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Sequía en Chile: cuando la lluvia ya no es suficiente Opinión

Sequía en Chile: cuando la lluvia ya no es suficiente

Rocío Espinoza
Por : Rocío Espinoza Directora Fundación Amulén
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Estos últimos días hemos visto con alegría cómo las lluvias hacen olvidar –por un momento- una de las emergencias más duraderas en nuestro país: los 13 años de sequía que están afectando gravemente a Chile. Cada gota vale en medio de esta crisis, pero es bueno mirar en perspectiva y volver a la dura realidad que están viviendo las zonas críticas con escasez hídrica.

A pesar de que en junio de 2020 hay regiones con alta estrechez hídrica como Valparaíso que lograron igualar el agua acumulada en el mismo periodo de 2019 (34,5 mm), sigue siendo un índice que está lejos de lo normal a la fecha (149,8 mm), con un déficit de -115%.
Lo mismo ocurre con la Región Metropolitana, donde en el acumulado a junio 2020 tenemos 28 mm, lo que está por debajo del índice en mismo periodo del año anterior y muy lejos del histórico acumulado que alcanzaba los 163 mm.

En el reciente informe de la DGA a mayo 2020 vemos que el déficit pluviométrico se mantiene desde Antofagasta hasta Osorno. Lo mismo ocurre con los caudales de los principales ríos de la zona centro norte, como el río Petorca (-95%), Río La Ligua (-88%) o incluso Río Ñuble, que presenta un déficit de 88% en sus caudales.

La prioridad debe estar en asegurar agua para el consumo humano, pues es un derecho básico y esencial. En ese sentido, los embalses -que tienen como función proveer de agua potable- están sumamente debilitados. Como muestra, un botón: el Embalse Peñuelas en la Región de Valparaíso presenta 0,5 mill m3, cuando su histórico era de 21 mill m3 y su capacidad de más de 90 mill m3.
Tenemos la ilusión de que las lluvias aumenten en los próximos meses y soñamos con que los embalses vuelvan a sus niveles históricos para evitar el drama de tantas comunidades rurales que llevan años en medio de esta sequía. Sin embargo, en medio de esta crisis, una de las grandes enseñanzas es que las soluciones deben ser diversas y adaptadas a las necesidades particulares de cada territorio.

Es urgente explorar e implementar nuevas soluciones innovadoras que permitan asegurar agua en las comunas con alta estrechez hídrica, respetando los ecosistemas e incorporando la mirada de las comunidades para buscar las mejores alternativas en forma colaborativa. Sabemos que nadie conoce mejor el territorio que sus propios habitantes.

Pobreza y carencia de agua tienen una correlación perfecta. Queremos que esa relación deje de ser perfecta y en este momento crítico no podemos seguir haciendo más de lo mismo. Es hora de cambiar. Las 26 comunas que hoy en Chile tienen alta brecha hídrica y vulnerabilidad social no pueden seguir esperando.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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