Señor Director:
En vísperas del nuevo Gobierno y de los cambios que introducirán en materia de política educativa, hay que poner especial atención a lo que realizarán en relación al SIMCE y a la medición estandarizada. Para aquellos que creemos en el valor de la medición educacional, es preocupante ver como los resultados de pruebas como el SIMCE se utilizan de formas que no mejoran las condiciones de las comunidades escolares ni que promueven la equidad en el sistema educativo. El propósito de la medición y evaluación en educación es de generar evidencia para le mejora del sistema; de lo contrario, es un fracaso.
Las pruebas estandarizadas como el SIMCE tienen la capacidad de proveer información confiable a nivel país, y eso tiene valor. Pero confiar excesivamente en los resultados SIMCE como medida de la calidad de la educación es irresponsable, por razones que muchos grupos y organismos han señalado, y la dirección en la que se tiene que avanzar (o seguir avanzando) es la de garantizar que pruebas como el SIMCE efectivamente cumplan su función de proveer información país para evaluar (algunas) políticas educativas a nivel macro y para implementar mejoras en el sistema, pero sin perjudicar ni quitarles poder a las comunidades educativas.
Modificar el SIMCE de censal a muestral es una idea sensata y que debe evaluarse en serio.
Atentamente,
Fernanda Gándara,
Doctora en Medición Educacional