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Borrador constitucional: buenas noticias para las mujeres Opinión

Borrador constitucional: buenas noticias para las mujeres

Teresa Valdés E.
Por : Teresa Valdés E. Coordinadora del Observatorio de Género y Equidad.
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Llegamos al final del trabajo de la Convención Constitucional, tenemos el borrador de la nueva Constitución, escrito en la que fuera una “hoja en blanco” y está cargado de “buenas noticias” para las mujeres.

Por primera vez en la historia, además de consagrar los principios de la paridad y la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres, el borrador de la nueva Constitución incorpora derechos que afectarán positivamente la vida de las mujeres y las disidencias sexo-genéricas, en el sentido que el Estado deberá generar condiciones para el fin a la violencia de género, para una redistribución del trabajo de reproducción social y una transformación de la división sexual del trabajo, para el acceso a la información y la participación en la comunicación, incluso con medios de comunicación propios, entre otros.

En efecto, el texto incorporado en el borrador señala que “el Estado garantiza y promueve el derecho de las mujeres, niñas, diversidades y disidencias sexo-genéricas a una vida libre de violencia de género en todas sus manifestaciones, tanto en el ámbito público como privado, sea que provenga de particulares, instituciones o agentes del Estado” y que “el Estado deberá adoptar las medidas necesarias para erradicar todo tipo de violencia de género y los patrones socioculturales que la posibilitan, actuando con la debida diligencia para prevenir, investigar y sancionar dicha violencia, así como brindar atención, protección y reparación integral a las víctimas, considerando especialmente las situaciones de vulnerabilidad en que puedan hallarse”.

Asimismo, el borrador incluye la norma que señala que “Todas las personas tienen derecho a cuidar, a ser cuidadas y a cuidarse desde el nacimiento hasta la muerte. El Estado se obliga a proveer los medios para garantizar que este cuidado sea digno y realizado en condiciones de igualdad y corresponsabilidad”. Señala que el Estado garantizará este derecho a partir de la creación de un Sistema Integral de Cuidados de carácter estatal, paritario, solidario, universal, con pertinencia cultural y perspectiva de género e interseccionalidad. Todo ello con especial atención a lactantes, niños, niñas y adolescentes, personas mayores, personas en situación de discapacidad, personas en situación de dependencia y personas con enfermedades graves o terminales. También reconoce que el trabajo doméstico y de cuidados son “trabajos socialmente necesarios e indispensables para la sostenibilidad de la vida y el desarrollo de la sociedad, que son una actividad económica que contribuye a las cuentas nacionales y que deben ser considerados en la formulación y ejecución de las políticas públicas”.

Tan importante como ello es el reconocimiento del derecho a la comunicación social según el cual “toda persona, individual o colectivamente, tiene derecho a producir información y a participar equitativamente en la comunicación social”, reconociendo el derecho a fundar y mantener medios de comunicación e información y la obligación del Estado de fomentar la creación y desarrollo de estos medios a nivel regional, local y comunitario.

Se trata de derechos humanos interrelacionados, puesto que avanzar hacia una sociedad y una cultura igualitarias requiere de acciones integrales, en lo económico, en los social, en lo político y cultural: prevenir la violencia va de la mano con la redistribución de los trabajos de reproducción social y con el acceso a las comunicaciones donde se promuevan patrones culturales acordes con esa nueva cultura, donde se visibilice el aporte y las luchas de las mujeres y se fiscalice el cumplimiento de los derechos consagrados.

Las convencionales hicieron una gran trabajo, no sólo proponiendo los artículos que incorporan estos derechos de las niñas y mujeres, sino generando diálogos con las distintas fuerzas políticas y sociales presentes en la Convención para alcanzar las mayorías necesarias para aprobarlos. Esa también es una buena noticias: el país cuenta hoy con nuevos liderazgos, con líderes fortalecidas en el trabajo político más importante como es contar con una Constitución para el Chile de hoy y del futuro.

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  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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