Señor Director:
La semana recién pasada se dio a conocer que el embalse El Yeso, en la región Metropolitana, alcanzó su máxima capacidad.
Creemos importante destacar que dicho embalse alcanzó esa condición en enero de este año debido a las lluvias abundantes de la última temporada invernal y otros factores; pero, principalmente por la entrega de agua que han hecho los regantes de la primera sección del río Maipo al embalse, en el marco del acuerdo firmado con Aguas Andinas en 2021 que asegura la disponibilidad hídrica para el Gran Santiago.
Para hacernos una idea de lo relevante que ha sido este esfuerzo: previo a la entrada en vigor del acuerdo, en diciembre de 2019, El Yeso tenía 66,38 hm3 de agua, de una capacidad total de 220 hm3. Ya con el acuerdo vigente, en septiembre de 2022, contaba con 149,88 hm3; mientras que, para el 1 de septiembre de 2023, antes de iniciarse los deshielos de temporada, ya alcanzaba los 186 hm3 y el 7 de enero alcanzó su peak.
Consideramos necesario destacar que, gracias al esfuerzo de los cientos de agricultores de la Región Metropolitana, hoy estamos contando esta historia.
Sin embargo, esta situación también tiene un lado menos afortunado. El exceso de volumen de agua que se ha debido descargar del embalse llega hasta los 96 hm3, es decir, casi la mitad de su capacidad. Durante la reciente temporada bajaron 6000 hm3 de agua por el río Maipo hasta el mar, el equivalente a 30 embalses.
Lamentablemente esta celebración de tener El Yeso a tope demuestra poca visión de futuro¿Qué hacemos con esta realidad? Con un estrés hídrico persistente por el cambio climático que está afectando nuestra manera de vivir ¿Deberíamos haber aprovechado una parte de esa agua para almacenarla?
Mientras respondemos estas preguntas el agua se sigue rebalsando y a nadie parece preocuparle.
Luis Baertl,
presidente de la Junta de Vigilancia del río Maipo primera sección.
