fue rechazado. Entonces uno se pregunta si la intervención de Jana (ex socio de Hinzpeter) en el proyecto no contribuyó a que el Gobierno le diera a Castilla la venia que se le negó a Punta Alcalde, a pesar y en contra de la información técnica disponible. Y si no será verdad que lo de Barrancones fue, más que un exabrupto, una forma de hacer las cosas.
Uno se pregunta, también, si el rechazo de la Seremi de Copiapó a Punta Alcalde no estuvo determinado por el problema reciente que esa misma Seremi tuvo en Freirina. Y la pregunta tiene fundamento porque ¿Sabe usted el nivel de emisiones que llegaría a Huasco (la ciudad más cercana) con el funcionamiento de Punta Alcalde? Le cuento: 0,5 microgramos por metro cúbico, es decir, un número despreciable o equivalente a 0. Obviamente, aprobar el proyecto era correr el riesgo de un nuevo problema político.
Por otra parte, ¿Sabe usted cuál es la razón que da la Seremi de salud para objetarlo? Que se le debe demostrar, con la máquina en funcionamiento, que efectivamente su nivel de emisiones será el que garantiza la empresa. Máquina que, como es obvio, cuesta millones de dólares y que Endesa debería, de acuerdo a su criterio, comprar para realizar ante ella tales demostraciones. O sea, lo que la institucionalidad pide es nada menos que una demostración ex ante, pese a que la ley provee al Ejecutivo del poder de revocar los permisos si las empresas no cumplen con los estándares prometidos.
En suma, no tendremos energías renovables y hasta donde se ve, de ningún otro tipo. Vuelvo a preguntarle entonces al Gobierno ¿Qué pretende?
