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Paleteados

Manuel Riesco
Por : Manuel Riesco Economista del Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo (Cenda)
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«No debo servir a mis vecinos distantes a expensas de los más cercanos,» decía Mahatma Ghandi. Esta sabia máxima, que a menudo se olvida en el entusiasmo revolucionario, resulta útil asimismo para determinar el ritmo óptimo de explotación de recursos naturales limitados. La India ha venido siguiendo a pie juntillas a su fundador, restringiendo drásticamente la exportación de mineral de hierro, destinándolo a su industria interna. De paso, ha forzado una fuerte alza en el precio internacional y reservado parte de sus riquezas para explotarlas más adelante, cuando su escasez sea manifiesta. ¡Hablemos de nacionalismo de recursos!

Chile ha venido haciendo exactamente lo contrario: sobre explotarlos y malvenderlos, para beneficio de  grandes corporaciones rentistas, que se han apropiado de sus minerales sin pagar un peso y de «vecinos distantes,» a los que conviene que sea el mercado de hoy y no el de mañana el que fije el precio a estos recursos escasos.

Una seguidilla de prohibiciones y alzas de tarifas a las exportaciones de mineral de hierro, por parte del gobierno de la India —la más reciente incrementó estas últimas en un 30 por ciento—, las han reducido drásticamente. Hasta hace poco, era el tercer exportador mundial de este mineral, despachando un record de 119 millones de toneladas el 2009. El último trimestre del 2012, en cambio, las exportaciones se frenaron a sólo 1,4 millones de toneladas. El impacto sobre el precio mundial del mineral de hierro ha sido considerable. Ha alcanzado un record de 155 dólares la tonelada, un alza de tres cuartos desde septiembre pasado, de los cuales al menos 40 dólares se explican por la restricción en las exportaciones de la India, según la consultora especializada Macquarie, citada por el diario británico Financial Times del 19 de febrero del 2013. Otros productores mundiales, principalmente los de Australia y Brasil, que son los principales, están recibiendo utilidades extraordinarias, al tiempo que los productores indios de acero tienen abastecimiento abundante a precios algo más reducidos (FT 19/02/2013).

La situación de la India obedece a circunstancias muy particulares, principalmente, la decisión del gobierno de poner coto a la producción ilegal de mineral de hierro, que había alcanzado grandes proporciones en algunos estados de ese inmenso país, así como el cobro insuficiente de regalías en otros. Con toda seguridad, la producción y en parte las exportaciones, se van a normalizar rapidamente, una vez que se establezca una política de cobros adecuada.

Sin embargo, la situación producida en la India permite sacar lecciones importantes para Chile. En primer lugar, recordar la denominada «renta intertemporal,» que afecta a los recursos no renovables, los cuales, como demostró el gran economista estadounidense Harold Hötelling (1895-1973), siempre conviene reservar en parte para explotarlos más adelante, de modo de maximizar el valor presente de los mismos. Formuló la sencilla «Regla de Hötelling«, que establece que el ritmo óptimo de explotación de estos recursos, es aquel que garantiza un incremento anual de precios igual a la tasa de interés de largo plazo.

«Contemplando la desaparición de los recursos mundiales de minerales, bosques y otros activos no renovables —escribió Hötelling en 1931—, ha llevado a exigencias de regulación de su explotación. El sentimiento que estos productos están actualmente muy baratos para el bien de las futuras generaciones, que están siendo explotados de modo egoista a una tasa demasiado rápida, y que a consecuencia de su excesiva baratura están siendo producidos y consumidos en forma que se desperdician, ha dado origen al movimiento conservacionista.»

Por otra parte ¿se puede encontrar un ejemplo más espectacular, del enorme impacto sobre el precio mundial de un mineral, de la oferta en un productor importante, en este caso la India? Ello desmiente categóricamente las interesadas «teorías,» sostenidas durante la década de 1990 por «expertos» de Cochilco y otros lobbystas de las mineras privadas, que aseguraban que Chile, que pesa en el mercado mundial del cobre muchísimo más que la India en el del hierro, era sólo un «tomador de precios», sin influencia alguna sobre el mismo.

Como denunció entonces hasta el cansancio el economista Orlando Caputo, la política de regalar las pertenencias mineras, establecida por la dictadura de Pinochet e implementada por los gobiernos de la Concertación, generó tal avalancha de inversiones por parte de las grandes corporaciones rentistas, que el aumento de la oferta desde Chile excedió el aumento total de la demanda mundial, que fue muy importante en esos años, desplomando el precio del cobre hasta 0,62 dólares por libra en octubre del 2001. El derrumbe de precios solo terminó, cuando Minera Escondida —que ya había sentado sus reales de gran productor en Chile— decidió a fines de ese año restringir la producción, seguida inmediatamente por Codelco bajo la dirección de Juan Villarzú.

Pero no aprendemos nada. Actualmente, el boom en el precio internacional ha provocado un nuevo exceso de inversiones en minería. Solo en Chile, hay proyectos aprobados por más de cien mil millones de dólares para los próximos cinco años, a los que hay que sumar los de otros países. Es fácil calcular —a lo mejor Caputo nos hace nuevamente ese gran servicio— que todos esos proyectos sumados exceden incluso las más enloquecidas proyecciones de demanda para el mismo periodo. Sin considerar que parte significativa de dicha «demanda» ha estado motivada por la especulación desatada en los precios de «commodities», por la extraordinaria emisión monetaria de los bancos centrales de las principales potencias, a consecuencia de la crisis; fenómeno que terminará asimismo, tarde o temprano.

De este modo, marchamos alegremente a la repetición de lo ocurrido a fines de los años 1990 y principios de los 2000: a) «boom» económico inducido por la renta del cobre transferida desde el exterior —no por valor agregado por el trabajo de chilenas y chilenos, que mayoritariamente trabajan precariamente en el comercio y servicios improductivos; b) desplome del precio del cobre, provocado en parte significativa por la sobreproducción generada desde Chile; c) nueva crisis y aumento del desempleo.

En el origen de todo ello, está la política antinacional de regalar los riquísimos recursos naturales del país a las grandes corporaciones rentistas, que hegemonizan a la elite y determinan las políticas del país, en perjuicio de todo el resto, incluidos los auténticos empresarios capitalistas.

¿Seremos paleteados… ?

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