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Tren bala

Cristián Ducoing
Por : Cristián Ducoing Escuela de Ingeniería Comercial, Universidad de Valparaíso
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Si Chile pretende estar entre los países que quieren ser pioneros en una defensa integral del medio ambiente, el reemplazo gradual de medios de transporte contaminantes es una señal contundente en esta dirección. Por último, pero no menos importante, un proyecto de este estilo traería aparejado un desarrollo tecnológico y de capital humano obligado, potenciando a las empresas chilenas de punta y a las personas que trabajan en ellas.


Hace unos días, tuve mi enésimo problema en el bus de una compañía que presta servicios entre Viña del Mar y Santiago. Los precios del bus no son altos, pero la atención es bastante deficiente y es algo con lo que me he encontrado en las diversas compañías que he utilizado. Mucho se habla de la competencia en Chile y como ésta mejoraría los precios y la calidad de los servicios ofrecidos a los clientes. En los buses a la región central vemos claramente cómo esta afirmación no es del todo cierta.

Aunque ha habido mejoras, especialmente en la posibilidad de adquirir pasajes junto con una renovación de las máquinas, que han subido los estándares de calidad, en costos sociales agregados, el servicio de transporte interurbano entre la RM y la región de Valparaíso sigue sin ser óptimo, y probablemente nunca lo será bajo el esquema actual, porque no existe una real competencia a los buses. Ante esta situación, resurge la idea de un tren de alta velocidad, popularmente conocido como tren bala.

El trayecto entre Valparaíso y Viña del Mar es de alrededor de 120 km y los buses tardan un promedio de 2 horas desde el terminal Alameda y 1 hora con 40 minutos desde el terminal Pajaritos. Un tren bala es carísimo; en España, con una geografía incluso menos compleja que la nuestra, el precio del AVE (Alta Velocidad Española) entre Barcelona y Madrid costó 14,4 millones de euros por kilómetro.

[cita]Si Chile pretende estar entre los países que quieren ser pioneros en una defensa integral del medio ambiente, el reemplazo gradual de medios de transporte contaminantes es una señal contundente en esta dirección. Por último, pero no menos importante, un proyecto de este estilo traería aparejado un desarrollo tecnológico y de capital humano obligado, potenciando a las empresas chilenas de punta y a las personas que trabajan en ellas.[/cita]

Trasladando este costo, que fue un 30% superior al estimado inicialmente, a una vía Santiago – V Región, considerando 120-130 kilómetros, este superaría el trillón de pesos chilenos (exactamente, $1.310.400.000.000). Considerando que el costo aproximado del puente sobre el Canal de Chacao sería un tercio de este valor (650 millones de dólares) se podría poner en duda fácilmente el coste-beneficio de una obra de esta envergadura, no obstante, hay otros elementos que permiten considerarla beneficiosa para la región y el país.

En primer lugar, la historia económica nos enseña que la integración de mercados es una de las claves para el desarrollo. Generar un proyecto que acerque la capital con el puerto y viceversa, generará un estímulo enorme a la construcción inmobiliaria en la región y aliviará la escalada de precios de las viviendas que está ocurriendo en la Región Metropolitana.

En segundo lugar, el ya abundante flujo de personas que vive en Viña del Mar y trabaja en Santiago, los estudiantes que han elegido la Quinta Región como la ciudad de su formación terciaria y, obviamente, los turistas extranjeros que arriban a Santiago, ahorrarán una cantidad de tiempo que no es menor en una medida agregada de horas/hombre, pensando que una de las grandes compañías de buses traslada entre 4 mil y 6 mil pasajeros al día.

Tercero, si Chile pretende estar entre los países que quieren ser pioneros en una defensa integral del medio ambiente, el reemplazo gradual de medios de transporte contaminantes es una señal contundente en esta dirección. Por último, pero no menos importante, un proyecto de este estilo traería aparejado un desarrollo tecnológico y de capital humano obligado, potenciando a las empresas chilenas de punta y a las personas que trabajan en ellas.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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