Señor Director:
Es preocupante que como conciudadanos pasemos por alto que, para la elección presidencial, además de elegir a quien nos representa, estamos confiando en alguien que supuestamente tendrá la capacidad de influir al resto de los políticos para que hagan lo que ésta persona dice, pues de lo contrario, no podrá gobernar.
Esta capacidad de influencia en los legisladores está determinada por los partidos políticos a los que pertenecen; si son o no de la coalición triunfante; si hay cohesión dentro de esos partidos y coalición; sin son parte del oficialismo con el Ejecutivo ¡En ningún caso de la carisma o brillantez de sus propuestas!
Si gana un candidato y no tiene la capacidad de gobernar, es decir, de influenciar a los parlamentarios para que voten sus proyectos de ley (mensajes presidenciales), se verá, o bien obligado a legislar vía decreto -lo cual es anti republicano pues veta al Poder Legislativo, parte esencial del equilibrio de poderes en un Estado estable- o bien, si no quiere lo anterior, tranzar con otras coaliciones ciertas partes de sus políticas o proyectos para así obtener los votos en las cámaras.
Además, ningún Diputado o Senador puede hacer un cambio drástico en ningún distrito o circunscripción estando solo: necesita ser parte de una mayoría suficiente para lograrlo. Si un candidato del Partido Ecologista gana en su distrito, pero nadie más en las cámaras toma en cuenta sus proyectos políticos, éstos quedarán archivados. De ahí que sea importante la lógica sumar mayorías y generar acuerdos, a los que los políticos, si quieren conseguir que su proyecto llegue a puerto, deben sucumbir.
Así también, ésta es la importancia de los Partidos Políticos, y el por qué son importantes para la democracia representativa. Cuando se vota, se selecciona un programa, un paquete de leyes que serán legisladas, y aprobadas si es que el Poder Ejecutivo tiene la mayoría en ambas cámaras. Cada Partido Político representa, según su ideología, una postura frente a ciertas leyes. De ahí que sirvan para identificar y proyectar la puesta en escena del candidato, más allá de su carisma o personalidad y el por qué deben dejar de ser menospreciados ¡Es increíble! ¡En casi en ninguna campaña se logra diferenciar a qué partido pertenecen los candidatos!
Atentamente
Alfonso España
Estudiante de Ciencia Política, Universidad Diego Portales
