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Expandir o densificar la ciudad: un debate abierto Opinión

Expandir o densificar la ciudad: un debate abierto

Es hora de abrazar el concepto de ciudad compacta y promover políticas urbanas que prioricen la calidad de vida de las y los ciudadanos, la preservación del entorno natural y una sociedad más equitativa.


En nota de El Mercurio publicada el 3 de julio, el arquitecto chileno Marcial Echeñique reitera la defensa del modelo de ciudad extendida, proponiendo “expandir las ciudades en torno a los corredores de ferrocarriles y carreteras interurbanas”.

Anteriormente, en el medio digital Pauta.cl (2020), sostenía que “uno de los grandes errores que se ha cometido en Chile, y en Santiago en particular, es tratar de densificar la ciudad”. Así, en diversas entrevistas insiste en que “una solución para abordar el déficit habitacional es generar desarrollos habitacionales alrededor de los sistemas de transporte en zonas suburbanas”

Si bien valoramos la trayectoria y valía del profesional, no compartimos su visión respecto al desarrollo urbano. El modelo propuesto por Echeñique presenta, a nuestro juicio, diversos inconvenientes para la sostenibilidad en un contexto de cambio climático.

La expansión sub-urbana sin control asociada a infraestructura de transporte consume grandes extensiones de suelo, conlleva a una mayor demanda de infraestructuras, servicios, gasto público y aumenta los desplazamientos diarios, lo que resulta en un círculo vicioso de congestión vial y emisiones contaminantes. La Ciudad de los Valles en Pudahuel es un botón de muestra del impacto sobre la Ruta 68, con cotidiana congestión mañana y tarde. 

La ciudad extendida sin planificación incrementa la segregación socioespacial, obligando a las personas de bajos recursos a vivir en las periferias con menos servicios, oportunidades y conectividad -Bajos de Mena es un ejemplo paradigmático-, aumentando las desigualdades e inequidades urbanas, lo cual dificulta la creación de comunidades inclusivas y cohesionadas. Sabemos, además, por la propia experiencia de Autopistas como Vespucio Sur y Acceso Sur, que la forma en que se despliega la infraestructura de transporte vehicular es también desigual y discriminadora. 

En contraposición a la ciudad extendida, nosotros adherimos al concepto de ciudad compacta como alternativa para enfrentar los desafíos urbanos de nuestro tiempo que fomente un desarrollo urbano social, económica y ambientalmente sostenible. La ciudad compacta se presenta como una alternativa que maximiza los beneficios y minimiza los inconvenientes, contribuyendo así a una densificación equilibrada y sostenible. 

Una ciudad compacta se caracteriza por tener una alta concentración de viviendas y tenencias, diversidad de servicios y actividades en un área geográfica relativamente reducida. Esto implica la construcción de edificios en altura media, -de entre ocho y diez pisos- la utilización eficiente del suelo, así como la promoción de una planificación urbana inteligente, con modelos asequibles de vivienda.

Entre sus beneficios está la reducción de la expansión urbana descontrolada, lo que evita la destrucción de áreas naturales y la fragmentación del territorio, reduce la presión sobre zonas agrícolas y propicia la preservación de los ecosistemas cercanos a la ciudad. En un país donde se extiende la urbanización, existe mayor vulnerabilidad frente al riesgo de desastre.

La ciudad compacta fomenta una mayor eficiencia energética y reduce la dependencia del automóvil y en general de medios de transporte al concentrar viviendas, servicios y lugares de trabajo en un área reducida, facilitando la movilidad a pie, en bicicleta y en transporte público. Esto reduce las emisiones de gases de efecto invernadero y permite una mayor calidad del aire.

En la actualidad, cobra fuerza en Europa el concepto de la ciudad de los quince minutos (desarrollado por Carlos Moreno y levantado por la alcaldesa de París, Anne Hidalgo) que supone una ciudad donde se puedan encontrar servicios y bienes públicos dentro de un radio caminable en ese tiempo.

Por su parte, Albert Ferre, en su libro “Vivienda Total: Alternativas a la Dispersión Urbana”, señala que, en 61 proyectos urbanos revisados en la última década, se demuestran las ventajas de la densidad residencial y constituyen un antídoto contra la dispersión urbana respondiendo a criterios de accesibilidad, compactación, conectividad, diversidad, economía, flexibilidad, adaptabilidad y sostenibilidad privilegiando la economía circular.

En vez de concentrarnos en la extensión del área urbana bajo esquemas mono-funcionales y dependientes del vehículo privado, tenemos el desafío de avanzar en la cohesión e integración interna de nuestras ciudades, con el fin de aumentar las oportunidades de intercambio e inclusión social. El concepto de ciudad compacta ofrece una visión prometedora para el desarrollo urbano sostenible en nuestro país, fomentando la densificación equilibrada e inteligente para generar beneficios ambientales, sociales y económicos significativos.

Es hora de abrazar esta idea y promover políticas urbanas que prioricen la calidad de vida de las y los ciudadanos, la preservación del entorno natural y una sociedad más equitativa. La propuesta del arquitecto Marcial Echeñique, planteada desde Inglaterra, tiene una visión distinta en el horizonte.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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