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La apertura de la Convención: el rol democratizante de los equipos de investigación Opinión

La apertura de la Convención: el rol democratizante de los equipos de investigación

Iván Ojeda Pereira
Por : Iván Ojeda Pereira Investigador del Centro Lithium I+d+i de la Universidad Católica del Norte
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En este breve texto intento poner sobre la mesa un elemento bastante simple, pero no por eso menos importante: el rol de la sociedad civil y en específico de los centros de investigación ante el proceso constituyente. A diferencia de otros momentos de la humanidad, en donde los sistemas y regímenes políticos mantenían una legitimidad divina (por ejemplo, la Edad Media), la mayoría de nuestras sociedades contemporáneas pretenden sustentar las bases de sus modelos de gobierno en la propia humanidad y, en específico, en la extensión de la categoría de ciudadano o ciudadana. Lo cual en su génesis no solo considera un estatus jurídico, sino la posibilidad de participar en el debate de opinión pública y en la sociedad civil, teniendo la posibilidad de evaluar y criticar abiertamente a sus gobernantes y a las instituciones.

María Cristina Escudero Illanes, en su reciente libro Asambleas Constituyente en América Latina, nos entrega una interesante perspectiva respecto a cómo los procesos constitucionales se vinculan, conectan o ensamblan con sociedades, y también, cómo es posible juzgar el éxito o fracaso de sus resultados.  Su propuesta es sumamente interesante debido a que logra un importante nivel de aplicabilidad. Los procesos constituyentes comienzan cuando la sociedad observa que la Constitución no es suficiente para solucionar alguna problemática (queda rebasado el marco jurídico respecto a la realidad) o es parte del problema. En adelante, es importante rastrear cuáles fueron las motivaciones –valga la redundancia, problemas– que llevan a un país a comenzar un proceso constituyente y en qué medida el resultado del abordaje soluciona o trata aquellos problemas. 

Aplicar este marco al caso chileno es sumamente complejo, porque pareciera que existía una infinidad de temáticas en las que la Constitución era insuficiente, causa o parte del problema. Ahora bien, a modo de hipótesis, planteo que uno de los problemas más profundos y nocivos que aquejaban a la sociedad chilena era (y todavía es) la crisis de confianza y de legitimidad de las instituciones, representantes y gobiernos. En este sentido, es que desde el comienzo de la discusión constituyente se elevaron consultas y dudas respecto a cómo se garantizaría la transparencia y la participación de la ciudadanía en el proceso. Debido a que la Constituyente de cierto modo sabía que no podía perder su legitimidad por reproducir totalmente las dinámicas parlamentarias. 

Ahora bien, además de considerar una serie de principios en sus reglamentos, pareciera que las medidas concretas aún no se encuentran totalmente implementadas (más allá de la posibilidad de sesionar y del plebiscito que, sin duda, han sido avances), mientras que, al mismo tiempo, los escándalos como el caso Rojas Vade no hacen un gran favor a la confianza y legitimidad de la Convención. Al respecto, diferentes encuestan han logrado captar estas fluctuaciones, pero el problema no queda ahí, sino que posee una dimensión de mayor amplitud en donde los centros de investigación poseen una gran relevancia.

Los equipo de investigación pueden jugar múltiples roles, el más intuitivo de los cuales es elaborar propuestas que contribuyan al debate o despejar el riesgo, dando cuenta de ciertas seguridades. Sin embargo, la labor de utilizar a la Convención como un objeto de estudios, recopilando información desde la fase de elección de los convencionales hasta su devenir cotidiano, sin duda cumple un rol más amplio que conecta con la necesidad de una democratización basada en el flujo de información. De esta forma, aportan en abordar uno de los principales problemas de la sociedad chilena actual: para creer en algo, deben existir algunos hechos o parámetros de verdad sobre los cuales se construyan las interpretaciones y las retóricas. La investigación posee justamente la capacidad de socializar aquellos hechos.

En específico, me gustaría relevar el rol del proyecto C22 del Centro de Estudios Públicos como una alternativa virtuosa de recopilación de información de la Convención, pero no solo de eso, sino que también de un esfuerzo por facilitarle la navegabilidad web al lector, logrando realizar sus propios análisis e interactuar con los datos. Este tipo de tecnología es muy innovadora a nivel nacional y, tal como mencionaba, posee un importante rol a la hora de construir opinión pública sobre la base de evidencia.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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