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Reflexiones desde un estado de bienestar

Por: Benjamin Nielsen Guzmán


Señor Director:

Desde la negra pantalla entre mis manos veo a este gigante y he sentido su despertar. Oigo el retumbar de sus pasos, como ecos disonantes sobre las tranquilas calles de Ámsterdam, mi hogar temporal. Como contraste, veo a mi alrededor una sociedad que, aún no estando exenta de sus propios problemas, logra funcionar con la intención de mantener una relación justa y equitativa entre su gente. Quiero compartir un poco de lo que hace que esta sociedad funcione así, a modo de mirar con perspectiva el caso chileno. Esta es una reflexión desde un Estado de bienestar.

Si bien en los Países Bajos el privado sostiene gran poder en su administración de servicios sociales como son la provisión de educación, salud y vivienda, existe un balance con un Estado que efectivamente logra regular a ese privado, aprovechando su eficiencia y velando por un acceso equitativo y de calidad a los servicios básicos. La educación básica y media es en su mayoría de administración delegada o pública, gratuita y de buena calidad. La mayoría de las instituciones de educación superior son públicas, de alto nivel y con programas a un relativo bajo costo para ciudadanos de la Unión Europea. Todos los ciudadanos deben pagar alrededor de 100 euros al mes (80 mil pesos; sin importar el sexo o las condiciones preexistentes) a una isapre privada, pero dependiendo de sus ingresos, el Estado les devuelve hasta 99 euros por mes. Alrededor de un 69% de los holandeses son dueños de sus propios hogares, y si bien los arriendos privados son bastante más caros que en Santiago, sobretodo en la capital, alrededor del 75% de todas las viviendas para arrendar en el país pertenece a asociaciones aliadas con el Estado que arriendan estas viviendas a un bajo costo. Y no por ser baratas son de mala calidad; un barrio “pobre” de acá no tiene nada que envidiarle a muchos barrios del sector oriente de Santiago. El transporte público dentro de la ciudad no es barato, pero el tamaño de la misma hace que la bicicleta sea la opción más lógica (y ecológica) para movilizarse, estando las calles casi en su totalidad adaptadas para esto, además de estar impecables y sin hoyos.

Claro que el Estado puede hacer esto porque cuenta con muchos recursos, dinero que recibe, en parte, a partir de los altos impuestos a la renta, habiendo hasta un 52% de retención en impuestos para las personas con más altos ingresos. Esto asegura una verdadera distribución de la riqueza en forma de oportunidades dentro de la sociedad holandesa. Además, existe una notable ausencia de la cultura del crédito en este país. Es difícil obtener una tarjeta de crédito y, aún teniéndola, solo sirve para diferir el pago de algo para el mes siguiente. La gente en su mayoría no tiene que vivir “encalillada”, gasta de lo que tiene, percibiendo un sueldo mínimo de 1637 euros, lo que se traduce a un poco más de 1.300.000 pesos chilenos al mes, y siendo los costos de comer y vestirse en Ámsterdam los mismos (y a veces más bajos) que en Santiago. A esto se le suma un sistema de pensiones tripartito en el cual colaboran el Estado, los empleadores y el aporte individual. Solo del Estado se puede esperar recibir hasta el 70% del sueldo mínimo por solo haber vivido en los Países Bajos desde la juventud.

Siendo chileno, he visto y aprendido de este sistema social con mucha admiración, pero también con un poco de amargura, pensando en lo más fácil que hubiera sido mi vida, la de mi familia y la de la mayoría de la gente que conozco si el demonio del “ganar más” o el “gastar más” para tener una mejor calidad de vida no nos estuviera asechando desde una temprana edad. Este es el Chile neoliberal que se diseñó en los 80, un Chile que se enriqueció muy rápido, pero desigualmente; donde el más fuerte (o el más rico) sobrevive. Ahora estos castillos hechos de aire y de plástico brillante se están comenzando a derrumbar.

Chile, gigante, ¿cómo no ibas a despertar?

Benjamin Nielsen Guzmán
Psicólogo y candidato a magíster en Ciencias Sociales (Universiteit van Amsterdam)
Becario CONICYT – Becas Chile

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