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La penúltima voltereta de Piñera

«Se comporta, además, como un malagradecido de sus adversarios de hoy, a quienes debe al menos la mitad del éxito que se atribuye en la creación de empleo bajo su gobierno, pues fue al impulso del inédito 16,5% de aumento en el gasto público que le legó Andrés Velasco en 2010 que se pudo crear casi medio millón de empleos, la mitad del total de su mandato, y una cifra de alto crecimiento en ese año y 2011, que disminuyó persistentemente en el resto de su administración».


En otro giro espectacular, Sebastián Piñera, medrando una vez más del talento ajeno (en este caso del de Churchill con su famosa frase acerca de los pilotos británicos, “nunca tantos debieron tanto a tan pocos”, que ni siquiera era original de él sino extraída de la épica griega), refiriéndose al actual gobierno ha dicho que “nunca tan pocos han causado tanto daño a tanta gente y en tan poco tiempo”.

Un plagio tan lapidario como injusto, siendo su artífice un destacado responsable intelectual del triunfo y programa de la Nueva Mayoría. Pues en favor de ella él mismo sentó y validó las bases doctrinarias que inspiran el presente proceso revolucionario igualitarista, al decir en su discurso en el aniversario del diario “La Segunda”, el 27 de julio de 2011, que el país no estaba “teniendo un crecimiento que nos haga felices”, que “las desigualdades que vivimos en Chile son excesivas, y yo siento que son inmorales, porque están atentando contra lo que es la esencia de una sociedad, que es su cohesión y su armonía interna”; que “los chilenos están pidiendo una sociedad más… igualitaria”; que “aquellos que tienen una posición de poder… hoy día tienen que entender la lección: eso se acabó”.

¿Qué otra cosa podía emanar de su propia prédica, entonces, sino un régimen igualitarista y revolucionario como el actual, que ha trastocado las bases del crecimiento al destruir la economía libre mediante una redistribución tributaria forzada, una educación estatalmente dirigida y contraria a la libertad de enseñanza y una legislación laboral consagratoria de un monopolio sindical en manos del comunismo, y sin siquiera mencionar la reforma constitucional que será la culminación del úkase piñeriano: “eso se acabó”?

Todo esto tenía una lógica desde un principio, pues el que sería ministro del Interior de Piñera, Rodrigo Hinzpeter, confesó paladinamente a “Qué Pasa” en enero de 2010 que la base del triunfo de Sebastián había estado en “abrazar las banderas de la Concertación”, cosa que efectivamente hizo en su gobierno, aumentando los impuestos y en particular el de mayor preferencia de los comunistas, el royalty a la minería; creando ministerios, superintendencias y controles, y luego persiguiendo “el lucro” en la educación superior, lo que destruyó la inversión privada en ella. Todo eso hizo de su régimen lo que realmente fue: un V Gobierno de la Concertación. No debió ser una sorpresa, porque frente al movimiento revolucionario de la extrema izquierda estudiantil (que buscaba derrocarlo a él) el mismo Piñera había dicho que era “grande, noble, hermoso”.

Por si todo eso no hubiera sido suficiente para garantizar el triunfo en 2013 de los enemigos de la sociedad libre, Sebastián criminalizó a los adversarios de éstos, RN y la UDI, ¡que lo habían llevado al poder! al tacharlos de “cómplices pasivos” del Gobierno Militar, al cual, en un arranque aylwiniano, sacrificó en la plaza pública, urbi et orbi, en el 40° aniversario del 11, no sin antes haber escenificado, con la complicidad visible del Partido Comunista, el traslado de los principales Presos Políticos Uniformados desde un penal digno, Cordillera, a otro a punto de estar hacinado, Punta Peuco. Esta voltereta piñeriana causó el suicidio de un respetado general inocente, pero condenado. Y se la dio más que traicionando, por supuesto, la promesa electoral hecha a los militares de acelerar sus juicios y velar por que se aplicara la prescripción. Conseguidos los respectivos votos en 2009, hizo todo lo contrario a partir de 2010 y desde su Ministerio del Interior. Desde su respectiva Oficina de DD. HH. triplicó el número de querellas ilegales e inconstitucionales contrarias a la amnistía, la prescripción, la cosa juzgada, la irretroactividad de la ley penal, la presunción de inocencia y el debido proceso.

Piñera ha sido, de hecho, el mayor “cómplice activo” en la violación sistemática del estado de derecho que importa el prevaricato generalizado contra los militares.

Ahora, en esta enésima voltereta digna de su trayectoria, Piñera se traslada al bando que denuncia y condena los efectos del igualitarismo liberticida. Deja atrás la doctrina que él sentó en su discurso-programa de homenaje a “La Segunda” y cierra filas con Axel Kaiser y su libro-denuncia “La Tiranía de la Igualdad”, que, como algún partidario de Piñera ha escrito, debería ser de lectura obligatoria en las escuelas. Ahora se infiltra en las filas de los defensores de la libertad como si nunca hubiera pronunciado las palabras “los chilenos estamos pidiendo una sociedad más igualitaria” y “las desigualdades que vivimos en Chile son excesivas y yo siento que son inmorales”.

Y se comporta, además, como un malagradecido de sus adversarios de hoy, a quienes debe al menos la mitad del éxito que se atribuye en la creación de empleo bajo su gobierno, pues fue al impulso del inédito 16,5% de aumento en el gasto público que le legó Andrés Velasco en 2010 que se pudo crear casi medio millón de empleos, la mitad del total de su mandato, y una cifra de alto crecimiento en ese año y 2011, que disminuyó persistentemente en el resto de su administración, no obstante haber sido bendecida por la fortuna con un precio del cobre que sobrepasó en algún momento los 4 dólares por libra.

Las volteretas, en un país de lealtades débiles y ética acomodaticia, como lo es Chile, son rentables. Así lo ha reconocido un leído columnista de “El Mercurio” al observar que el juego de piernas de Piñera y sus picardías no dañan su imagen, tanto que mientras los millones que Fulvio Rossi aparece pidiendo y recibiendo en SQM amenazan con sepultar su carrera, los que aparece pidiendo y recibiendo Piñera no hacen sino impulsar más su precandidatura, que no aparece ni siquiera rozada por la impresentable redestinación de los dineros recibidos para su campaña al pago de bonos a ejecutivos (y por tanto a sus fines de lucro personal) de la entonces empresa suya, Chilevisión, en la cual se gestaron, dicho sea de paso, las más efectivas diatribas televisivas condenatorias (mediante falsedades flagrantes) del Gobierno Militar, como “La Memoria Prohibida” y “Ecos del Desierto”.

Ya Piñera en los inicios de su exitosa carrera política había transitado del triunfante “No” de 1988, a colaborar con el candidato presidencial del “Sí” en 1989, no sin antes haber impulsado la pre-candidatura de Frei Ruiz-Tagle dentro de la DC, derrotada por la astucia del inicialmente declarado “no-candidato” Patricio Aylwin, que no obstante tal condición de abstinencia se quedó en último término con el premio mayor.

Así, de inspirador del sueño revolucionario igualitarista, Piñera se convierte hoy en su principal crítico y dice que el mismo ha causado “tanto daño a tanta gente y en tan poco tiempo”. Con esta penúltima voltereta (porque siempre habrá otra más) quiere hacer olvidar a este pueblo desmemoriado, malagradecido y siempre dispuesto a “darse vuelta la chaqueta”, que uno de los principales responsables, sino el principal, de todo lo que sucede al país hoy es precisamente él. Y parece que lo va a lograr.

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