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El problema no solamente es el Eunacom

Natalia Cabrera Salzmann
Por : Natalia Cabrera Salzmann Cirujano Dentista, Magister (C) en Salud Pública mención Salud Ocupacional.
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[ACTUALIZADA: Ver N de la R al final de la nota]

La extensión de las listas de espera para especialidades médicas en nuestro país, ha significado históricamente un problema de salud pública en aumento: según el informe de MINSAL para las listas de espera NO GES (enero 2017), la consulta de especialidad médica y odontológica alcanzó 1.602.150 personas en espera. Asumiendo que el 80% de los 18,2 millones de chilenos (2016) se atienden en el servicio público de salud, esta cifra correspondería al 11% del universo total de pacientes afiliados a FONASA. Al desagregar las cifras, obtenemos que la mayor cantidad de consultas médicas se realizan para las especialidades de Oftalmología, Otorrinolaringología y Traumatología (39,5% de la lista), mientras que, para las especialidades odontológicas, concentran el 64,4% de la espera las especialidades de Prótesis Removible, Ortodoncia y Endodoncia.

Llama la atención, sin embargo, que la única respuesta congruente a la magnitud de estas escandalosas cifras, sea para uno de los capítulos de El Informante, programa de TVN, el EUNACOM, instrumento de medición de saberes tanto para estudiantes egresados de las universidades chilenas como extranjeras. La tesis del programa de señal nacional radica en un periodismo que se enfoca en la demonización de la profesión médica y sus distintos actores que, al parecer, intentan evitar por todos los medios posibles el ingreso de profesionales extranjeros al país, porque es ese el problema de fondo: en Chile no hay médicos. Error.

[cita tipo=»destaque»]Si bien el presupuesto destinado a salud ha aumentado exponencialmente en los últimos 27 años, poco se habla de que tan sólo el 3,5% del mismo está destinado de manera exclusiva a la salud pública, mientras que el 4,5% restante se destina de lleno a la salud privada o, en su defecto, a la compra de servicios desde el sistema público a estas instituciones.[/cita]

La lista de espera odontológica, con casi 500.000 pacientes, obedece a problemas de órdenes completamente diferentes: con 2.000 egresados aproximadamente al año, sin la existencia de acreditación universitaria obligatoria como en el caso de medicina y sin un examen que regule conocimientos para atender en el sistema público, actualmente la sobreoferta de dentistas en nuestro país bordea el 1000%, y sobrepasa con creces la recomendación de la OMS de un profesional cada 2.000 personas, existiendo actualmente 1 dentista cada 690 personas. ¿Podemos decir, entonces, que las listas de espera son un problema originado por la escasez de profesionales?

Por otro lado, la importancia de la reducción de las listas de espera en el sistema sanitario chileno, ha sido una problemática que ha traspasado las administraciones gubernamentales, quienes han aumentado el gasto del PIB en salud a un 8,0% a la vez que se aumentan sustantivamente los cupos de especialización y la cantidad de becas en las universidades, por tanto, no es tampoco un problema de voluntad política.

El real problema detrás de las listas de espera obedece a la subordinación de la salud a dos actores principales: el mercado y la gestión.

Si bien el presupuesto destinado a salud ha aumentado exponencialmente en los últimos 27 años, poco se habla de que tan sólo el 3,5% del mismo está destinado de manera exclusiva a la salud pública, mientras que el 4,5% restante se destina de lleno a la salud privada o, en su defecto, a la compra de servicios desde el sistema público a estas instituciones.

El Eunacom mismo no está exento de este culto al lucro: al ser administrado por una entidad de carácter privado y no recibir subvención estatal, no sólo no obedece a la transparencia ni a una revisión de rendimiento y calidad, sino que además se encuentra supeditado a aranceles que no se justifican en los costos ($600.000 examen teórico y práctico) y a procedimientos preparativos tipo PSU cuyo precio oscila entre los $700.000 y $1.000.000. En las palabras del director del Eunacom[*]: “es lo natural del mercado en un país libre”.

Sin embargo, más preocupante aún que el legado de Milton Friedman, es la ausencia de la voluntad para gestionar los procesos internos de las listas de espera en nuestro país mediante, primeramente, la realización de un diagnóstico acabado que permita enfatizar en la prevención, la –real- salud familiar, y la orientación de metas hacia preservar la salud y no hacia ingresar enfermos. Un diagnóstico que dilucide la real causa de condiciones de índole laboral que extenúa a los profesionales en el sistema público (como, por ejemplo, la diferencia abismante de atención de pacientes por hora que puede ser hasta más del doble), y no un simple “paneo de cámara” a uno de los pocos hospitales de infraestructura de último nivel para refutar esta teoría. Un sistema que acompañe al médico extranjero previo a la realización de una prueba estatal de conocimientos en medicina, que incluso pudiese ser aplicada a nivel local, y que enfatice la importancia del conocimiento necesario para atender la realidad epidemiológica específica de un sector geográfico. Un sistema que apunte a crear monitores de salud en las juntas de vecinos que eviten colapsar las infraestructuras destinadas a la urgencia y morbilidad.

Un sistema que apunte a la humanización tanto de nuestros pacientes como del profesional, sea este chileno o extranjero.

[*] N de la R: posterior a la publicación de esta opinión, la autora aclara que las palabras «es lo natural del mercado en un país libre», fueron emitidas por el Dr. Beltrán Mena, director del Examen Único Nacional de Conocimientos de Medicina (EUNACOM) y no por el presidente de Asociación de Facultades de Medicina en Chile (ASOFAMECH).

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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