Son cientos de jóvenes los que llegan cada año a un lugar donde nadie los conoce, con una mochila cargada de compromiso, ilusión y mucha energía, además de una fuerte voluntad y decisión de ayudar a construir una sociedad mejor; cientos de jóvenes que un día decidieron apostar por esta “experiencia” Servicio País y se donaron a sí mismos.
Imagina que te presentan una alcancía gigante. En una de sus paredes laterales hay una escalera larga que conduce hasta su ranura. La abertura es tan amplia que puede entrar una persona. Ahora imagina que te invitan a pasar a través de ella: “Dónate”, te piden. “No queremos tu plata, te queremos a ti”. Pero no te lances todavía; lee primero los motivos por los que es importante que realices esta “donación”.
La alcancía gigante que el programa Servicio País de la Fundación Superación de la Pobreza ha sacado a la calle en estos días invita a entrar a todos aquellos jóvenes profesionales de nuestro país que quieran contribuir a la construcción de una sociedad más justa y solidaria. La decisión de donarse a sí mismos y de participar en esta “experiencia”, que supone trabajar durante un año en comunidades rurales y aisladas de Chile, estará abierta durante todo el presente mes de octubre.
Fíjense que hablo de “experiencia”. Y lo hago porque estoy convencido de que Servicio País no es un trabajo cualquiera. Durante el largo tiempo que llevo vinculado a la Fundación he aprendido que Servicio País es un trabajo que marca la trayectoria, tanto profesional como personal, de casi todas las personas que pasan por él. Puede que se deba a que en el año que dura esa “experiencia” uno se aleja de su contexto habitual, conoce nuevas culturas, nuevas formas de entender y hacer la vida y, sin duda, queda en los corazones de nuestros jóvenes como una historia hermosa y potente que bien merece ser contada a los nietos.
No es casualidad que cuatro de cada diez profesionales se queden después trabajando en la región. Los lazos que se construyen con la comunidad local, al cabo de un año esforzándose en conjunto para superar sus niveles de pobreza y exclusión, son tan fuertes que resulta difícil marcharse.
Ya llevamos 19 generaciones de profesionales con vocación solidaria, ganas de entregar y de aprender, que han pasado por esta “experiencia” única que ofrece Servicio País; cerca de 4.000 profesionales que durante los últimos 20 años han aportado al desarrollo del país, y muy en especial a la construcción de un Chile sin pobreza.
Recuerdo que el primer año que poníamos en marcha el programa, en 1995, los profesionales que enviábamos a regiones eran prácticamente los únicos profesionales que habitaban en las comunas a las que llegaban. Es decir, que en aquel Chile de antaño, donde persistían las peores formas de pobreza y desigualdad social y territorial, Servicio País contribuía a descentralizar el capital humano del país.
Afortunadamente, muchas de esas necesidades básicas de falta de bienes o de acceso a servicios las hemos ido superando. El Programa ha sido testigo de ello. Sin embargo, aún enfrentamos una desigualdad e inequidad territorial muy graves que intensifican la brecha en el acceso a oportunidades de calidad y que dibujan nuevas formas de pobreza.
¿Cómo se explica, si no, que en Chile todavía existan más de 20.000 hogares que no tienen electricidad? ¿O que en algunas zonas no se disponga de agua suficiente para el consumo humano? Son algunos de los temas que marcan esa otra cara de la pobreza que sigue instalada en las localidades más apartadas de nuestro país, y que dicen mucho respecto de los desafíos que aún enfrentamos como nación. Y ahí es donde entra la labor de nuestros profesionales Servicio País, que se trasladan cada año a las comunas más pobres y aisladas de nuestro territorio.
Al mismo tiempo, el Programa se ha ido reinventando a partir de las nuevas necesidades y formas de pobreza que han surgido en el país en los últimos años. A través de diagnósticos participativos con las comunidades y los lazos que establecemos con los municipios rurales, se van identificando aquellos problemas que hoy resultan centrales a los efectos de permitir a todas las personas y comunidades de Chile mejorar su nivel y calidad de vida.
En estos momentos, Servicio País tiene a 300 profesionales distribuidos en todo Chile, que están experimentando de primera mano la realidad de muchos de nuestros compatriotas afectados por la pobreza y la vulnerabilidad. A su vez, son cientos de jóvenes los que llegan cada año a un lugar donde nadie los conoce, con una mochila cargada de compromiso, ilusión y mucha energía, además de una fuerte voluntad y decisión de ayudar a construir una sociedad mejor; cientos de jóvenes que un día decidieron apostar por esta “experiencia” Servicio País y se donaron a sí mismos.
Ahora sí. Tienes una alcancía gigante delante de ti. ¿Te donas?
