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La universidad extendida: un modelo de universidad del siglo XXI

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Jacqueline Sepúlveda
Por : Jacqueline Sepúlveda Profesora Titular Universidad de Concepción.
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En el análisis histórico del rol y función de las universidades, se pueden identificar grandes momentos que marcan el quehacer de estas instituciones, así como su papel en la sociedad y su aporte a la formación de profesionales y al desarrollo socioeconómico de los países. Desde el punto de vista de la ciencia, la tecnología y la contribución que las universidades han efectuado para su obtención, éstas han estado fuertemente marcadas por el contexto tecnológico y la modalidad de producción existente en los distintos sectores industriales de determinadas épocas.

De esta forma se puede señalar que, en sus inicios, las universidades se caracterizaban por ser depositarias del conocimiento, sin participar del proceso de generación del mismo. Eran grandes reservorios del patrimonio intelectual de la humanidad, sus bibliotecas estaban pobladas de material impreso que, en la mayoría de los casos, eran proveídos de fuentes externas. El acceso a las mismas era muy elitista y pocas personas podían alcanzar la educación superior. Estaba reservada solo para algunos pocos. Correspondía al típico modelo de Universidad Tradicional.

Por otra parte, hacia fines del siglo pasado y aún en la actualidad, asistimos a la presencia de un modelo de Universidad que transita desde ser depositaria del conocimiento, a una institución que es productora o generadora de conocimiento, permitiendo el suministro de desarrollo tecnológico necesario para atender mercados globales.

[cita tipo=»destaque»]La evolución de las universidades hacia un modelo extendido es lo que permite alcanzar la excelencia, ya que promueve la concentración de talentos, impulsa ecosistemas de innovación abiertos y además facilita el acceso continuo a recursos para el quehacer académico, el desarrollo de investigación, una modernización constante de infraestructura, servicios y actividades artísticas, deportivas y culturales, etc.[/cita]

 La era postindustrial, conducida por el conocimiento y característica del siglo XXI, lleva a las universidades a un nuevo escenario que les plantea la necesidad de asumir y transformarse en conductoras del desarrollo del saber. Ya no basta con producirlo, sino que debe estar disponible y al servicio de la sociedad, no solo en función de las necesidades, sino que también, anticipándose a los cambios y liderando los procesos de transformación social y productivos. Para que esto ocurra, las universidades deben ser instituciones integradas en las regiones en las cuales se encuentran insertas, adquiriendo grados crecientes de organización y gestión cada vez más inteligentes, que promuevan el desarrollo y la creación de nuevas capacidades, asociatividad, creación de capital social, interculturalidad y sustentabilidad ambiental. Este modelo de institución es el que hemos llamado Universidad Extendida, institución que favorece la inclusión y la integración vertical que permite la participación de diversas generaciones, así como la integración horizontal que promueve la intersectorialidad y la internacionalización, generando un ambiente altamente innovador.

De este modo, este tipo de universidades ocupan un lugar de privilegio en las estructuras sociales, porque contribuyen a la formación de profesionales y ciudadanos integrales -social y ambientalmente responsables, verdaderos agentes de cambio-, a la generación de bienes públicos, así como al fortalecimiento y preservación de la identidad y cultura de los pueblos. Para llevar a cabo esta noble y significativa misión, en un mundo dinámico, impredecible, globalizado y con fuerte desarrollo de las tecnologías y las comunicaciones, se requiere de modelos educativos innovadores, con articulación pregrado-postgrado, que promuevan el desarrollo de un perfil innovador en sus estudiantes y que incorporen la interacción real entre Estado, Empresas, Sociedad y Medio Ambiente, con la participación activa de cada uno de los constituyentes de la comunidad académica.

La evolución de las universidades hacia un modelo extendido es lo que permite alcanzar la excelencia, ya que promueve la concentración de talentos, impulsa ecosistemas de innovación abiertos y además facilita el acceso continuo a recursos para el quehacer académico, el desarrollo de investigación, una modernización constante de infraestructura, servicios y actividades artísticas, deportivas y culturales, etc.

Las universidades del siglo XXI requieren de un tipo de liderazgo capaz de anticiparse y de gestionar la complejidad con inteligencia colectiva; facilitar la innovación y la participación de cada uno de los constituyentes de la comunidad en su gestión -futuros estudiantes, estudiantes, exalumnos, académicos, profesionales y administrativos-, además del sector público, privado y la sociedad.

La Universidad extendida permite realizar una planificación estratégica participativa, basada en los objetivos fundacionales, alinea su modelo educativo en todos los niveles, genera interacción, complementariedad y sinergia entre sus estamentos, fomenta la innovación basada en el desarrollo de conocimiento cooperativo, interdisciplinario, intersectorial e intercultural, integrando necesidades de la sociedad civil, a la vez que aborda los desafíos del cambio climático y la sustentabilidad ambiental.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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