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Cazuela versus ramen Opinión

Cazuela versus ramen

Juan Guillermo Tejeda
Por : Juan Guillermo Tejeda Escritor, artista visual y Premio Nacional "Sello de excelencia en Diseño" (2013).
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La última cazuela que pedí y comí en el centro fue, creo, en el bar Nacional, fuimos con un amigo y nos tentamos, aunque ya nada era lo mismo, entiendo que parte del plato, como el arroz, no formaba parte ya del cocimiento y lo habían agregado al calentar el total al microwave, es que si se deja en el caldo el arroz se hincha, y es como la cazuela del día anterior, que se pone mazamorrienta.


Aparece con fuerza en diversos puntos de Santiago el ramen, que es como una cazuela asiática, muy apetecible en los días fríos y grises de invierno, al tanto que la cazuela misma es ya muy difícil de encontrar en un restaurante.
Recuerdo la cazuela casera de mi infancia, que no tenía mayor brillo y la comíamos medio lateados siguiendo el instructivo no sé si de mi abuela según el cual era preciso tomar primero el caldo con el arroz, luego el zapallo, después la papa, el choclo, y finalmente la carne, no fuere cosa que por luchar con alguna presa en un ambiente caldoso provocásemos una desgracia en la mesa.

Una vez de adolescente llegué a un rodeo por ahí por Rancagua, y sólo recuerdo unas como ramadas que había donde probé una cazuela que era un auténtico milagro de la naturaleza y la civilización, la maravilla en cuanto a enjundia, cocción, suavidad, picardía… y no olvido la napa superior del caldo a alta temperatura con sus hierbas y zonas flotantes de diversas tonalidades y brillos.

Luego tuve ocasión de añorar la cazuela durante los años que pasé viviendo fuera, y sólo cuando venía de visita me rejuntaba con los sabores locales, la nana de mi mamá decía: nomás cuando viene usted don Juan Guillermo comemos bien en esta casa, que mi madre, más bien austera en las comidas diarias, se esmeraba en que me preparasen durante mis viajes a Chile los platos que añoraba, y ahí reaparecía, triunfal la cazuela, junto a las papas rellenas, los zapallitos italianos, el congrio frito, las empanaditas de queso y otras maravillas…

La última cazuela que pedí y comí en el centro fue, creo, en el bar Nacional, fuimos con un amigo y nos tentamos, aunque ya nada era lo mismo, entiendo que parte del plato, como el arroz, no formaba parte ya del cocimiento y lo habían agregado al calentar el total al microwave, es que si se deja en el caldo el arroz se hincha, y es como la cazuela del día anterior, que se pone mazamorrienta. Me abstuve, pues, de más cazuelas en restaurantes, y en los restaurantes de gama media o alta ya no la veo aparecer en ningún menú, es que es un plato colectivo que se hace y se consume en el día.

Pero tenemos el ramen, que le lleva fideos y chanchito o pollo y no está nada mal, ahora que nos vamos globalizando. Yo recuerdo en Barcelona que tienen allí una versión local de la cazuela, se llama la escudella, y consta de un caldo donde flotan cosas que son un poco otras, garbanzos, butifarra blanca, verduras, carne, y está muy bueno. Tanto el puchero como la escudella como la cazuela obtienen su nombre del recipiente donde se preparan, y es siempre un caldo con presas hervido por mucho rato, horas, debe ser una costumbre mediterránea de tiempos del imperio romano. No sé de dónde habrá salido el ramen, creo que es una invención china, aunque los fideos no sé si los habrán inventado los chinos o los italianos o Marco Polo, me pondré a averiguar esos detalles… os dejo con la cazuela de Bororo.

  • Esta opinión fue publicada originalmente en el Facebook de Juan Guillermo Tejeda. Léela AQUÍ
  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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