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Basso sobre Basso

Por: Leonardo Basso Sotz, secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Acreditación.


Señor Director:

Durante gran parte del día de ayer, El Mostrador tuvo en primera plana una noticia que titulaba “El extraño cambio en la declaración del Secretario Ejecutivo de la Comisión Nacional de Acreditación que lo vinculaba a la UPV”. Esta nota representa un uso irresponsable y mañoso del poder de la prensa, como paso a explicar. La ‘noticia’ que se presentaba era acerca del error cometido por Patricio Basso al llenar un formulario, de manera tal que aparecía declarando haber trabajado para la Universidad Pedro de Valdivia y como secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Acreditación (CNA), simultáneamente, durante un mes. Como la misma nota lo explica —pero sólo al final— esto fue un error en el llenado de la declaración, el que fue subsanado tal como le fue demostrado a la periodista mediante varios documentos legales: simplemente, nunca existió tal traslapo. Sin embargo, la nota fue publicada igual, con el agravante de haber usado un tono para generar dudas respecto de la honorabilidad de Patricio Basso. Para ello, se usó dos estrategias en la nota: primero, se comenzó mencionando la acusación por negociación incompatible que enfrenta el ex presidente de la CNA Eugenio Díaz, por sus asesorías a la Universidad del Mar. Segundo, dejaron sólo para el final de la nota las explicaciones del error, a pesar de habérseles demostrado. Pero más grave aún es que la periodista de El Mostrador omitió dos importantes elementos, aun cuando estaba en perfecto conocimiento de ellos:

1) La nota menciona el caso de Eugenio Díaz al comienzo, pero no dice —a pesar de saberlo— que la persona que llevó los antecedentes del caso a Contraloría y al ministerio público fue Patricio Basso.

2) No dice que recientemente, y por primera vez, la UPV no fue acreditada, cosa que ocurrió con Patricio Basso en la Secretaría Ejecutiva de la CNA.

La nota de El Mostrador estuvo un día entero en primera plana, con un titular y una redacción ciertamente diseñados para generar dudas en los lectores respecto de la probidad del secretario ejecutivo. Pero sólo pudo lograr algo así mediante omisiones groseras de la realidad ¿quedaba algo de noticia, aparte de un error de llenado de un formulario, si se hubiese explicitado lo dos puntos que acabo de describir? Fue sólo después de un día entero que la redacción de El Mostrador reaccionó —ante mi insistencia— poniendo una nota al final del artículo, con los antecedentes que expliqué. Pero esta reacción está lejos de ser proporcional al daño que El Mostrador ha causado. El poder que la prensa tiene implica también responsabilidades a sus periodistas y editores, las que acá fueron violentadas ¿irá a estar esta carta un día entero en primera plana?.

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