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¿Precampañagate?

Luis Machuca
Por : Luis Machuca Ingeniero Comercial (U. de Concepción), Magister en Planificación y Gestión Educacional (UDP), docente universitario y consultor.
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Seguramente no somos pocos los que tenemos el recuerdo nítido de aquel día de agosto de 1974, con el ya ex presidente de EE.UU., Richard Nixon, haciendo el imborrable gesto de despedida y abordando un helicóptero, luego de renunciar a la Presidencia tras el largo escándalo de Watergate.

No es casualidad recordarlo precisamente ahora, que tenemos nuestro criollo “precampañagate”.

Entonces, en 1974, tras casi dos años de ocultamiento y mentiras, Nixon no tuvo más alternativa. Arriesgaba un juicio y la destitución, además de un quiebre institucional sin precedentes.

Renunció, pero solo luego de mantener engañado al país por más de dos años y de decidir conspirar para encubrir un hecho delictuoso tan solo seis días después de ocurrido este, en marzo de 1972.

Los Liddy, Haldeman, Ehrlichman, Hunt y otros de entonces, tienen sus equivalentes en nuestro Chile hoy: se llaman Peñailillo, Jorratt, Arenas, Martelli, etc. Al igual que los primeros, van cayendo de uno en uno para proteger, casi nunca de buen grado (lamentablemente se desahogan luego que los echan) a quien hay que proteger a toda costa. Pero ese igual cayó entonces. ¿Y en nuestro Chile 2015?

[cita] ¿Es posible que los ciudadanos nos traguemos la píldora –grande como rueda de carreta y pesada como durmiente– de que una persona que se está postulando para ejercer la primera magistratura de la nación no sepa cómo se financian los gastos –precampaña o no– para movilizarla, mostrarla, etc., y que incluso es razonablemente presumible asumir que pudo contribuir al diseño de financiamiento? [/cita]

¿Es posible que los ciudadanos nos traguemos la píldora –grande como rueda de carreta y pesada como durmiente– de que una persona que se está postulando para ejercer la primera magistratura de la nación no sepa cómo se financian los gastos –precampaña o no– para movilizarla, mostrarla, etc., y que incluso es razonablemente presumible asumir que pudo contribuir al diseño de financiamiento? Y, por favor, no vengan con el cuento de que la Sra. Bachelet no tenía decidido postularse hasta poco antes de las primarias, cuyo resultado no era ningún misterio (en cuanto a quién iba a ganarla). La Sra. Bachelet era tan candidata en 2013 como antes de anunciarlo oficialmente. La razón es simple: era la única carta segura de la oposición de entonces, para volver a acceder al jugoso botín que representa el Estado. La burguesía fiscal rosa, surgida en los 90, no podía permitirse continuar otros cuatro años comiendo en la mesa del pellejo.

Hoy, más allá de si la Sra. Bachelet saldrá de La Moneda en helicóptero o no (lo cual lo podemos descartar por razones prácticas), el tema es cuánto más aguanta el encubrimiento. Toda la clase política está en riesgo y aunque a la derecha el tema SQM le vino al pelo para empatar, no pueden disfrutarlo porque flotan en la misma balsa. Pero, hay una mala noticia, ciudadanos. Muy mala de verdad: ¿cuál es la alternativa en el Chile del 2015?

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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