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Allamand: en la mira Opinión

Allamand: en la mira

Gonzalo Bustamante
Por : Gonzalo Bustamante Profesor Escuela de Gobierno Universidad Adolfo Ibáñez
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Golborne, a pesar de contar con la “simpatía no disimulada” de los grandes grupos comunicacionales, de ser el ministro presidenciable que más figura, de seguir una estrategia de espectáculo de vodevil para derrochar “buena onda” y ejecutividad de “hacedor de nada” (simulacro de bombas, supervisión a los taxis en el aeropuerto, anuncios rimbombantes de puente sobre el canal del Chacao) sigue empatado con Allamand.


¿Cuál es el trasfondo real de los ataques actuales al ministro Allamand?

Es el candidato de centro-derecha más difícil de vencer para la Concertación.

¿Por qué? Posee una solidez de la cual carece el candidato de la UDI,  Laurence Golborne. Es más, este último a pesar de contar con la “simpatía no disimulada” de los grandes grupos comunicacionales, de ser el ministro presidenciable que más figura, de seguir una estrategia de espectáculo de vodevil para derrochar “buena onda” y ejecutividad de “hacedor de nada” (simulacro de bombas, supervisión a los taxis en el aeropuerto, anuncios rimbombantes de puente sobre el canal del Chacao), sigue empatado con Allamand. Pareciera que para no pocos, su intento de risa y simpatía permanente, sumado a su negación insistente de que no es “candidato” a pesar de ser evidente que sí, ha pasado a ser una actitud que combina en cierto imaginario: ramplonería, cierta insinceridad y algo particularmente irritante para el electorado, creer a la ciudadanía, al menos, no tan inteligente como el propio candidato supone serlo.

Golborne goza por parte de la Concertación y oposición en general de la “paz del globo”. Es deseable que se infle, porque es seguro que en algún momento el aire que le entre superará la capacidad de la estructura que lo contiene.

No es el caso de Allamand.

El otrora líder de la llamada Patrulla Juvenil ha experimentado distintas valoraciones por parte de sus adversarios políticos. Desde la centro-izquierda muchas veces fue mencionado como un ejemplo de una derecha deseable en democracia. No en vano el ex senador Gabriel Valdés señaló en su minuto que el progresismo no era patrimonio de ellos, por ejemplo, a su parecer uno de los hombres más progresistas de nuestro país era el propio Allamand. En esa calificación, Valdés no estaba solo, varios miembros de la entonces coalición gobernante compartían ese juicio.

[cita]De ser el titular de Defensa candidato, Bachelet deberá enfrentar a un político de reconocida solidez y no de simple popularidad circunstancial. Basta ponerse en el escenario de un debate: Bachelet, ME-O, Parisi, Allamand. Si se altera el último factor, por ejemplo por Golborne, el resultado es evidente: el ex gerente de Cencosud queda último.[/cita]

Posteriormente, una vez que el dirigente de RN volviese de la Travesía del Desierto y fuese un actor relevante de la estrategia que finalmente llevó a la centro-derecha al poder, comunicacionalmente se convertirá para la Concertación en uno de los hombres a destruir. Será así como tratarán de transformar al denunciante de los fácticos, en uno de ellos.

Lo que nunca ha ocurrido es que sus enemigos, tanto de otros sectores como del propio, nieguen su capacidad y fondo político. Eso mismo explica su competitividad para esta carrera.

De ser el titular de Defensa candidato, Bachelet deberá enfrentar a un político de reconocida solidez y no de simple popularidad circunstancial. Basta ponerse en el escenario de un debate: Bachelet, ME-O, Parisi, Allamand.

Si se altera el último factor, por ejemplo por Golborne, el resultado es evidente: el ex gerente de Cencosud queda último. Permite a Bachelet figurar como la única con experiencia y aplomo presidencial y el ministro de Obras Públicas será atacado, por todos, por uno de los temas de más alta sensibilidad hoy: el rol de las grandes empresas, los abusos a los consumidores, que se ligarán a su largo paso por el retail y Energía. Bachelet 2.0 será un político más experimentado, con los pergaminos de su paso por la ONU, con una imagen que buscará aprovechar el deterioro que ha sufrido la imagen presidencial en el período actual para encarnar el reposicionamiento de la importancia de la figura del Jefe de Estado.

Por el contrario, el primer escenario es de alta complejidad para la candidata concertacionista. Allamand puede competir de igual a igual con la ex mandataria en la revaloración del primer cargo de la nación desde una mirada de estadista. Es un tema no menor en períodos que han sido percibidos como de pérdida de la seriedad y estabilidad política.

En el ministro de Defensa tendría un rival, en cuanto político, de su nivel y además deberá enfrentar la retórica antipartidos de Parisi y anti-Concertación de ME-O.

Lo más probable es que asistiremos de modo paulatino a una escalada de los ataques de la oposición al ministro Allamand. Mientras más se acerque la primaria de la centro-derecha, más fuerte serán los mismos.

La Concertación tratará de jugar un papel en la elección de su rival y eso, no tiene nada de reprochable. Es simple inteligencia política.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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