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Acúname


Señor Director:   

Cansados ya de continuar con los enredos y artimañas de la discordia, con la discusión laberíntica que no lleva ni pretende llevar a acuerdos razonables, ya que transitamos rampantes tratando de descalificar al «adversario», con falacias y zancadillas a diestra y siniestra, buscando quien derriba primero al otro; y agotados aún más por la desmesura, esa fea palabra, que nos ha invadido sin lograr ver la luz al final de este túnel desmesurado… ¿qué hacer? Como alerta Agustín Squella denunciando la desmesura: ¿Y ahora qué?

Entonces, ¡acúname!, y no para adormecerme como el niño que estarías meciendo en su acogedora cuna.  Acúname para despertar y empezar a darnos cuenta de que viajamos o navegamos en un mismo barco, acúname para que entre los dos y el otro, otro más y muchos más, sumemos y asociemos fuerzas para enfilar a buen puerto, en el breve lapso de tiempo que nos resta para enmendar el rumbo. No es mucho y asoma el peligro de encallar entre tantos arrecifes, escollos y bancos de arena velados en un piélago desconocido. Acúname para por fin entender que somos capaces de entendernos.

Y…   ACÚNAME finalmente para poder juntos y unidos, acuñar y darle vida a esta sigla o símbolo del próximo, urgente e indispensable  ¡¡ACUERDO NACIONAL POR LA MESURA!!

Un pacto humilde, nada ostentoso, sin agudizar aún más las contradicciones, la violencia y la falta de rigurosidad, sin seguir dando un espectáculo cada vez más lamentable y vergonzoso.

Por eso y por mucho más,  ¡ACÚNAME!

¿Seremos capaces de poner todo nuestro esfuerzo para lograr el buen pacto que a todos beneficie?  La esperanza finalmente puede y debe vencer a la desmesura.

Aníbal Wilson P.

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