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Reforma tributaria: triunfo del Meo-Piñerismo

Jorge González
Por : Jorge González Ph. D. Profesor Universidad Adolfo Ibáñez (Valparaiso, Chile)
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La aprobación de la reforma es lo preferido por esos votantes en el centro que, al no tener mayor preferencia por una u otra opción, valoran más el que se alcancen acuerdos, agregándose que la moderación implícita en las soluciones de transacción, les es más atractiva a estos independientes, que a los politizados extremos. Así como la aprobación de la reforma fue perseguida (y lograda) por ser lo preferido por esos votantes en el centro, que de no producirse un cambio sustantivo en el paisaje electoral e institucional decidirán las próximas elecciones presidenciales y que explican la estrategia comunicacional del Presidente.


La aprobación de una reforma tributaria que deja igualmente insatisfechos al grueso de ambas coaliciones es la culminación de una estrategia política que está destinada a satisfacer a una fracción del electorado, esa que definió la última elección presidencial y que puede ser determinante en las próximas elecciones de 2013.

De ese quinto del electorado instalado en el centro político, que en 2009 votó mayoritariamente por Marco Enríquez en primera vuelta (dos tercios de ellos, aproximadamente un 14 %) y que se dividió en partes más o menos iguales (entre Frei y Piñera) en la segunda y que con ello dio el triunfo al actual Presidente, es esperable que sea decisivo nuevamente en las elecciones presidenciales del 2013; y no es descartable que también lo sea en las de 2017. Esto, a no ser por cambios muy sustantivos en las preferencias o composición del electorado, o las muy improbables reformas institucionales (reforma al binominal, asamblea constituyente, etc.). La emergencia del grupo de votantes que no está encapsulado en ninguna de las coaliciones dominantes fue el resultado del llamado “vaciamiento del centro” a consecuencia del movimiento hacia la izquierda de la DC (y de la Concertación) y el no ocupamiento de ese espacio por los partidos de centro derecha (ni de centro izquierda), lo cual fue documentado desde su génesis por X. Hinzpeter y A. Lehman en varios artículos del CEP en los 90s.

[cita]La aprobación de la reforma es lo preferido por esos votantes en el centro que, al no tener mayor preferencia por una u otra opción, valoran más el que se alcancen acuerdos, agregándose que la moderación implícita en las soluciones de transacción, les es más atractiva a estos independientes, que a los politizados extremos. Así como la aprobación de la reforma fue perseguida (y lograda) por ser lo preferido por esos votantes en el centro, que de no producirse un cambio sustantivo en el paisaje electoral e institucional decidirán las próximas elecciones presidenciales y que explican la estrategia comunicacional del Presidente.[/cita]

Ya antes había sido predicho por J. Dow en 1991 en un artículo en la prestigiosa revista Public Choice, donde se demostraba cómo el sistema binominal produce los incentivos que empujan a los candidatos al Parlamento hacia sus respectivos extremos. El distanciamiento en 2009 de ese electorado con las dos candidaturas principales (Frei y Piñera) explicó la rápida subida de Meo del 5 % al 15 % en sólo unas pocas semanas.

Recuérdese que luego que Meo anunciara su renuncia al PS y propusiera profundas reformas políticas y las más audaces privatizaciones desde el regreso a la democracia (incluyendo una porción de Codelco), capturó más de la mitad del quintil de centro del país. Ese fue un bien estudiado “gambito” que le permitió en la primera vuelta obtener una mayor porción de ese electorado que la de los candidatos de las principales coaliciones juntos, a pesar de la gran superioridad en recursos económicos y políticos de Frei y Piñera.

Fue la mejor demostración que el vaciamiento del centro a consecuencia del binominal predicho por los estudiosos de los sistemas electorales, era una realidad a ser considerada en las estrategias electorales.

Pero los liberales por MEO no son los únicos estudiosos de los efectos de los sistemas electorales, el Presidente es uno de los políticos chilenos que más sabe y usa estos conocimientos. Eso explica la persistencia para conseguir la aprobación de una reforma (alza moderada) tributaria que no estaba en el programa de la Alianza y que tal como insistieron importantes dirigentes de derecha, va en la dirección contraria de lo que ese sector postula (que es bajar tributos). Algo análogo sucedió en la Concertación, donde las preferencias son por incrementos tributarios más sustantivos, que permitieran recaudar al menos cinco veces lo propuesto y que además se oponían a las propuestas de rebajas para los sectores medios y altos.

Más aún, en el largo proceso de negociaciones se implementaron modificaciones que hicieron la reforma acordada aún menos satisfactoria para ambas coaliciones, nuevamente por las razones opuestas, consistentemente con las asimetrías en las preferencias de los votantes encapsulados por las dos coaliciones en los extremos. Sin embargo, la aprobación de la reforma es lo preferido por esos votantes en el centro que al no tener mayor preferencia por una u otra opción, valoran más el que se alcancen acuerdos, agregándose que la moderación implícita en las soluciones de transacción, les es más atractiva a estos independientes, que a los politizados extremos. Así como la aprobación de la reforma fue perseguida (y lograda) por ser lo preferido por esos votantes en el centro, que de no producirse un cambio sustantivo en el paisaje electoral e institucional decidirán las próximas elecciones presidenciales y que explican la estrategia comunicacional del Presidente. Él ha soportado altos costos en términos de (des)aprobación en su propio sector (los que lo votaron en primera vuelta) con tal de mantenerse como el preferido por este grupo (los que lo votaron en segunda vuelta); que es lo que le está dando el signo a su administración y de ahí que podamos referirnos tanto a esta estrategia como a la reforma tributaria, como el triunfo del Meo-Piñerismo.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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