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Federer: una visita real Opinión

Federer: una visita real

Pablo Flamm
Por : Pablo Flamm Periodista deportivo
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Me siento algo culpable de no haber logrado mantener la voz firme…así como en el fútbol uno deja que el estadio se exprese en ese clamor, intenté dejar fluir esa complicidad que se estaba armando entre el público y Federer…fueron 20 o 30 segundos inexplicables de luces, gritos, emociones y sensaciones…. Miré a mis compañeros y ellos tuvieron ese guiño adecuado para dejarme ser por un segundo testigo privilegiado…Asentí con una sonrisa y recordé a mis hijas diciéndome que disfruta esto.


Hoy quiero solicitar un permiso especial para poder hablar de algo muy personal. Escribo desde la emoción de poder haber visto en vivo a uno de los mejores deportistas de la historia como es Roger Federer.

Cuando se dio la noticia, fue un momento especial y claro quería compartirlo con quienes están día a día en mi vida y que saben de mi gusto y atención por el tenista suizo. Lo medité y, claro, estar cuatro personas en el recinto era un precio muy elevado y poco razonable. Literalmente después de varios días de pensar y ver los pro y contra tomé la decisión de abortar la misión y ser testigo secundario de este evento. No es una crítica a todos quienes, sí estuvieron dispuestos a abrir la billetera, ya que el mundo de los grandes eventos es así; acá y en cualquier parte del mundo.

Y escribo y pensé varias noches que además era la oportunidad, pero primó el criterio y la cordura a la pasión y emoción.

Pero algo casi inesperado sucedió. Radio Bio Bio en la cual trabajo, iba a transmitir la exhibición y me preguntó mi jefe si quería estar…la respuesta es obvia e instantánea…Por supuesto. Se había abierto esa pequeña puerta de lo sorprendente y deseado. Desde ya muchas gracias Álvaro por la consideración. Infinitas gracias.

Y claro con el correr de los días la ansiedad y euforia iba in crecendo. Poder ver los movimientos, golpes y técnica del mejor tenista de los últimos 20 años es algo digno de admirar y aprender.

Llegué a las 17.00 horas al recinto del juego, tres horas antes de salir al aire. El cuaderno lleno de apuntes, datos y estadísticas para tener toda la información posible y más actualizada. Fueron por lo menos 5-6 hojas de cuaderno (me gusta trabajar a la antigua con los cuadernos) y repasando en cada instante los detalles claves para poder ser el nexo y el puente con mis compañeros de transmisión.

El reloj no avanzaba nunca, el estadio se veía maravilloso y claro, uno empieza a jugar la transmisión y a imaginarse como podría darse este partido; que más allá de una exhibición y con todo lo que conlleva este tipo de encuentros; es ese privilegio de ver en vivo a un grande, a un top del deporte mundial a uno que está en sus últimas participaciones antes de dejar los courts y más aún de tenerlo acá, era sin duda el día y momento perfecto para quienes hemos seguido su carrera y disfrutado con sus logros.

A medida que avanzaba la cuenta regresiva, aumentaba la expectativa. Otra vez el reloj enemigo del encuentro tan esperado. Al salir al aire a las 20:00 horas, reconozco que intentaba controlar y tener las riendas de mi emocionalidad, trataba de ser preciso y justo con los tiempos, para que mis compañeros pudieran ser cómplices de una sensación que va aflorando en cada partido del suizo. Ellos saben de mi predilección por el tenista helvético y de verdad fueron muy generosos al dejarme los espacios para poder expresarme. Gracias Pancho, María José, Rodrigo y Roberto.

A las 22.05 se apagaron las luces y el locutor hace referencia al ingreso de Alexander Zverev. Aplausos para el alemán, sin embargo los 12.800 asistentes quería que ya ingresara Federer. Entre medio iba recibiendo mensajes de whatsapp de distintos amigos y conocidos que me entregaban referencia respecto a que iban escuchando la transmisión camino al encuentro con el gran Roger. Todos quería estar y decir presentes. El whatsapp de la radio literalmente explotó con mensajes y comentarios respecto al evento que estaba por comenzar….

A las 22.10 y el recinto estalló….Cuando se termina de decir Roger Federer, luces de los celulares iluminaban el recinto cerrado como estrellas del cielo, la música era protagonista perfecta para acompañar los pasos del tenista, que traía su buzo azul arriba, el cintillo blanco tradicional en su pelo y esa caminata de un conquistador romano para ingresar a una arena donde había solo un sentimiento.

Me siento algo culpable de no haber logrado mantener la voz firme…así como en el fútbol uno deja que el estadio se exprese en ese clamor, intenté dejar fluir esa complicidad que se estaba armando entre el público y Federer…fueron 20 o 30 segundos inexplicables de luces, gritos, emociones y sensaciones…. Miré a mis compañeros y ellos tuvieron ese guiño adecuado para dejarme ser por un segundo testigo privilegiado…Asentí con una sonrisa y recordé a mis hijas diciéndome que disfruta esto.

Realmente lo disfruté como niño chico. No dejaba de seguir cada movimiento, gesto o actitud del que fue cinco veces número uno del mundo, el que ha ganado 20 Grand Slam, el que tiene 1.237 victorias en su carrera, el que ha levantado 103 coronas, el que comenzó su carrera en 1998 y logró su primer título en Milán el 2001. El que a los 36 años logró ser el jugador más veterano en conquistar el lugar más alto del ranking, aquel que muchos dijeron tras su lesión el 2016 que no volvería a ser el de antes y perdería competitividad…Desde el 2017 a la fecha ha sumado 15 títulos y no quiere dar ventaja a nadie. Podría seguir escribiendo todos los números y récords de Federer…solo quiero decir gracias a todos por permitirme este pequeño regalo de transmitirles o intentar hacerlo, lo que viví el 19 de Noviembre de este año.

Gracias Majestad por todo.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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