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Riesgo inminente DEPORTES

Riesgo inminente

Pablo Flamm
Por : Pablo Flamm Periodista deportivo
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La U tiene un camino complejo y duro. Tiene ocho fechas para evitar o intentar no caer en la zona del terror. Serán todas finales, tomando en cuenta que los otros equipos involucrados tratarán de sumar o hacer daño y, en ese derrotero, hay dos rivales directos para los de López, como son Coquimbo Unido y Deportes La Serena. Otros estarán luchando por los cupos internacionales, y al retorno del torneo, tiene el clásico universitario. Se vienen días de angustia y dolores de cabeza. Hoy más que nunca, el plantel está sometido a una presión dura y pesada. Ni hablar del cuerpo técnico. 


Otra temporada más la U corre el riesgo inminente de pelear el descenso directo. Y los motivos son varios para volver a estar sumida en esta situación.

En primer lugar, Azul Azul nunca ha sostenido una política deportiva sólida a lo largo de los años. Cualquier cambio de propiedad o instalación de sectores en el directorio, se refleja automáticamente en las decisiones de la cancha.

Segundo, la cantidad de técnicos que ha tenido la administradora azul, desde el 2007 en adelante, sumando los interinatos (que a la postre son tomados en cuenta); anote este número: 23 estrategas han pasado por la banca de los laicos, a un promedio de seis meses de duración en el cargo. Así difícilmente se puede sostener rendimiento y trabajo. A eso le sumamos las gerencias deportivas, que también han sido rotativas y pocos estables, salvo alguna excepción, en el período de logros con Sampaoli en la banca. La mejor muestra de ello es el breve y caótico momento del ecuatoriano Luis Roggiero, quien llegó casi como el mesías y su estabilidad fue efímera y sin luces para destacar.

[cita tipo=»destaque»]Y no es toda culpa de los actuales jugadores, porque para muchos llegar a la U debe ser un anhelo enorme, sin embargo, no todos están para ocasiones de esta envergadura.[/cita]

Tercero, la elección de los directores técnicos. ¿Cuál es la convicción y delineamientos para escoger al estratega? Generalmente no se saben, como muchas de las determinaciones que toma la regencia entre cuatro paredes. No comunican, no expresan, no hacen partícipes a todos los actores, para saber hacia dónde quieren ir. ¿Qué prevalece? ¿Lo económico o los intereses creados y particulares que a ratos dominan en el club azul? ¿Qué tienen en común nombres como Escobar, Dudamel, Arias, Kudelka, Lasarte, Figueroa, Castañeda o López? Solo por nombrar a algunos de la lista de 23. Cuesta encontrar una línea. Y si bien no es la receta perfecta, está ligada directamente a no contar con esa política deportiva e institucional sólida y robusta.

Cuarto, el nivel y jerarquía del plantel. En el papel, se supone que, a un equipo como la U, deberían llegar los mejores o más promisorios jugadores. Y no es necesario entrar al detalle fino de nombre por nombre, pero hoy la plantilla carece de esos hombres “grandes y referentes”, líderes que saben de la historia y cómo pesa ponerse la camiseta de la U, las responsabilidades y obligaciones que conlleva. Puede haber buenas intenciones de algunos, pero con eso no basta o alcanza para tratar de evitar el posible colapso. Y no es toda culpa de los actuales jugadores, porque para muchos llegar a la U debe ser un anhelo enorme, sin embargo, no todos están para ocasiones de esta envergadura.

La U tiene un camino complejo y duro. Tiene ocho fechas para evitar o intentar no caer en la zona del terror. Serán todas finales, tomando en cuenta que los otros equipos involucrados tratarán de sumar o hacer daño y, en ese derrotero, hay dos rivales directos para los de López, como son Coquimbo Unido y Deportes La Serena. Otros estarán luchando por los cupos internacionales, y al retorno del torneo, tiene el clásico universitario. Se vienen días de angustia y dolores de cabeza. Hoy más que nunca, el plantel está sometido a una presión dura y pesada. Ni hablar del cuerpo técnico.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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