Opinión
Por eso creo que, a pesar de que el desafío que enfrentamos puede parecer abrumador, todavía hay tiempo para combatir el cambio climático y, al mismo tiempo, aprovechar las oportunidades que se presentan en el camino. Tal como expresó Bill Gates en una entrevista a CNBC en el marco del Climate Tech Summit 2021: “Climate tech producirá entre ocho y diez Teslas, un Google, un Amazon y un Microsoft”.
Tras la firma del Acuerdo de París en 2015, los principales países del mundo han trazado ambiciosas metas climáticas: reducción de emisiones en un 45% para 2030 y cero neto hacia 2050.
En ese contexto, la disminución de la huella de carbono pasó a ocupar un lugar protagónico en la economía global, no solo para empresas y consumidores en la compra y venta de productos y servicios, sino también en bancos, organismos multilaterales de crédito y fondos de inversión, entre otros actores del sistema financiero, que empezaron a incorporar cada vez más criterios ESG a la hora de evaluar qué tipo de proyectos apoyar.
Sin embargo, a medida que se aproxima la fecha límite del 2050, resurge el debate en torno a la viabilidad de alcanzar los objetivos climáticos que se trazaron ocho años atrás y que están corriendo contra reloj.
Para hacer frente a este gran desafío, la Agencia Internacional de la Energía elaboró un reporte en el cual explica de qué manera debería abordar el sector energético el tema para lograr los KPIs sustentables de 2050. Dicho informe revela que las tecnologías existentes pueden cubrir únicamente el 25% de las metas propuestas.
Por lo tanto, es necesario realizar importantes inversiones, fomentar la innovación, implementar políticas hábiles, desplegar tecnología, construir infraestructura, propiciar la cooperación internacional y emprender esfuerzos en diversas áreas –entre otras acciones– para revertir la situación.
En este punto vale hacer una aclaración: cuando hablamos de empresas sustentables, no nos referimos únicamente a energía eólica, movilidad eléctrica o reciclaje de materiales, por mencionar las verticales más conocidas. Cada vez se va desarrollando más oferta en sectores como Ag-Techs, tecnología minera, eficiencia hídrica, transporte inteligente, almacenamiento de energía o carbon tech, entre otras. La sustentabilidad dejó de ser un foco particular y se convirtió en un eje transversal de los planes de negocio, especialmente de las startups.
Por eso creo que, a pesar de que el desafío que enfrentamos puede parecer abrumador, todavía hay tiempo para combatir el cambio climático y, al mismo tiempo, aprovechar las oportunidades que se presentan en el camino. Tal como expresó Bill Gates en una entrevista a CNBC en el marco del Climate Tech Summit 2021: “Climate tech producirá entre ocho y diez Teslas, un Google, un Amazon y un Microsoft”.
Siguiendo esta visión, se podría prever una revolución “verde” en los próximos años, donde la tecnología que ayude a mitigar el cambio climático se encuentre en el epicentro de la innovación.
Pero, como en toda revolución, el financiamiento se vuelve indispensable para una transición exitosa. En este contexto, el venture capital es una herramienta clave, ya que proporciona el capital necesario para la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías de startups que están en fase de desarrollo. Al mismo tiempo, los inversores de los VCs ocupan un papel fundamental en esta ecuación, no solo por el aporte de capital privado necesario para potenciar a las empresas, sino también porque brindan orientación y experiencia empresarial para asegurar su éxito en el mercado.
En un contexto de alta incertidumbre, el green climate tech como inversión es un activo tangible, confiable y con potencial de buen ROI, en un mundo que necesita de forma urgente inversiones para llegar al 2050 con posibilidades de cumplir con los acuerdos pautados. Apostar por la sustentabilidad no solo ayuda a cuidar el planeta sino que también es un gran negocio.
