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Sobre el cierre de la Universidad Iberoamericana

Por: Gustavo Adolfo Cárdenas Ortega


Señor Director:

Se ha informado del cierre definitivo de la Universidad Iberoamericana de Ciencias y Tecnología, decisión que el Consejo Nacional de Educación no vino más que a confirmar, dado que el Ministerio de Educación ya se había manifestado abundantemente en este sentido. El hecho es lamentable por cuanto pone fin a un proyecto educativo, genera un problema social respecto de los funcionarios y académicos, y frustra las legítimas ambiciones de futuro de los estudiantes y de sus familias.

No se ha examinado suficientemente y con honestidad en este asunto, hasta ahora, el juicio sobre la calidad de esa entidad educativa envuelto en la decisión de la Comisión Nacional de Acreditación, CNA, de otorgarle la acreditación institucional, que comprende la gestión estratégica y la gestión de docencia de pregrado, pocos meses antes de que trascendiera públicamente la profunda crisis que hoy ha determinado su cierre.

Si el ente público encargado de promover y evaluar la calidad de las instituciones de educación superior incurre en tamaño despropósito, quiere decir que lejos de estar habilitado para diagnosticar y ponderar esa condición difusa que sería la calidad, concepto manido casi hasta la saturación, mas no por ello iluminado con un mínimo de racionalidad, hay que decirlo, más bien lo que ha exhibido es un alto grado de inoperancia en el cumplimiento de su tarea propia. Y lo más alarmante de esta llamativa inconsistencia, es que el juicio mismo de acreditación que emite la CNA respecto de las entidades universitarias, traducido en años de vigencia de esa certificación de calidad, ha devenido en superfluo y vacío de contenido.

Gustavo Adolfo Cárdenas Ortega

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