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Raúl Zurita y Javiera Parada Opinión

Raúl Zurita y Javiera Parada

Rodrigo Álvarez Quevedo
Por : Rodrigo Álvarez Quevedo Abogado de la U. Adolfo Ibáñez. Profesor de Derecho Penal, Universidad Andrés Bello. Abogado Asesor, Ministerio del Interior (2015-2018)
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[ACTUALIZADA: Ver N de la R al final de la opinión]


Como cualquier persona mínimamente razonable apoyo las demandas feministas. Creo que tienen toda la razón y comparto sus postulados. Sobre todo de las que vienen de la tradición de Flora Tristán, las del patriarcado, y no esas que se identifican con el chamullo de la igualdad de oportunidades. Una concepción de igualdad que Nils Christie bien lapidó hace bastante. Hecho el disclaimer: ¿Qué pasó Javiera Parada?

Hace un tiempo vi una interpelación, me parece que el Parlamento de Madrid, entre Isabel Díaz Ayuso (Presidenta de la Comunidad, del Partido Popular) e Isabel Serra (diputada y vocera de Unidas Podemos). Díaz Ayuso, de derecha, se victimizó. Básicamente dijo que recibía ataques por ser mujer. Serra, de izquierda, le respondió que lo que hacía era perverso y manipulador. Le dijo que “a usted no le sirve el feminismo para combatir la desigualdad, le sirve para victimizarse”; “no hay ningún tipo de insulto o acoso que pueda calificar de machista, simplemente le estamos exigendo responsabilidad por sus hechos, por los suyos”.

Acá la cuestión está enredada. Ha habido Díaz Ayusos, ha habido pocas Serras. Primero fue Oliva, de izquierda, y ahora Parada, de derecha (supuestamente antes izquierda).

Karina Oliva hizo una metáfora pésima al comparar su campaña con el trabajo de Bielsa, oponiéndolo al de Acosta. Hubo insultos machistas, pero la mayoría de las críticas solo la hacían responsables por sus hechos. Por la comparación suya. Se le dijo por ejemplo que Bielsa habría hecho un programa de 700 páginas (vs las 6 páginas del suyo), lleno de detalles, o que jamás habría hablado mal de otro entrenador; y se defendió al medallista olímpico.  Ella acusó machismo, dijo: “Acá hay un sesgo porque cuando una mujer habla de fútbol se van a la persona”. Además de lo obvio, ¡lo peor es que ni siquiera ella hablaba de fútbol! Si lo explico con “peras y manzanas” no estoy hablando de fruticultura.

Ahora fue el turno de Javiera Parada. Ayer se refirió a una segunda carta(*) que le escribió Raúl zurita, muy similar a la primera, escrita en el año 2019.  Dice que no ha leído la segunda carta, por lo que comenta la primera, dos años después, diciendo: “se obsesionó conmigo. Ha creído que, porque soy mujer, puede adoptar el tono paternalista, machista e infantil que utiliza en sus cartas”; “bueno, cuando él se obsesiona escribiendo carta tras carta utilizando una figura literaria macabra, machista y paternalista, bueno, habrá que preguntarle a él porqué esta obsesión conmigo”; y  “creo que no se habría atrevido jamás a escribirle así a un hombre de 50 años que hace lo que yo he hecho (…). Creo que esa carta habla más de él que de mí, así que será él quien tendrá que responder porqué cree que puede adoptar esa figura paterna con una mujer adulta, de casi medio siglo, y utilizar esa imagen tan violenta que realmente lo dejan mal a él”.

El año 2017 Revolución Democrática bajó a Javiera Parada como candidata a diputada. Luego de eso recibió muchos apoyos y se hizo el llamado “Liguriazo”. Ahí estaba sentado, en primera fila, junto a ella, Raúl Zurita. Tuvieron cierta cercanía. Después Parada terminó siendo jefa de Campaña de Briones, precandidato de Evopoli. Se cambió de bando.

Aquí vale la pena recordar que Zurita fue detenido y torturado. Fue disidencia en la dictadura, cuando ninguna de esas palabras se usaba habitualmente. Participó, con Diamela Eltit y otras personas, del Colectivo de Acciones de Arte (CADA); ese hermoso proyecto en el que el arte dijo “No +”, cuando eso suponía poner en riesgo la vida. Ese Colectivo que en 1981 hizo que llovieran poemas. Para Zurita la Dictadura es un dolor eterno; y la derecha está bañada en sangre.

Entonces, veamos lo que escribió Zurita el 2019 –a lo que respondió Parada—, cuando en pleno Estallido Social, Parada se sentó en la misma mesa con Piñera:

“Querida Javiera Parada:

Qué dolor nos ha causado a tantos ver tu nombre encabezando esa carta. Yo no soy nadie para hacerte reproches, pero son cientos de miles de nadie, millones de nadie que vemos los rostros de los muertos cubriendo el horizonte, vemos sus caras que ya no son, vemos sus brazos y sus manos hechas para el amor y no para ser una masa sanguinolenta y no podemos entender.

Pero tal vez es solo un mal sueño donde tú eres una niña y efectivamente estás con un vestidito blanco y nos dices: miren yo he sufrido mucho, yo ya he llorado mucho, mientras el vestidito blanco se te va llenando de sangre y entonces, y entonces ese nadie que soy y esos millones de nadie que somos, tendiéndote sus manos, te dirían con esa bondad profunda que tienen los humildes: sí tú niñita, sí, tú que has llorado tanto tienes el derecho de irte y estar con quien quieras y abrazándote te diríamos mucha fortuna niñita de blanco, mucha fortuna a ti con tu vestidito lleno de sangre.

Pero entonces se acaba el sueño y tu vestido de niña es un vestido blanco de mujer y es todo una puesta en escena tan burda, tan pueril, y nos decimos ¿pero cómo pudiste Javiera, cómo pudiste sentarte con ellos si estaban con sus metralletas en ristre? ¿Cómo pudiste conversar tú con ellos? ¿Cómo podríamos entenderte nosotros, los nadie, si siguen manchando con sangre nuestros pobres trajecitos blancos?

¿Por qué no estás aquí bailando Bella Ciao? ¿Por qué, Javiera, no estás bailando con tus compañeros?

Ah, y se me olvidaba, pero te lo digo ahora: con tus compañeros que te seguirán queriendo igual, como yo, como todos”.

Obviamente cuando Zurita habla de Bella Ciao no está hablando de la Casa de Papel.

¿Es paternalista o infantil? Zurita tiene 71 años, Parada 47. Es posible que la haya visto más como una hija que como una madre, pero me parece que el sueño en la carta se refiere a otra cosa. A que tal vez, soñando, podría considerar que hay una inocencia que exime de responsabilidad. Pero no. El sueño se acaba y no se trata de una niña, sino de una mujer responsable por sus actos. Se le reprocha por hechos suyos.

Que relacione a la derecha con la sangre se entiende, es parte de su poesía y de su biografía. ¿Es una figura literaria macabra? Puede ser, pero cualquiera que haya leído a Zurita sabe cómo escribe. No usó con ella ese tono porque ella sea mujer.

Un ejemplo, de un hombre que se acurruca llorando (¿paternalista e infantil?), con vestimentas y con sangre. Dice:

“Empapado de lágrimas arrojó sus vestimentas al agua

Desnudo lo hubieran visto acurrucarse hecho un ovillo sobre sí tembloroso con las manos cubriéndose el purular de sus heridas”.

Otro ejemplo del gore que parece molestar a Parada:

“De un bayonetazo me cercenaron el hombro y sentí mi brazo al caer al pasto.

Y luego con él golpearon a mis amigos.

Siguieron y siguieron pero cuando les empezaron a dar a mis padres corrí al urinario a vomitar”.

¿Es machista Zurita? Me parece que, en su estilo, solo le reprocha a Parada sus hechos. Los suyos.

Tal vez es vehemente, pero ese es otro tema. Sabemos lo que significa para él la dictadura y la derecha. Ha usado un tono más duro contra hombres, de más de 50 años, por ejemplo:

“¡Asesinos! ¡asesinos! ¡asesinos!

Presidente ¿cuántos les faltan por matar todavía?”.

Probablemente la “agregada cultural” celebraba la obra del poeta vivo más importante de Chile –y quizás de Latinoamérica— cuando ella no era la destinataria. Pareciera que no existe el contexto y que todo se entiende en un sentido preocupantemente literal.

Tal vez el error fue de Zurita. Por haber apoyado a Javiera Parada.

(*) N de la R: posterior a la publicación de esta columna de opinión, con fecha 23/06/2021, Raúl Zurita envió una rectificación en la que señala que, «yo nunca he escrito una segunda carta, la única carta que escribí es de octubre 2010, después nunca he vuelto a referirme al tema».

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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