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Elecciones en UK: formando alianzas postelecciones

Andrés Villar Gertner
Por : Andrés Villar Gertner PhD en Relaciones Internacionales e investigador, Departamento Política y Estudios Internacionales, U. de Cambridge.
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Sin una tradición de coaliciones políticas, los británicos aún se muestran escépticos frente a estas nuevas dinámicas. Si antes el electorado votaba laborista o conservador, sabiendo qué postura tendrían una vez en el poder, hoy existe incertidumbre sobre quiénes estarán el gobierno y qué orientación tendrá la futura coalición sobre los temas más sensibles para el electorado.


Hung parlament. Un parlamento sin mayoría absoluta. Ese es el escenario más probable de las elecciones parlamentarias del próximo 7 de mayo en el Reino Unido. El segundo, la tendencia a crear un gobierno de coaliciones que sólo se forman tras las elecciones. Aquí cabe destacar el mayor poder relativo que tendrán los partidos políticos pequeños para configurar la agenda y la coalición política, y un electorado poco habituado a este tipo de dinámicas electorales. En cuanto a los temas de la elección, la economía, el futuro de la salud pública (NHS) y la migración copan la agenda electoral.

Según varias encuestas (YouGov, IPSO-Mori) ningún partido político logrará alcanzar por sí solo la mayoría absoluta de 326 asientos que se necesitan para gobernar. En casos anteriores, cuando un partido no alcanzaba la mayoría, la tradición era que gobernaba el partido más votado. Sin embargo, los gobiernos de minorías tuvieron problemas para administrar el poder (1974, 1977 y 1996). La dificultad para formar alianzas legislativas y desafecciones internas generaron cuadros de inestabilidad política que aceleraban llamados a votos de confianzas y posteriores elecciones.

En las elecciones anteriores (2010), en un contexto de crisis económica mundial, el Partido Conservador derrotaba a los laboristas tras 13 años en el poder. Sin embargo, los tories no tenían los votos necesarios para gobernar solos. Cameron y su futuro ministro de finanzas, George Osborne, vieron en una alianza política con el Partido Liberal Demócrata (terceros en las elecciones) no sólo una oportunidad para llegar al poder sino para mantenerlo. Era el segundo gobierno de coalición, tras el gobierno de unidad nacional de 1945. El resultado ha sido un proceso de aprendizaje complejo pero políticamente exitoso.

[cita] Sin una tradición de coaliciones políticas, los británicos aún se muestran escépticos frente a estas nuevas dinámicas.  Si antes el electorado votaba laborista o conservador, sabiendo qué postura tendrían una vez en el poder, hoy existe incertidumbre sobre quiénes estarán el gobierno y qué orientación tendrá la futura coalición sobre los temas más sensibles para el electorado.[/cita]

Temas de campaña: economía y salud

Si David Cameron fue la cara amable de los tories, el estratega político siempre ha sido su “Chancellor of the Exchequer”, George Osborne. El concepto “Big Society” de Cameron no fue más que un eslogan exitoso de campaña electoral el 2010. En un contexto de crisis financiera global, críticas al rol de la banca (la City) y el creciente discurso antiinmigración, Osborne hizo una buena lectura del complejo escenario que se avecinaba. Su mayor éxito político fue cambiar el eje de la discusión focalizado en la crisis económica y el rol de la City (asociada a los tories) al de la austeridad fiscal. Así fue como el recorte presupuestario se tomó la agenda política durante los cinco años de gobierno. Logró posicionar la idea, no 100% cierta, de que la culpa de la crisis económica era del Partido Laborista. Arrinconado, Ed Miliband, líder laborista, tuvo dificultades para cambiar la agenda, y, por sobre todo, aún no es visto como una figura confiable para manejar la economía.

El despegue de la economía británica en los últimos meses se ha transformando en el eje electoral de la estrategia de los tories. Sin embargo, el relativo éxito económico del país no se siente aún en los bolsillos de la población. Y es este desfase el que ha sido aprovechado por los laboristas. Miliband ha tenido la habilidad política para empatizar con una ciudadanía que ha sufrido los costos de la austeridad. En especial, con su mayor orgullo nacional, “el mejor sistema de salud público del mundo”. El alto costo de la vida, los recortes en salud y la creciente demora en la atención de los adultos mayores (los que más votan), son criticados por la ciudadanía, transformándose en los ejes de la campaña laborista.

Con todo, a pesar de todo el éxito económico y la empatía con la ciudadanía, ni tories ni laboristas son capaces de lograr mayoría absoluta.

El rol de los partidos pequeños: el caso del SNP y UKIP

En la actual coyuntura varios partidos políticos han surgido con fuerza dentro del sistema parlamentario. El 2010, Nigel Farage, líder de un partido populista de derecha (UKIP), era visto por el establishment como una figura excéntrica y marginal. Sin embargo, en el contexto de la crisis económica, su discurso antimigración y su rechazo a la Unión Europea (UE), fueron un escenario ideal para que su popularidad creciera. Obligó a todos los partidos políticos a tomar posiciones, y en especial a los conservadores. Atacado por el flanco derecho, David Cameron ha tenido dificultades para contener su discurso. Sobre todo la ambigüedad en cuanto al futuro del Reino Unido en la UE. Y aquí la City y sus empresarios la tienen clara, el país debe mantenerse dentro de la UE. Los tories están divididos. Cameron vacila, prometiendo un referéndum para el 2017…

En esta elección, el Partido Nacional Escocés (SNP) se ha tomado la agenda de las últimas dos semanas. El reciente referéndum sobre la permanencia de Escocia en el Reino Unido polarizó el sistema político. Si bien el SNP perdió, quedó muy bien posicionado para las elecciones de 2015. El referéndum obligo a tories, laboristas y liberales a rechazar una posible independencia, mermando su apoyo electoral en Escocia. Esto ha afectado principalmente a los laboristas, quienes compiten directamente con el SNP por los votos de izquierda, lo que ha generado un cuadro político en donde existen altas posibilidades de que el SNP pase de 6 a 55 escaños, transformándose en un actor clave para la conformación de una alianza de centro-izquierda. La sola posibilidad de una coalición entre laboristas y el SNP ha sido aprovechada por los tories para denunciar una posible coalición con “el partido que quiere romper el Reino Unido”.

Sin mayorías claras: el efecto en el electorado y los partidos

Sin una tradición de coaliciones políticas, los británicos aún se muestran escépticos frente a estas nuevas dinámicas. Si antes el electorado votaba laborista o conservador, sabiendo qué postura tendrían una vez en el poder, hoy existe incertidumbre sobre quiénes estarán el gobierno y qué orientación tendrá la futura coalición sobre los temas más sensibles para el electorado.

Ahora cada partido toma postura de cómo enfrentar los desafíos del país y se posicionan buscando complicidades temáticas, pero el electorado no sabe con quiénes gobernaran. ¿Será una alianza laborista-SNP, tories-liberales, o laboristas-liberales?

El escenario está abierto. El 8 de mayo comenzará la búsqueda de aliados no muy populares para el centro político. Es el dilema de los gobiernos de mayoría. Sin duda, difícil gimnasia electoral para los británicos, pero no por ello menos abordable. Qué duda cabe, los ingleses tienen capacidad de adaptación, su longeva democracia parlamentaria es una muestra de ello.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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