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La Política y Bachelet

Jorge Andrés Cash
Por : Jorge Andrés Cash Abogado, Magíster en Derecho Ambiental. Universidad de Chile.
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Cuesta sentirse representado o interpretado por alguien en estos tiempos.

Si esto le pasa a alguien como yo, militante activo de un partido político, puedo imaginar lo que le pasa a la mayoría de los chilenos.

Esa sensación de vacío u orfandad, se vuelve confusa y angustiosa si no emergen liderazgos claros, que permitan contribuir en la construcción de una salida armónica a la crisis política que se ha instalado en Chile.

Lo señalado es más complejo, si se considera que instituciones “garantes” o “arbitradoras” de la Paz Social –por ejemplo, la Iglesia Católica– carecen hoy de la entidad moral suficiente como para erigirse como articuladoras de acuerdos nacionales sensibles y así evitar una incipiente pero creciente polarización nacional, que se ha concentrado más bien en lo procedimental que en cuestiones de orden ideológico, desatendiendo lo que en nuestra opinión constituye el fondo del asunto: recuperar los niveles de confiabilidad en la cuestión pública, de manera de atraer más y mejores vocaciones y dotar a los cambios que se impulsen de una legitimidad social que garantice perdurabilidad, consistencia y efectividad.

Si al cuadro le añadimos parlamentarios jóvenes panfleteros y a otros más adultos acobardados, el pronóstico para una salida armónica de la situación es improbable, pareciendo cada vez más necesario recurrir a dirigentes con formación política en los distintos niveles de decisión para lo que resta del Gobierno.

Fortalece lo anterior que, quizás, lo más ingrato y decepcionante de toda esta escena es presenciar cómo dirigentes pertenecientes al arco oficialista, muchos de larga trayectoria y renombre, pretenden sacar ventajas personales a costa de un Gobierno que evidentemente lo está pasando mal y no necesita que se lo sigan enrostrando. Menos públicamente. Necesita que se le ayude con generosidad, determinación y vocación democrática.

[cita tipo=»destaque»]Lo que requiere la Presidenta es ser acompañada por dirigentes políticos formados en las canteras de sus partidos, que puedan afrontar con decisión y coraje el momento y que se deposite en ellos la responsabilidad de rematar el último año y medio de gestión.[/cita]

En esto, la crítica política a su S.E. Presidenta de la República es –más allá de los nombres, de las edades, de los partidos o de los errores en que hemos incurrido– la vacilación que es posible advertir en la incorporación de cuadros políticos talentosos de la Nueva Mayoría, parlamentarizando decisiones propias del Ejecutivo y prescindiendo de las directivas para la conformación del gabinete en las posiciones decisivas.

Lo que requiere la Presidenta es ser acompañada por dirigentes políticos formados en las canteras de sus partidos, que puedan afrontar con decisión y coraje el momento y que se deposite en ellos la responsabilidad de rematar el último año y medio de gestión.

Parte del legado del ex Presidente Piñera fue la confianza que depositó en muchos cuadros jóvenes que hoy tranquilamente pueden hacerse cargo de un nuevo Gobierno.

Así, si la Presidenta Bachelet estima realizar un cambio de gabinete, debe pensar en los mejores cuadros políticos de su coalición, teniendo como criterio ordenador, para la decisión del nombre preciso, el nivel de formación política que posea la persona. Eso constituirá un mínimo fundamental para terminar la gestión.

Solo los cuadros políticos debidamente formados tendrán la capacidad de sacar adelante al Gobierno, pero, para eso, la Mandataria debe decidir si la fórmula de salida es con más vacas sagradas sin mucha vida partidaria, o con cuadros de sólida formación política y con ganas de servir al país en una de sus horas más difíciles.

¿Ejercerá su liderazgo Bachelet? ¿Mostrará sangre y coraje?

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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