Hemos sido protagonistas de un arte que se instala en nuestro país, que crece día a día, hemos sido testigos de la belleza de la creación. Sin embargo, lo que nos motiva aún más día a día es que tras el trabajo de estos 20 años hay historias, personas que han transformado sus vidas, que han encontrado las herramientas para ser protagonistas de su propio destino, más allá del lugar, circunstancias y las condiciones en las que nacieron.
Este viernes 17 de abril conmemoramos 20 años del Circo del Mundo – Chile, ese fue el día en que por primera vez nos juntamos en el Canelo de Nos cerca de 25 artistas de diversas disciplinas para asistir a un taller que impartía Cirque du Soleil. La premisa era replicar aquí esta experiencia a niños/as o jóvenes en situación de pobreza y, el resultado, fue una ONG que se ha dedicado a profesionalizar el circo contemporáneo como un arte escénico en las políticas públicas culturales y difundir su desarrollo como una herramienta exitosa para trabajar con población vulnerable. Eso es lo que denominamos Circo Social.
En estos 20 años hemos profesionalizado el circo a partir de la creación de la primera Escuela de Artes Circenses, validada por la FEDEC (Federación Europea de Escuela de Circo), de la cual han egresado a la fecha seis generaciones, 33 artistas que trabajan en Chile y en el extranjero haciendo del circo su forma de vida y de sustento.
Me detengo en este punto para destacar que cada uno de nuestros artistas son profesionales que trabajan en su arte, a diferencia de los egresados de otras escuelas que lamentablemente terminan en su mayoría viviendo de otros trabajos. La razón es que nuestra Escuela no solo enseña técnica circense, sino que además se encarga de desarrollar otras herramientas en el ámbito artístico, formativo, social y de gestión cultural, para que los alumnos cuenten en su vida laboral con un abanico de posibilidades para desarrollarse al máximo.
[cita]Hemos sido protagonistas de un arte que se instala en nuestro país, que crece día a día, hemos sido testigos de la belleza de la creación. Sin embargo, lo que nos motiva aún más día a día es que tras el trabajo de estos 20 años hay historias, personas que han transformado sus vidas, que han encontrado las herramientas para ser protagonistas de su propio destino, más allá del lugar, circunstancias y las condiciones en las que nacieron.[/cita]
No han sido fáciles estas dos décadas. Ha sido un esfuerzo enorme y permanente convencer al Estado de la necesidad de reconocer al arte circense dentro de las artes escénicas. Recién el año 2007 fue incluido como una línea autónoma en la postulación a los Fondos Concursables del Consejo Nacional de la Cultura y sólo desde el 2011 se crea un Área de Artes Circenses en el Consejo de la Cultura, que comienza a desarrollar una política pública para su fomento.
Nuestro objetivo ha sido devolver al arte su significado y relevancia como un agente motivador, comunicador, transformador e impulsor de cambios, más allá del espectáculo y el aplauso.
Estamos convencidos de que tenemos una responsabilidad con nuestra gente, nuestra sociedad y lo hemos hecho a través del trabajo con miles de niños, niñas y jóvenes que han pasado por nuestros diversos programas, generando en ellos una experiencia vital para ser mejores personas, más comprometidas, más responsables y más felices.
Hemos sido protagonistas de un arte que se instala en nuestro país, que crece día a día, hemos sido testigos de la belleza de la creación. Sin embargo, lo que nos motiva aún más día a día es que tras el trabajo de estos 20 años hay historias, personas que han transformado sus vidas, que han encontrado las herramientas para ser protagonistas de su propio destino, más allá del lugar, circunstancias y las condiciones en las que nacieron.
