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Persiguiendo a Friedrich von Hayek Opinión

Persiguiendo a Friedrich von Hayek

Juan Guillermo Tejeda
Por : Juan Guillermo Tejeda Escritor, artista visual y Premio Nacional "Sello de excelencia en Diseño" (2013).
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Lo que nos servirá de guía, señalaba Hayek en una de sus conversaciones ochenteras en el CEP o con el grupo de Jaime Guzmán en la revista Realidad, es escuchar la música del mercado.


Persigo día y noche a Friedrich von Hayek, patrono y gurú indiscutible del milagro chileno, él estuvo en Viña del Mar en 1981 en una reunión de la Mont Pèlerin Society fundada por él en 1947 en Suiza, society que era y aun es un poco la red, la network fundante mediante la cual se instaló en el mundo la cosa neoliberal, ellos le llaman más bien libertaria, todo eso que hoy disfrutamos y padecemos. En thinks-tanks es ahora la poderosa red Atlas la que la lleva, aunque Mont Pèlerin aun respira. Axel Kaiser y José Piñera y Larroulet y Büchi son algunos de los aproximadamente quinientos socios selectos de todo el mundo de esa society. Lo más sagrado del hombre es la libertad, y cualquier gobierno o cualquier político están necesariamente en contra de ella, entendiendo libertad como hacer lo que uno quiere.
Lo que nos servirá de guía, señalaba Hayek en una de sus conversaciones ochenteras en el CEP o con el grupo de Jaime Guzmán en la revista Realidad, es escuchar la música del mercado. El mercado te dice espontáneamente lo que es bueno y lo que es malo, aquello que la gente quiere comprar dibuja la norma moral. Si intervienes el mercado dejas de entender qué nos conviene y qué no.
Entonces yo persigo afanoso a Hayek, y me fui a perseguirlo a la librería Takk, mi favorita, aunque el mercado me dijo por boca de Joan que el libro que yo buscaba, ‘Camino de Servidumbre’ (se refiere a cualquier tipo de socialismo) está agotado, igual charlamos como siempre a gusto y con regocijo y aproveché para llevarme Karada, un libro japonés sobre el cuerpo, donde el autor comienza por la cabeza, ese es el primer capítulo, y se refiere mucho a la almohada que sería un reemplazante del brazo, todo esto sobre un futon y el futon arriba de un tatami.
Entretanto encargué un opúsculo que supongo a la vez cristalino y fangoso de la gran Lucía Santa Cruz y se llama ‘Conversaciones con la Libertad’, y ahí viene una con Hayek, muy citada, que se publicó originalmente en El Mercurio. Bueno Hayek es lo mismo que El Mercurio, eso sí en una dimensión global y eterna, él es de los que sostienen que desde la Revolución Francesa, es decir con el guillotinamiento del rey Luis XVI y el reemplazo de la monarquía por la república, desde entonces que llegaron los políticos y está todo mal. Quizás sea así, me estoy reeducando con estas lecturas.
Gracias al mercado conseguí el libro agotado de Hayek, me llega mañana a un punto azul de buscalibre.cl que queda en la calle Villavicencio. Hayek no tiene percepción alguna de lo solidario ni de lo tribal, considera que si hay una hambruna no hay motivo para ayudar a esa gente desesperada, es que ellos se lo buscaron, el exterminio por hambre sería un control natural del crecimiento demográfico… y lo mismo ocurre en el mercado, es que como individuos somos seres complejos, orgánicos y no unidimensionales, y así es también la realidad. Hayek fue muy amigo de Milton Friedman en Chicago y venían a ver a Pinochet y a los Chicago Boys en los años de gloria del Mamo Contreras, fue Hayek quien contribuyó a darle al Departamento de Economía de la Universidad de Chicago el compost libertario del cual, gracias a un convenio con nuestra Universidad Católica que data de los años cincuenta, se nutrieron cientos de doctorandos chilenos que a su regreso fueron los cuadros del futuro régimen privatista y antiestatista que hoy vivimos. Chile es neoliberal desde 1975, o sea el primer país del mundo de economía libertaria, de estado libertario, antes de la señora Thatcher que comenzó a demoler el estado de bienestar británico recién en 1979, de ahí la buena barra que nos tuvo siempre Hayek.
Cuando vemos a un vagabundo instalando su ruco en el Parque Forestal, privatizándolo, oh Irací, eso es Hayek, el vagabundo es un emprendedor, un precursor primitivo del mercado que finalmente vendrá y hará del parque Forestal un nicho de negocios. No existe lo público, Irací, no debiera existir, y si existe es una aberración marxista o socialista o fascista o republicana que debe ser corregida para abrirle paso a la libertad. Seguimos.
* Esta opinión fue publicada originalmente en el Facebook de Juan Guillermo Tejeda. Ver aquí 
  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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