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El poder en las noticias y la crisis de la democracia

Leonardo Moreno Núñez
Por : Leonardo Moreno Núñez Director ejecutivo de la Fundación Superación de la Pobreza
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«Contemplamos cómo los problemas públicos son cooptados por la elite, extrayéndolos de la esfera pública y transformándolos en ‘espectáculos de la política´’ y dejando a los ciudadanos como meros espectadores de ese acto ajeno. Al fin y al cabo, los escándalos son de la elite, por ello se dificulta que sean también mi problema, tu problema, y que por tanto, seamos parte de la solución».


La Alianza Comunicación y Pobreza pretende generar un “cambio de mirada”, que permita acercar a la opinión pública a una comprensión más integral del fenómeno de la pobreza y las estrategias para superarla, sin prejuicios y sin discriminación.
Por ello llevamos 10 años analizando el tratamiento de la prensa hacia los problemas sociales. Este año, quisimos abordar preguntas complejas: quién tiene el poder en la prensa. Quiénes discuten, debaten y en definitiva, orientan las soluciones a través de importantes medios de comunicación. Por ello, entramos en el tratamiento a los casos Penta, Caval y SQM; casos que entendemos, son problemas públicos y cómo tales entran en la esfera de decisión real o simbólica, de los ciudadanos.

Lamentablemente y como lo suponíamos, no están creados los dispositivos que permiten a la ciudadanía, apropiarse de determinadas cuestiones, por graves que sean, pues la elite política, social, económica, cultural y los medios de comunicación que se identifican con esa elite, se coordinan como un eficiente tapón que mantiene el status quo, noticioso, pero inmóvil.

Contemplamos cómo los problemas públicos son cooptados por la elite, extrayéndolos de la esfera pública y transformándolos en «espectáculos de la política» y dejando a los ciudadanos como meros espectadores de ese acto ajeno. Al fin y al cabo, los escándalos son de la elite, por ello se dificulta que sean también mi problema, tu problema, y que por tanto, seamos parte de la solución.

Lo que se aprecia en los dos diarios analizados, La Tercera y El Mercurio, es una endogamia de la elite, una forma de proceder que se aplica a diversos problemas, decisiones, políticas públicas, lobby, negociaciones. Complejo asunto si tenemos presente que la dimensión institucional, las oportunidades de integración que crea el sistema, en este caso a través de la prensa, son tan importantes como los resultados de exclusión que experimentan los individuos concretos. Así, la cohesión social está sostenida en los vínculos entre las personas y las estructuras sociales. Y en este sentido, todos sabemos quiénes son los que tienen mayores desventajas sociales en un país tan segmentando como el nuestro: las personas en situación de pobreza.

La situación de pobreza de muchos compatriotas se transforma en una relación de pobreza, toda vez que más allá de las carencias materiales, los mecanismos que permiten incluir a algunos pocos en la solución de los problemas nacionales, los excluye y los invisibiliza.

A la luz de los resultados del estudio “Quién tiene poder en las noticias”, presentados esta semana por esta Alianza, cabe preguntarse: ¿realmente alguien esperaba que los dos diarios que marcan pauta en la elite fueran a preguntar a la ciudadanía, a la gente de a pie, a los pobres, qué opinan o cómo les afecta que muchas autoridades parlamentarias y otras que toman decisiones, estén directa e irregularmente financiados por empresas que buscaron cargar la balanza a su favor, eludiendo de paso el pago de impuestos? En estricto rigor no había que hacer un estudio para corroborarlo, pero sí para ver cuán profunda es la exclusión social practicada por la prensa, siendo expulsados o mantenidos fuera del acceso a determinados espacios, en este caso, el de opinión.

En un tiempo de retórica de derechos, de incipiente proceso constituyente, no debemos olvidar que, y a pesar de que algunos no lo entiendan así, lo único que permite construir sociedades inclusivas y dar sustancia a un proceso de democratización, es el sistema de derechos humanos; y que estos, son indivisibles: el ejercicio de ciudadanía exige ejercer la libertad en términos equitativos.

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