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Camioneros: las viejas mañas no cambian Opinión

Camioneros: las viejas mañas no cambian

Luis Machuca
Por : Luis Machuca Ingeniero Comercial (U. de Concepción), Magister en Planificación y Gestión Educacional (UDP), docente universitario y consultor.
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Este año, en octubre, se cumplirán 50 años desde el paro de camioneros en 1972. Entonces, la Confederación Nacional de Dueños de Camiones, liderada por el ultraderechista León Vilarín, inició un paro nacional indefinido a contar del día 9 del mes mencionado. El paro contó con el sustento monetario de la Agencia Central de Inteligencia de EEUU (CIA) que por entonces estaba absolutamente empeñada en hacer caer al gobierno de la Unidad Popular, encabezado por Salvador Allende. Era una misión que contaba con el total respaldo y más que ello, iniciativa, de Richard Nixon y Henry Kissinger. Paralelamente, entregaba también recursos financieros a El Mercurio.

Existe un documento desclasificado por la CIA en años posteriores, donde se señala que ambos hechos se enmarcaron en el denominado “Plan Septiembre. Dicho documento señala en una de sus partes, que el financiamiento va dirigido a promover “movimientos gremialistas de patrones y la resistencia civil de la burguesía”. Es raro que un documento elaborado por la CIA utilice categorías de connotación marxista como “burguesía”. En fin, un detalle.

La acción de los camioneros fue respondida por el gobierno, que calificó el  paro como “político, ilegal y sedicioso”, procediendo al encarcelamiento de dirigentes de los camioneros. La réplica de estos no se hizo esperar y el día 12 de octubre el gremio procedió a bloquear caminos y carreteras, agudizando la escasez de alimentos y suministros que por entonces existía, provocados por la acción concertada de empresarios, políticos, movimientos extremistas de derecha como Patria y Libertad y el gobierno norteamericano. El resto de la historia es conocida y desembocaría menos de un año después en el golpe de estado que derrocó al gobierno constitucional.

Desde entonces, y con alguna frecuencia, el gremio de los camioneros y transportistas ha continuado recurriendo a la estrategia de los paros, pero preferentemente a la de bloqueos de carreteras, impidiendo el libre tránsito de personas y bienes.

En agosto de 2020, en plena administración Piñera II, el gremio patronal de camioneros efectúa un paro en demanda de leyes que, según ellos, irían en beneficio de la seguridad del país. El paro se efectúa en el punto más crítico de la pandemia, con cuarentenas incluidas. Debido a que el día 27 del referido mes, debí viajar por tierra desde Santiago al sur de Chile,  fui testigo presencial de cómo la ruta 5, columna vertebral del transporte, estaba interrumpida en su casi totalidad, pero particularmente en las zonas en donde la derecha patronal y política es tradicionalmente fuerte: Los Ángeles, Collipulli, Temuco. Un número incontable de máquinas, camiones y remolques, obstaculizaban el tránsito de manera matonesca e impune. La fuerza pública, Carabineros de Chile, ausente. En los pocos puntos en que había presencia policial, se advertía una cuasi camaradería y complicidad entre camioneros y carabineros.  Quizás si esta relación se forjó en los años del ya mencionado paro de octubre de 1972. ¿Quién financió el paro de agosto y septiembre de 2020, hace menos de dos años?

Así como el paro a que hago referencia en el párrafo anterior se “justificó” en la falta de seguridad en las carreteras del sur, las manifestaciones de estos días en el norte de Chile, nuevamente con bloqueo de carreteras y nulo intento de la autoridad por restablecer la circulación, se justifica en la muerte de un camionero, presuntamente a manos de inmigrantes irregulares. Pero la actitud de matonaje y la impunidad con que actúa el gremio es la misma de siempre. El aprovechamiento de desgraciadas circunstancias le permite al gremio, una vez más, actuar con el  más absoluto desprecio por los derechos de otros. Recordemos que, además de los hechos descritos precedentemente hay otros, como el de agosto  de 2015 durante la administración Bachetet II, cuando los camioneros se permitieron interrumpir gran parte del flujo vehicular de Santiago, llevando una caravana de camiones quemados hasta las mismas puertas de La Moneda.

Así, el Presidente Boric, además de los desafíos ya conocidos, en los ámbitos de política exterior, empleo, pandemia y otros, deberá también, con seguridad, lidiar con un gremio que ya se acostumbró a la impunidad y la instrumentalización de causas para conseguir sus propios fines que, todo apunta a que trascienden, hoy como ayer, lo meramente gremial.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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