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Superioridad moral y desconexión con la realidad Opinión

Superioridad moral y desconexión con la realidad

Cristóbal Barra
Por : Cristóbal Barra Presidente nacional Juventus PPD.
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“Antes de caminar con ustedes, yo prefiero caminar junto al pueblo” (Salvador Allende).

Luego de conocer el resultado del plebiscito del 4 de septiembre, resultado que no era el que apoyábamos pero que se veía venir por una serie de factores, he visto con tristeza y estupor que muchos sectores de una cierta izquierda elitista y sobreideologizada han sido incapaces de realizar la más mínima autocrítica y, en vez de ello, han comenzado a difundir en sus redes sociales odiosos y equivocados mensajes como los que siguen:

  1. “En Petorca ganó el rechazo: sigan sin agua y cagando en bolsas” (sic)
  2. “La gente de Quintero podría haber avisado que les encanta el arsénico”
  3. “A las mujeres les gusta que le agarren el poto (sic), por eso votaron rechazo, parece que les gusta el patriarcado”
  4. “Los pobres son pobres porque quieren”
  5. “Ahora me convenzo de que el sufrimiento del pueblo es merecido”
  6. “Autopistas adelantan horario punta para cobro de TAG. ¿Votaron rechazo? Ahora es sin llorar”

Sin duda esta enumeración se queda corta respecto de otras muchas publicaciones de este tenor que pueden encontrarse en redes sociales, todas cargadas de una inadmisible superioridad moral y de una desconexión tan grande con la realidad que se acerca a la categoría de delirio.

Llama poderosamente mi atención que esta misma gente que se dice de “izquierda” y que ahora destila odio y descalificación contra el pueblo de Chile, que soberanamente se manifestó en la jornada del domingo, lo calificó de “sabio” y “despierto” cuando ganaba en las urnas la opción Apruebo de entrada con cerca de un 80% de las preferencias. O sea, cuando el pueblo actúa como ellos, es “sabio” e “inteligente”; pero cuando no, es “pobre de mentalidad”, “roto”, “ignorante”, y se “merecería los males” del modelo socioeconómico.

Debemos reconocer que este proceso constituyente ha terminado en fracaso y que quienes lo encabezaron son los principales responsables de esto. Tanto en forma como en fondo ofendieron el sentido común de nuestro pueblo. Y esta “izquierda” supremacista, aporofóbica, ensimismada en ideologías identitarias, en vez de abrir su corazón ante el terminante resultado democrático de ayer, nos muestra su verdadera cara: nunca le importó nuestro pueblo, sino que siente desprecio e indolencia por la realidad que vive la inmensa mayoría de chilenos, afectados por la crisis económica y la falta de seguridad, realidades que, claramente, no afectan en la vida diaria a estas elites utopistas.

¡Cómo se nota lo alejados que están del pueblo! ¡Cómo se nota que nunca les ha faltado el pan en la mesa! ¡Cómo se nota que no salen con miedo de sus casas en la mañana y que no llegan con miedo cada noche! Por eso yo hago mías las palabras del Presidente Allende cuando dijo: “Antes de caminar con ustedes, yo prefiero caminar junto al pueblo”. Y llamo a todas las fuerzas realmente progresistas, democráticas y populares de Chile a hacerse cargo de las reales y urgentes necesidades de nuestro pueblo sin mediar demora. Los llamo a dejar atrás y para siempre la actitud soberbia y grosera de quienes pretendieron silenciar el himno nacional, de quienes humillaron la bandera en Valparaíso, de quienes quisieron concentrar todos los poderes en una Cámara de Diputados diseñada ad hoc para ellos mismos, de quienes ofrecieron una multiplicidad de sistemas de gobierno y de justicia que nadie entendió ni apoyó.

Las causas originales del estallido social de 2019 siguen intactas y vigentes, y por eso es momento de que el gobierno del Presidente Boric, nuestro gobierno, y las fuerzas que lo apoyan, dejen el soliloquio, dejen atrás las distracciones de nicho, y pongan todos sus empeños en sacar adelante una nueva Constitución que garantice un sistema social y democrático de derechos, con estabilidad económica, paz social y oportunidades de progreso para todos los hijos e hijas de esta tierra. Y que, al mismo tiempo, se usen los instrumentos legales con que ya se cuenta para acometer con fuerza contra las inequidades que le quitan el sueño a los chilenos: el inaceptable encarecimiento de la vida y la falta de seguridad.

Pueden contar con la Juventud del Partido por la Democracia para la necesaria etapa de diálogo y de acuerdos que ahora se abre. Estaremos siempre al lado del pueblo, aunque eso implique alejarnos de la “izquierda” que solo se mira al ombligo y se dedica a hablar consigo misma. Se acabó el tiempo de la autocomplaciencia y el soliloquio. Es tiempo de la República. Es la hora de Chile.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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