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Lo demás no era música

«Los que aspiramos a tener como candidato presidencial a un tipo decente y de nuestras ideas, que no sea del ‘No’ ni se haya arrepentido ni dado vuelta la chaqueta; con un prontuario limpio y que sea capaz de reivindicar la verdad histórica, empinándose por sobre la repetición de las consignas comunistas y condenando la prevaricación judicial contra los militares (de la cual Piñera es cómplice activo), necesitamos otras opciones en 2017».


Los políticos de derecha sufren del Síndrome de Estocolmo con Piñera. Éste puede hacerles las peores cosas, pero eso mismo los transforma en incondicionales suyos. Evelyn Matthei lo es, pese a la vergonzosa conspiración que aquél montó contra ella para desbancarla de una candidatura presidencial a comienzos de los ’90. Joaquín Lavín lo es, pese a que, también en la misma época, Piñera abandonó por completo la campaña presidencial de aquél cuando se dio cuenta de que las encuestas no le permitían a él ser el candidato. Después consiguió de frentón desbancarlo en 2005, impidiendo que hubiera un candidato único contra Michelle Bachelet.

Y todo eso para no recordar el affaire “cura Jolo-Gemita Bueno” que promovió contra la UDI, con mucha digitación de Piñera, la entonces diputada RN Pía Guzmán. “Una bomba contra la UDI”, como decía aquél, lleno de expectativas, cuando llamaba desde el sur a la oficina de Allamand para que se preocupara del asunto. Y en la TV Piñera se declaraba “emocionado” por el falso testimonio de la Bueno contra Jovino Novoa. El escándalo así fraguado implicó que Lavín dejara de ser una alternativa imposible de derrotar en 2005, como hasta ese momento lo consagraban las encuestas.

Pero ahora y pese a todo eso y mucho más, Joaquín Lavín se ha convertido en un paladín de Piñera y en tal calidad pronunció su famosa frase en el sentido de que el  candidato presidencial de la UDI en 2017 debe ser éste “y lo demás es música”. Antes eran rivales, pero ahora son la misma cosa. Pues Lavín transitó de ser “un gallo de pelea” en la defensa del Gobierno Militar, al “No”, donde casi siempre estuvo Piñera (que transitoriamente se  cambió al “Sí” para ser generalísimo de Büchi en 1989, pero después retornó al “No). Pues Lavín se pasó explícitamente al “No” cuando en 2005 declaró que lo habría apoyado en 1988 “si hubiera sabido” todo lo que afirmaban las consignas comunistas.

El hecho fue que, sucedido todo eso, ahora Piñera digitó lo necesario para que Lavín apareciera como “su hombre” en calidad de candidato a alcalde de Santiago, siendo que un joven concejal de RN, Felipe Alessandri, ex funcionario de la presidencia de Piñera, aspiraba a desafiar a la alcaldesa Carolina Tohá.

Alessandri defendió su opción y entonces RN y UDI encargaron encuestas, seguros de que Alessandri “era sólo música”, pero resultó que si bien éste perdía ante Lavín por apenas 0,6 de punto, lo más sugestivo era que se acercaba más que éste a Carolina Tohá en la competencia directa con ella, que es lo importante. A raíz de ello, Lavín renunció y Piñera, que lo armó todo, ahora hace como que no tuvo nada que ver.

El joven Alessandri, hasta ahora, no “se ha dado vuelta la chaqueta” ni se ha declarado “arrepentido”, lo que le garantiza la adhesión de las huestes que añoran el orden y la tranquilidad que imperaban cuando su padre, Gustavo, era alcalde designado de Santiago por el Presidente Pinochet, entre 1987 y 1989. Gustavo, por cierto, ha sabido mantener una sola línea política.

“Lo demás”, entonces, no era música. Los que aspiramos a tener como candidato presidencial a un tipo decente y de nuestras ideas, que no sea del “No” ni se haya arrepentido ni dado vuelta la chaqueta; con un prontuario limpio y que sea capaz de reivindicar la verdad histórica, empinándose por sobre la repetición de las consignas comunistas y condenando la prevaricación judicial contra los militares (de la cual Piñera es cómplice activo), necesitamos otras opciones en 2017.

Desde luego, ya tenemos la de José Antonio Kast, quien se ganó una “standing ovation” ante 300 personas en el seminario del viernes del Foro Republicano en la UC y por quien podemos firmar ya en un centenar de notarías (que indicaré en una próxima edición de este blog), para inscribirlo como el candidato de nuestras ideas en la primera vuelta presidencial de 2017.

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