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Elecciones en España: el recurso del miedo

Pablo Portales
Por : Pablo Portales Desde Barcelona
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El debate de cuatro candidatos a presidente de gobierno de España, a 14 días de los comicios, despejó el sentido del voto de los ciudadanos españoles el próximo domingo 26 de junio (26J): o votan por un gobierno de Gran Coalición conservadora –liberal– socialista, con la variante de un gobierno de derecha minoritario, o lo hacen por un gobierno de Coalición Progresista, de unidad popular (Unidos Podemos) socialista.

Ante más de 10 millones de telespectadores, los periodistas preguntaron a Mariano Rajoy, Pedro Sánchez, Albert Rivera y Pablo Iglesias con quién pactarían después del 26J. Rajoy, sin entusiasmo, planteó buscar un acuerdo de gran coalición, pensando en el Partido Socialista (PSOE) y Sánchez eludió, sin vergüenza, contestar, enhebrando un discurso inverosímil: que el PSOE salía a ganar, como si se tratara de un partido de fútbol.

Rivera, que ya suscribió un pactó con el PSOE, en marzo pasado, para investir como presidente a Sánchez, se pronunció a favor de una gran coalición, pero sin Rajoy –un 57% de los votantes del Partido Popular (PP) aceptaría reemplazarlo, según un sondeo del diario El País–, única manera de intentar que los socialistas puedan al menos abstenerse en la investidura. Iglesias fue definitivo: queremos un gobierno de coalición con el PSOE.

La alternativa conservadora

La Gran Coalición es una fórmula política destinada a dar estabilidad al sistema. El principal referente es Alemania con el gobierno de la democracia cristiana y la socialdemocracia. En el mismo sentido se ha configurado la gobernanza europea, con una Comisión encabezada por conservadores, acompañados de liberales y socialistas. Mientras la Coalición Progresista surge como una fórmula alternativa, que alude a cambios que reorienten el curso político, económico y social en España, una opción nueva, sin referentes en Europa.

De acuerdo a las encuestas, la Gran Coalición, de momento, solo puede ser encabezada por el PP, que supera en 8 a 9 puntos al PSOE y el concurso de Ciudadanos, cuarto en las encuestas con el 15-16% de los votos. Hasta ahora, el PSOE y Ciudadanos han sido claros en rechazar el liderazgo de Rajoy, pero podría variar si el PP acuerda desplazarlo, abriendo, así, una negociación.

Pero, además, la alternativa de estabilidad requiere de un cambio político en el PSOE. Si se confirman los sondeos, los socialistas ocuparían, por primera vez en 39 años, el tercer lugar (4 a 5 puntos por detrás de la unidad popular de Podemos-Izquierda Unida y las confluencias catalana, valenciana, gallega y mallorquina), lo que muy probablemente acabaría con el liderazgo de Pedro Sánchez, como ya se intentó en enero pasado, después de las elecciones del 20D, en las que el PSOE obtuvo los peores resultados desde 1977.

Su rival, la presidenta andaluza, Susana Díaz, apoyada por la mayoría de los barones del PSOE y la simpatía de la “vieja guardia”, en la que sobresale el ex Presidente Felipe González, en la proclamación, en mayo pasado, le puso exigencias muy difíciles de cumplir: “Para que el PSOE gobierne tiene que ganar las elecciones y si ganamos con Pedro Sánchez, será presidente en una semana”. La Gran Coalición sería un pacto PP, PSOE y Ciudadanos, sin Rajoy y sin Sánchez.

La alternativa progresista

La alternativa de Coalición Progresista está en auge. Los pactos de Podemos, de Pablo Iglesias, con las confluencias de diferentes territorios, se confirmaron sin contratiempos, y se agregó la alianza con Izquierda Unida, que con el 3,6% y 923.000 votos, en el 20D, superaría la votación socialista y lo más probable en número de escaños.

Otro elemento que estimula a la alternativa progresista es la delantera que han tomado los partidos situados a la izquierda respecto de los de la derecha: Unidos Podemos y el PSOE podrían reunir entre 166-172 (a cuatro votos de la mitad más uno -176) y el PP y Ciudadanos entre 156-160, según la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), realizada a 17 mil personas a comienzos de junio.

Sin embargo, la formación de un gobierno de coalición progresista es poco probable, porque con el golpe anímico y político que recibiría el PSOE siendo tercero, difícilmente podría asumir un acuerdo liderado por Pablo Iglesias, más aún, si ni siquiera Sánchez pudo, o no lo dejaron, liderar un gobierno de coalición con Iglesias después del 20D.

El miedo del PP y del PSOE

En todo caso, es casi seguro que el PSOE quedará con las llaves para inclinar los resultados hacia uno u otro tipo de gobierno: si de Gran Coalición o un gobierno minoritario de derecha mediante la abstención socialista, con la perspectiva de nuevas elecciones en un medio plazo o un gobierno progresista compartiéndolo con Unidos Podemos, sea Sánchez o Iglesias presidente.

Tras el debate de los candidatos, aparentemente sin efectos importantes, se intensifica una campaña donde ya surge el miedo como un componente destacable. El PP llama a elegir: Rajoy o el caos, la alianza de Podemos e Izquierda Unida y confluencias, y Sánchez, tras su fracaso en el debate, el peor evaluado por los ciudadanos en las redes y los expertos, acude al factor emocional: infundir el temor a que la izquierda sea dominada por los que ya alguna vez mencionó: “La extrema izquierda” de Podemos liderada por Pablo Iglesias.

Pase lo que pase, gobierne quien gobierne, algo sí importante ha cambiado en la política española: la confirmación del fin del bipartidismo que daba estabilidad a la Constitución de 1978, marcada por los temores a la involución franquista de entonces, y que el PP ha degradado haciendo irreconocibles sus rasgos sociales, descentralizadores e incluso erosionando las garantías a la libertades ciudadanas, con leyes de corte autoritario.

El 76% de españoles pierde el miedo

Los españoles que viven su octavo año de crisis económica, social y política, aumentada por la corrupción sistémica del PP y su autoritarismo, de baja intensidad, contra las instituciones catalanas, han reaccionado. Según el barómetro de Metroscopia de junio, el 76% considera positivo que los partidos políticos busquen alianzas de gobierno pese a las incertidumbres y complicaciones, pero los “partidos mayoritarios”, el PP y el PSOE, no acaban de aceptarlo del todo y aún se resisten a asumir sus consecuencias.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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