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Por justicia: avanzando a un Estado Plurinacional

Por: Natividad Llanquileo Pilquimán


Señor Director:

El tratamiento policial, político y mediático de los delitos ocurridos en la zona centro del país –muertes de niños en balaceras, incendios forestales intencionales, grandes decomisos de drogas– contrasta drásticamente con aquel dado a los delitos enmarcados en el conflicto que mantiene el Estado, las empresas extractivistas y comunidades mapuche en el sur de Chile.

Los discursos de políticos, cientistas sociales y agrupaciones gremiales abundan en referencias al “narcoterrorismo” –otrora “terrorismo” mapuche– y claman por un Estado de Sitio en La Araucanía, pero omiten cualquier referencia al territorio histórico, el extractivismo y la demanda de autonomía.

El año 2014, el Relator Internacional contra el Terrorismo, Ben Emerson visitó Chile. En su informe, concluyó que el Ministerio Público, el Gobierno y las Policías no fueron capaces de explicar con criterios objetivos por qué los delitos asociados a mapuche eran catalogados de terrorismo, mientras que situaciones similares en el resto del país eran tratadas como delitos comunes.

Frente a esto, el Relator propuso un abordaje integral del conflicto, que dé respuesta a las demandas territoriales y políticas del Pueblo Mapuche, advirtiendo que la insistencia en la hipótesis terrorista y la militarización sólo agudizarían el conflicto.

Hoy vivimos el resultado de desoír esas recomendaciones. Sin embargo, tenemos la oportunidad histórica de discutir propuestas políticas en la Convención Constituyente. Ese informe internacional contiene recomendaciones que podemos recuperar para traer sensatez al debate político y comunicacional, y forjar así una sociedad que deje atrás los resabios del colonialismo, la violencia y la discriminación.

Queremos avanzar hacia propuestas realistas, que hagan justicia a la historia del Pueblo Mapuche y promuevan la convivencia armónica de todos los pueblos. Para eso, la nueva Constitución debe avanzar hacia una plurinacionalidad con derechos políticos y territoriales. Esto requiere, necesariamente, que abandonemos las opiniones infundadas y sesgadas, de manera de lograr un diálogo genuino y fructífero.

 

Natividad Llanquileo Pilquimán

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