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Predecir sin ser brujo

Por: Rodrigo Rojas Alucema, estudiante UAI


Señor Director:

Esta semana, se celebró la llegada de un nuevo año. Para muchos, esta transición astral trae consigo una nueva oportunidad para replantear el estilo de vida que se estaba llevando en el plano individual. En las redes sociales abundan las confesiones de quienes serán desde ahora vegetarianos, viajeros empedernidos, amantes del día a día, alegres individualistas o justicieros sociales. Sobre esto, es difícil saber si sucederá o no. Pero en un sentido país, es muy posible vaticinar el año que se nos viene, debido a las políticas públicas enviadas con un foco reactivo y de una ceguera que impresiona.

No se necesita una bola de cristal, para conjeturar que no será muy tarde cuando comencemos a oír sobre las primeras marchas estudiantiles del año y «sobre inmigración» en los polos fronterizos, se destaparan más casos de colusión, boletas y arreglines políticos, la palabra Gate conjugará un nuevo trending topic, ambientalistas contra empresarios y empresarios contra sindicatos, inducción de demanda y sobre uso en el sistema de salud, más casos SENAME y marchas contra las AFP, en marzo se hablará sobre la accesibilidad a las Ues y en diciembre sobre la brecha que nos dejó la PSU y, muy probablemente, durante el año escuchemos un mandatario que descanse bajo el ya conocido “estamos trabajando en eso”. La lista es larga y el espacio es poco…

A pesar de ser un año nuevo, todo parece indicar que será un viejo conocido. Anhelo un cambio en el énfasis reactivo que están teniendo nuestras políticas, hacia uno más preventivo. De lo contrario, Señor Director, el próximo enero del 2018 estaremos donde hoy, y donde ayer, es decir, donde mismo.

Rodrigo Rojas Alucema, estudiante UAI

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