Publicidad
Santuario de la Naturaleza Carlos Anwandter: aprendiendo lecciones Opinión

Santuario de la Naturaleza Carlos Anwandter: aprendiendo lecciones

Alfredo Almonacid
Por : Alfredo Almonacid Director Ejecutivo ONG Conectar para Conservar
Ver Más


n 22 de mayo de 1960, el terremoto más grande registrado en la historia reciente del planeta sacudió al sur de Chile y especialmente a la ciudad de Valdivia, hundiendo segmentos de suelos al menos dos metros en promedio y originando con ello inundaciones permanentes en parte importante de esta zona, lo anterior generó el surgimiento de grandes humedales, que se convirtieron rápidamente en refugio y hábitat para una gran diversidad de especies, siendo una de las más conocidas e icónicas el cisne de cuello negro.

En 1981, una parte importante de estos humedales fue declarada “Santuario de la Naturaleza Carlos Anwandter” (de 4.877 hectáreas), el primero en Chile en ingresar a la lista de humedales de importancia internacional bajo la convención de Ramsar. Posteriormente en 2004 se desató un desastre ambiental, al contaminarse sus aguas  con el vertido de residuos industriales líquidos, por parte de la planta de celulosa de la empresa ARAUCO, según lo determinó la justicia chilena en un fallo histórico para la conservación y los movimientos ciudadanos de protección ambiental del país.

Actualmente, y luego de dos años de trabajo técnico, científico y social, se está completando la elaboración del primer Plan de Manejo para el Santuario, herramienta de gestión fundamental para avanzar en el cumplimiento de los objetivos de conservación del área protegida, permitiéndole al personal de guardaparques que la administra, hacer frente de manera estratégica a las amenazas que aún persisten sobre él: contaminación directa y difusa, proyectos inmobiliarios, incendios forestales, entre otras.

[cita tipo=»destaque»]El caso del Santuario, pone de manifiesto nuevamente, la necesidad de redoblar los esfuerzos para que el Estado de Chile, a través de su poder ejecutivo y legislativo; con el aporte constructivo de las organizaciones sociales, instituciones académicas y el sector privado; avance significativamente en la creación de un sistema de áreas protegidas, que permita hacerse cargo de los grandes retos que tenemos a nivel nacional, pero sin desconocer las particularidades eco-regionales y geográficas de cada área en particular sean estas marinas o terrestres. Nuestra biodiversidad lo necesita con urgencia y es nuestra obligación ética con las nuevas generaciones.[/cita]

Sin embargo, contar con un Plan de Manejo sólo es parte de la desafiante tarea de protección y administración de un área protegida. Aspectos como el marco institucional y legal en el que estas operan, su financiamiento, la disponibilidad de recursos humanos y materiales, el apoyo científico y técnico, y finalmente el grado de compromiso de la sociedad con la protección del patrimonio natural y cultural del país; son fundamentales para garantizar una adecuada gestión y protección de estos importantes espacios.

El caso del Santuario, pone de manifiesto nuevamente, la necesidad de redoblar los esfuerzos para que el Estado de Chile, a través de su poder ejecutivo y legislativo; con el aporte constructivo de las organizaciones sociales, instituciones académicas y el sector privado; avance significativamente en la creación de un sistema de áreas protegidas, que permita hacerse cargo de los grandes retos que tenemos a nivel nacional, pero sin desconocer las particularidades eco-regionales y geográficas de cada área en particular sean estas marinas o terrestres. Nuestra biodiversidad lo necesita con urgencia y es nuestra obligación ética con las nuevas generaciones.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias