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Películas, plebiscitos y convenciones Opinión

Películas, plebiscitos y convenciones

Francisco J. Ulloa García
Por : Francisco J. Ulloa García Candidato a Doctor, Universidad de California, Davis
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El proceso del 2022 que finalizó en el rechazo al proyecto de Constitución experimentó un marketing negativo a una escala nunca antes vista en el país.


Al haberse cumplido un año más del plebiscito que terminó con la dictadura militar en Chile, me puse a recordar la pequeña polémica que causó el estreno de la película No, dirigida por Pablo Larraín; polémica en la que incluso el Presidente de la época, Sebastián Piñera, no dejó de comentar.

Por un lado, la trama principal del largometraje mostraba a un joven productor audiovisual (Gael García) que pudo construir una historia esperanzadora, contagiosa y alegre para la creación de la franja televisiva del No. La película daba a entender que el marketing publicitario del No, en comparación con el del Sí, le había permitido a la ciudadanía atreverse a ir a votar por la destitución de Augusto Pinochet.

Si bien Larraín había creado un drama ficcional, y no un documental sobre el plebiscito, llamaba la atención la casi nula (o incluso totalmente nula) referencia a la serie de factores estructurales, políticos y sociales que habían permitido el triunfo del No, más allá del marketing publicitario que había construido la franja televisiva. Llamaba mucho más la atención que, reconociendo el aspecto ficcional de esta película, una parte de la elite chilena (de la que es parte el director) lograra omitir de forma olímpica la larga década de los 80, de movilizaciones sociales, crisis económica, presiones internacionales y hallazgos de cuerpos masacrados.

Pero supongamos que esos 15 minutos al día durante un mes fuesen decisivos. ¿Cómo resulta tan inverosímil que si el marketing del 88 provocó un impacto tan grande, el que se realizó durante todo el 2022 no pueda ser algo a tomar en cuenta? ¿Cómo es posible que hablar de la publicidad del Rechazo durante el último plebiscito se haya vuelto un tema tan tabú?

El proceso del 2022 que finalizó en el rechazo al proyecto de Constitución experimentó un marketing negativo a una escala nunca antes vista en el país. No fue solamente una franja específica transmitida durante quince minutos en los canales de televisión. Como se sabe, aunque no se nombre, fue toda una estructura política, empresarial y mediática que se dedicó firmemente a la promoción y repetición de noticias falsas y que desprestigiaran completamente el trabajo de los constituyentes de la época.

Ya llevamos poco más de un año desde que esa elite salió feliz a expresar cómo la ciudadanía había leído el texto constitucional y, razonablemente, había votado en contra de este porque entendían lo “extremista y refundacional que era”. Esa elite difusa, pero, muchas veces, con apellidos pomposos, ha omitido reiteradamente referirse a los millones de pesos (e incluso de dólares) gastados en el solo objetivo de rechazar el texto constitucional.

Si la elite chilena logra ver y acentuar públicamente la importancia del marketing para la movilización política de finales de los 80, ¿no será mucho pedir que reconozcan la certera publicidad que terminó con el rechazo del texto constitucional pasado?

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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