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Encuestas por primarias o cómo saltarse a los electores

Axel Callis
Por : Axel Callis Sociólogo. Analista político
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Mal está partiendo Chile-Vamos el ciclo electoral municipal, pues en vez de usar la democracia de las primarias para acercarse a sus electores, intenta resolver el tema del candidato único en Providencia a través de una encuesta. Esto intenta realmente resolver el problema de la UDI, específicamente entre Evelyn Matthei y el ex alcalde Cristián Labbé, y de pasó dejar fuera a la concejal de RN Pilar Cruz. ¿Es fobia a la democracia o simplemente la derecha no logra sintonizar con los nuevos tiempos? El problema mayor y de fondo es que jamás una encuesta podrá reemplazar a una votación directa, abierta, legal y vinculante.

La semana pasada un candidato de la centroderecha hablaba maravillas de la encuestas, de sus bajos márgenes de error y que estas podían prácticamente predecir el futuro de una elección. Exaltación pura. Pero eso no es así y nunca lo ha sido. Hoy más que nunca las encuestas son impredecibles e inexactas en política. Bien lo saben las consultoras que han arriesgado prestigio intentando calzar los números con los resultados a punta de explicaciones. ¿Por qué las encuestas no pueden predecir ni reemplazar el resultado de una elección?

En primer lugar, en una encuesta con voto voluntario responden los que sí irán a votar, junto con los que quieren ir a votar y con los que jamás irán a votar (aunque no lo digan). Esta variable de participación, de entrada, modifica el universo de representación política en comparación con la realidad final. Ya lo saben bien en España, Colombia, Perú y Argentina. Recordemos bien que el ex candidato Scioli ganaba para muchos en primera vuelta o, si no, con seguridad en segunda. Lo anterior en Argentina.

Aun así, y como lo hemos visto también en Perú estos últimos días, con voto obligatorio (todos supuestamente irán a votar), las encuestas predecían un empate técnico en el segundo lugar entre Veronika Mendoza y PPK, lo que final no fue efectivo y hubo más de 7 puntos de diferencia entre ambos.

[cita tipo=»destaque»]Hoy más que nunca las encuestas son impredecibles e inexactas en política. Bien lo saben las consultoras que han arriesgado prestigio intentando calzar los números con los resultados a punta de explicaciones. ¿Por qué las encuestas no pueden predecir ni reemplazar el resultado de una elección?[/cita]

En segundo lugar, ante un resultado estrecho y suponiendo que la población encuestada cumple todos los requisitos de representación de los electores de la comuna o territorio seleccionado, es imposible que una encuesta pueda determinar quién ganó y quién perdió ante un fallo relativamente cerrado. Si tomamos, por ejemplo, el estándar de la encuesta CEP, que estima su error muestral en ±3%, considerando varianza máxima y un 95% de confianza, más un método de muestreo estratificado (por región y zona urbana/rural), aleatorio y probabilístico en cada una de sus tres etapas (manzana-hogar-entrevistado), así y todo, podría “ganar” en una encuesta alguien que esta casi 6 puntos abajo del verdadero potencial ganador (±3%) de una elección real.

En tercer lugar, podrían ser encuestados (no obstante los filtros propios de una encuestas) electores rivales con posiciones tácticas convenientes a otras candidaturas. Por ejemplo, no extrañaría que electores de la Nueva Mayoría u otros grupos en competencia, prefieran competir con el ex coronel Labbé antes que contra Evelyn Matthei, dado que ya fue derrotado una vez.

En cuarto lugar, emplear una encuesta de resolución política, que para alcanzar los estándares mínimos debería ser cara a cara y con un nivel alto de profesionalismo, ese solo este estándar redundaría en un costo económico altísimo. En cambio una primaria legal, gratis y organizada por el Servel, que filtre a los militantes de otros partidos adversarios, con un nivel de conocimiento público incontrarrestable y dé confianza en el resultado, no dejaría lujar a dudas. Realmente no hay dónde perderse.

En fin, los partidos de Chile-Vamos no han sido los únicos tentados a reemplazar la democracia por la tecnocracia indirecta, en la Nueva Mayoría aún se mantienen enclaves reacios a la participación real y abierta de los electores, pues tanta democracia les resta poder a esas cúpulas burocráticas que viven de estos procesos. Veremos en los próximos días, cuando los bloques históricos inscriban sus primarias, cuántas son y dónde. Y nos comuniquen a las chilenas y chilenos las comunas en las cuales podremos participar y en cuáles se ha aplicado la antigua ley del que tiene mantiene o la tradicional designación a dedo “entre cuatro paredes” (actualmente también llamada cocina).

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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