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Mi viejo, la caja de cambios y los espejos del auto Opinión

Mi viejo, la caja de cambios y los espejos del auto

Gabriela Clivio
Por : Gabriela Clivio Economista, Founding member CFA Society Chile
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Cuando cumplí 18 años, mi viejo, por primera vez, se subió a su auto como copiloto para enseñarme a manejar. Los dos estábamos de alguna manera en la misma situación, enfrentando algo nuevo, con la diferencia de que mi viejo había manejado toda su vida y yo tenía que escucharlo y confiar en las advertencias que me iba a hacer. En ese momento, mientras aún estábamos estacionados, lo primero que me dijo fue: “Ahora hay que ajustar los espejos, y tranquila mirando para adelante empiezas a manejar. Sin miedo”.

Lo que vivimos el domingo pasado, tal como lo destacaron los grandes diarios internacionales, fue una jornada excepcional. Una demostración de conducta cívica que, lamentablemente, varios países no pueden darse el lujo de tener. Lo que se nos presenta ahora para nuestro país es la tremenda oportunidad de estar sentados en el asiento del piloto, de mirar para adelante y sacar todos juntos el país que queremos.

Volviendo a la primera experiencia de manejo, aún recuerdo que el miedo que yo tenía era inmenso, no solo por cuidar el auto de mi viejo –que más adelante entendí que era lo menos importante para él–, sino porque como resultado de una mala maniobra podía herir a terceros, a mi viejo y a mí.

Mi viejo también me dijo: “No te preocupes por los cambios, que los hago yo”. Así, con el tiempo aprendí a reconocer un ruido del motor y poder hacer los cambios sin tener que usar el pedal de embrague, algo que, orgullosamente, él les contaba a todos sus amigos “tuercas”. De alguna manera esto es lo que tenemos que hacer ahora, ayudarnos entre todos a hacer los “cambios” para que el auto siga para adelante sin que se rompa la caja de cambios y el auto deje de andar.

¿Por qué recuerdo lo de los espejos? Porque, por un lado, siempre es importante mirar para los costados, no se puede uno cambiar de carril sin primero mirar para el lado y porque también es importante usar el espejo retrovisor. En el fondo, no podemos manejar ni movernos hacia adelante si no utilizamos los espejos, porque, de no hacerlo, podemos causar accidentes.

Ahora tenemos que volver a crecer –moverse hacia adelante– con un modelo más inclusivo –usando los espejos–. Lo que hemos vivido en estos últimos 30 años en el país nos ha permitido muchísimas mejoras, pero tenemos que mirar para adelante y, sobre todo, tener en cuenta a todos mientras manejamos.

No me cabe duda de los méritos y lo acertada que fue la adopción del modelo neoliberal y la estrategia del país de insertarse internacionalmente para explicar las grandes mejoras. De hecho, basta con mirar en el resto del continente para darnos cuenta de que hemos hecho las cosas bien. Pero, nuevamente, no podemos manejar ignorando lo que sucede alrededor. Ahora lo importante para todos es volver a crecer. Volver a insertarnos en ese camino que hemos abandonado desde hace un tiempo –casi una década–, porque es creciendo con un modelo inclusivo que todos vamos a estar mejor. Creciendo (y no redistribuyendo) es la forma de sacar este gran país todos juntos hacia adelante.

Tal como lo destacaban los diarios internacionales, ahora Chile tiene la madurez para repensarse. Para retomar el camino del crecimiento es más que importante que nunca el emprendimiento y el acceso al financiamiento para todos, a tasas o en términos que posibiliten los sueños de muchos. Tal como se hizo antes con las grandes empresas, financiando sus planes de crecimiento, ahora las AFP tienen que invertir una porción, aunque sea mínima, de su portafolio en financiar startups y posibilitar no solo mejores pensiones, sino también concretar  sueños.

Sin duda que hay que continuar en la eliminación de gastos públicos redundantes, dejar de pagar beneficios que no corresponden, eliminar exenciones que ya no se necesitan ni justifican y hacer otros ajustes para recuperar nuestra “armonía”, pero el camino es hacia adelante y lo que dejamos atrás ahora solo lo vemos por el espejo retrovisor.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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