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El Golpe: cuando Frei y Allende se enojaron Opinión

El Golpe: cuando Frei y Allende se enojaron

Una vez en el gobierno, la campaña de desprestigio de la UP en contra Frei fue tan dura como la campaña del terror que la DC había montado en la elección de 1964 (¿vuelta de mano?). Lo acusaron de corrupción, de apoyo de la CIA, de intentar impedir la asunción de Allende y todo lo que uno pudiera imaginarse. Un dolido Eduardo Frei pidió defenderse por cadena nacional, el gobierno se lo negó.


*Gonzalo Arenas Hödar es diputado UDI.

Eduardo Frei Montalva y Salvador Allende Gossens, fueron los líderes políticos más destacados de la segunda mitad del siglo XX en nuestro país. Hicieron carreras públicas casi en paralelo y mientras ambos eran Senadores, forjaron una importante amistad.

Una amistad que incluso sobrevivió a la elección presidencial de 1958, en la que ambos se enfrentaron en una campaña limpia y con un enemigo común: Alessandri, quien en definitiva resultaría victorioso.

Terminada la elección, la amistad continuó con buena salud y en 1959 ambos líderes viajaron al cambio de mando en Venezuela, invitados por Rómulo Betancourt.

En el Congreso Pleno del 21 de Mayo de 1961, la relación fue de nuevo puesta a prueba, cuando ambos senadores, en un hecho poco común, intentaron interrumpir la sesión en protesta por el supuesto fraude electoral que había dejado fuera del Senado al DC Juan de Dios Carmona. Si había que defender la voluntad popular y la salud de la democracia, Frei y Allende siempre encontraban apoyo el uno en el otro. Era una sólida amistad republicana que vivieron compartiendo la misma tribuna (Senado), el mismo ideal (terminar con las injusticas que se vivían en el país) y contra el mismo enemigo (la derecha).

[cita]Algunos dirán ¿y la derecha? ¿Qué pasó con ellos? En 1964 obtuvo el 12,5 % de los votos y en 1969, como gran cosa, alcanzó un magro 20,9 %. La derecha en dicho período fue la primera en desechar la democracia e incitar al Golpe de Estado. La derecha entre 1970-1973 nunca estuvo en el bando de los demócratas. De ellos, no se podía esperar mucho más (lo digo con vergüenza). Pero de los demócratas (Frei y Allende) ¿Se pudo haber esperado mucho más? [/cita]

Sin embargo, la elección presidencial de 1964 marcaria el principio del fin de aquella relación. Los partidarios de Frei iniciaron una gran campaña del terror. «El comunismo es la muerte» decía un famoso cartel de la época. La campaña del terror fue especialmente efectiva entre las mujeres y Frei se impuso con un 56 % de los votos. Salvador Allende culparía siempre a Frei de dar el visto bueno a esa verdadera campaña sucia. La primera afrenta se había consumado y Salvador Allende rompía su amistad con el ahora Presidente electo.

Después de la victoria de Frei, Allende no lo fue a felicitar, y ni siquiera reconoció públicamente su triunfo. Estaba dolido y como afirmaría más tarde, fue una «victoria sucia». Así, el Partido Socialista declaraba que al nuevo gobierno DC «le negaría la sal y el agua» a tal punto, que las fuerzas de izquierda no concurrieron al Congreso Pleno que debía proceder a la proclamación de Eduardo Frei como Presidente de Chile, haciendo fracasar la sesión por falta de quórum. Así, a partir de la elección de 1964, los enojos y la enemistad entre Frei y Allende, ya comenzaban a contaminar las instituciones democráticas.

En 1967, el doctor Salvador Allende era elegido presidente del Senado. Cuentan que en el 21 de mayo de ese año, cuando tuvo que presentar al Presidente Frei ante el Congreso Pleno, lo hizo tan molesto y con tan mala cara que Frei le habría dicho «Ríete Chicho». Al parecer Frei todavía lo sentía cercano. Claro, no había sido él quien recibiera los golpes de una campaña de desprestigio. El agraviado hasta ese momento era solamente Allende.

Pero las afrentas en política se pagan, y en 1967, en un hecho inédito, el Senado presidido por Allende, le negaba al presidente Frei el permiso constitucional para viajar a Estados Unidos invitado por el presidente Johnson. Poco tiempo después, en un viaje a Inglaterra, Allende como presidente del Senado desairaba a Frei negándose a asistir a la cena que éste daba a la Reina Isabel II.

En la actividad política, prácticamente todo es personal. El político participa con todo su ser, las 24 horas al día y a consecuencia de eso, es que las pasiones y odiosidades que dicha actividad es capaz de generar son tan fuertes.

Cuando la pólvora está en su lugar, solo basta una pequeña chispa para generar la explosión. El 9 de Marzo de 1969, en el desalojo de una toma en Puerto Montt, fallecieron 8 pobladores y otros 47 resultaron heridos por Carabineros. Salvador Allende acusó al gobierno de Frei y específicamente a su ministro del interior, Pérez Zujovic, de cometer «un crimen colectivo y premeditado». Seguramente Eduardo Frei ya no le diría nunca más al amigo Salvador Allende: «Ríete Chicho».

Después del triunfo de Salvador Allende en las presidenciales de 1970 y ante el pánico que se generó en parte de la ciudadanía, Allende le pidió a Frei que reconociera públicamente su triunfo. El presidente Frei no lo hizo (¿vuelta de mano del 64?), es más, en una comida que sostuvieron antes del traspaso del mando, Allende volvió a pedir ayuda a Frei, y según el propio Gabriel Valdés, Frei le habría contestado: «Salvador, yo no te voy a ayudar, mi conciencia me dice que cuanto menos dure tu gobierno, mejor».

Después vino el asesinato del ex ministro del Interior Pérez Zujovic, supuestamente en venganza por la matanza de Puerto Montt y, desde ahí, el propio Frei debió comenzar a temer por su vida. La sangre ya había llegado al río.

Una vez en el gobierno, la campaña de desprestigio de la UP en contra Frei fue tan dura como la campaña del terror que la DC había montado en la elección de 1964 (¿vuelta de mano?). Lo acusaron de corrupción, de apoyo de la CIA, de intentar impedir la asunción de Allende y todo lo que uno pudiera imaginarse. Un dolido Eduardo Frei pidió defenderse por cadena nacional, el gobierno se lo negó.

En la campaña de 1964, Frei atacó a Allende; entre 1964-1970 Allende atacó a Frei, desde 1970 ambos se atacaron sin compasión: la convivencia de los demócratas se había terminado.

Durante 1973, todo Chile sentía que se aproximaba un final trágico. En los últimos intentos desesperados por evitar el Golpe, en julio de ese año, el Comandante en Jefe del Ejército Carlos Prats habló con Allende y Frei intentando buscar un acercamiento, pero fracasó. Lo mismo ocurrió con el intento de la Iglesia Católica que terminó en nada a principios de Agosto de 1973. Los demócratas ya no se hablaban. Si Allende y Frei no se hubiesen distanciado a esos niveles tan profundos ¿se habría evitado el Golpe?

Algunos dirán ¿y la derecha? ¿Qué pasó con ellos? En 1964 obtuvo el 12,5 % de los votos y en 1969, como gran cosa, alcanzó un magro 20,9 %. La derecha en dicho período fue la primera en desechar la democracia e incitar al Golpe de Estado. La derecha entre 1970-1973 nunca estuvo en el bando de los demócratas. De ellos, no se podía esperar mucho más (lo digo con vergüenza).

Pero de los demócratas (Frei y Allende) ¿se pudo haber esperado mucho más?

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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