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Simce TIC y generación Z: el foco está en el aula

Rodolfo Hidalgo
Por : Rodolfo Hidalgo Director de Contenidos , Editorial Santillana Chile
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En este nuevo escenario, el profesor tiene un nuevo rol como guía. Su misión hoy es enseñar a pensar y a ser crítico respecto de, por ejemplo, la información que le entrega instantáneamente la web. Algo que Google no logrará jamás sin la mediación docente.


Hace unos días conocimos los resultados del Simce de Tecnologías de la información y la Comunicación (TIC), los que no son alentadores: casi la mitad de los estudiantes de 2° medio solo tienen un dominio básico de estas herramientas.

¿Es una contradicción impensada? ¿Es lógico que aquellos que son los llamados a dominar lo digital tengan estos bajos logros? Sí, todos los que pertenecen a la denominada Generación Z –los nacidos a fines de los 80, según Prenzky (2001)–, también nativos digitales, crecieron en un entorno masificado por la tecnología y son justamente los que no alcanzan resultados de excelencia al ser evaluados en su “ecosistema natural”.

Analicemos a esta generación –cómo se comportan, cuáles son las características de estos nativos en su entorno– y veamos si podemos encontrar algunas posibles razones a esta aparente contradicción. Sabemos que están siempre conectados, se comunican a través de redes sociales, comparten y generan habitualmente contenidos (no educativos, por cierto) para sus pares; tienen un valor estético alto y exigente y que valoran más la forma que el contenido. Por una parte, se dice que son más individualistas, pero, por otra, al estar conectados necesitan de las redes sociales. Son activos en organizaciones sociales, en temas ciudadanos y están mucho más informados que las generaciones anteriores. Tienen más oportunidades y, por lo tanto, son más exigentes. Si hay algo que no les gusta, se desvinculan en forma rápida, lo que para el mundo de los adultos podría tomarse como falta de compromiso. Pero esta interpretación se hace desde nuestra lógica análoga, que no es el paradigma que ellos viven y sienten.

[cita]En este nuevo escenario, el profesor tiene un nuevo rol como guía. Su misión hoy es enseñar a pensar y a ser crítico respecto de, por ejemplo, la información que le entrega instantáneamente la web. Algo que Google no logrará jamás sin la mediación docente. [/cita]

¿Cómo tienen que ser los profesores para llegar a esos alumnos?

Los adultos, padres y profesores vivimos un aula más estática en nuestra época escolar, con cánones más rígidos: el profesor entregaba la información y el alumno la recibía y almacenaba. Hoy, el estudiante Z no entiende ese modelo y busca un nivel de relación que intenta replicar la experiencia digital que vive fuera del colegio. Esa es la discordancia.

Podríamos pensar que al preparar aulas digitales para ellos, esto es, incorporando dispositivos móviles –tablets, smartphones–, ancho de banda ilimitado, entre otros, el problema estaría resuelto, pero no es así; la mera adición de gadgets sin valor didáctico no lo soluciona.

Para implementar un plan tecnológico en el aula es necesario elegir de acuerdo al proyecto pedagógico del colegio y aplicarlo gradualmente. Además, se debe contar con la motivación de varios actores: directivos, docentes y familias. No necesitamos instalar equipamiento per se; se requiere cambiar la didáctica, reconocer el contexto de esos jóvenes, generar un plan que implique capacitar y acompañar todo el año al cuerpo docente e involucrar a apoderados y familias.

En este nuevo escenario, el profesor tiene un nuevo rol como guía. Su misión hoy es enseñar a pensar y a ser crítico respecto de, por ejemplo, la información que le entrega instantáneamente la web. Algo que Google no logrará jamás sin la mediación docente.

Con todo, la manera de enfrentar con contenido la instalación de cualquier plan para integrar tecnología al aula pasa por considerar algunas claves que surgen de la investigación. Acá les dejo dos muy útiles:

1. El contenido más que el contenedor. Qué quiero enseñar es lo que determina el equipo (hardware) que necesito, y no al revés.

Muchas veces se piensa en sumar tabletas al aula, pero no se ha definido qué contenido quiere trabajarse. Se olvida que su capacidad de almacenamiento es baja y que hay pluggins que no están aún disponibles para poder ver y usar ciertos contenidos.

2. Acompañamiento. Cualquier instalación tecnológica requiere una formación previa del profesorado y apoyo permanente, clave del éxito para asegurar el uso didáctico de los dispositivos y recursos digitales, más aun cuando la formación inicial docente, a mi entender, todavía no considera la variable digital con la intensidad y frecuencia requeridas.

La integración de las tecnologías al aula es una decisión importante y cobra más valor cuando la reflexión se hace desde el proceso enseñanza-aprendizaje y no como una herramienta de marketing para vernos “digitales”, cuando por dentro seguimos siendo “análogos”.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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