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La pobreza y la política Opinión

La pobreza y la política

Ibán de Rementería
Por : Ibán de Rementería Miembro de la Corporación Ciudadanía y Justicia y Vicepresidente de la Red Chilena de Reducción del Daño.
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Pablo Longueira afirma que en Chile la mayoría es de izquierda (entrevista Radio ADN, 6.12.2021), así quedó de claro con el 80% vs. 20% en la votación  por el Apruebo en el Plebiscito por la Constituyente y el 75% vs. 25% en la elección de los constituyentes de izquierda y otros sectores progresistas, que ni siquiera le otorgó a la derecha el tercio para conservar su derecho de veto, derecho con el cual había condicionado su respaldo al Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución suscrito el 15 de noviembre del 2019.

No obstante, esa clara convocatoria a la nación de izquierda no logró ser reproducida en las elecciones generales del 19 de noviembre, donde en el Parlamento izquierdas –FA y ex Concertación– y derechas –ex Chile Vamos y Partido Republicano– aparecen empatados en ambas cámaras, y en la primera vuelta presidencial con una escasa diferencia en favor J.A. Kast, líder de la extrema derecha. Por su parte, la centroizquierda –PS, PPD– y el centro –DC y PR– sin condiciones se han plegado a la candidatura de Gabriel Boric  para “salvar la democracia”.

Ahora nos encontramos con la polarización de la política; desaparición del centro político exasperante para la derecha, el centro y la centroizquierda, lo que ha hecho aflorar nuevamente el deseo y la esperanza de la política de los acuerdos, aquella que aseguró  la estabilidad de gobierno, el desarrollo económico y la drástica disminución de la pobreza –del 70% al 10%– desde el retorno a la democracia hasta el estallido social de octubre del 2019, cuya consigna, “No son los 30 pesos son los 30 años”, fue elocuente en la expresión del malestar social generalizado con tantos éxitos.

¿Dónde se debe buscar esta pérdida de convocatoria de Apruebo Dignidad (FA y PC) a la nación de izquierda? Ya en nota anterior aquí publicada llamamos la atención sobre la pérdida de convocatoria entre la nación de izquierda para la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del 2017, donde A. Guillier fue derrotado por S. Piñera, pese a que la izquierda, la centroizquierda y el centro habían logrado triunfar en la elección de los parlamentarios tanto para senadores como para diputados, oposición parlamentaria que ha sido determinante en el fracaso político del actual Gobierno.

Si contrastamos la información entre la situación de pobreza por comunas y sus grados de participación electoral, en particular entre las comunas de la Región Metropolitana (ya que estas se encuentran suficientemente bien discriminadas por los ingresos de sus habitantes), podemos encontrar significativas correlaciones en la relativa uniformidad de las participaciones de las comunas de altos ingresos, en cambio, son detectables notables variaciones según del tipo de elección de que se trate entre las comunas de bajos ingresos.

Por lo tanto, tenemos que entre las cinco comunas de más altos ingresos de la RM, al comparar las participaciones electorales, primero, entre la primera vuelta presidencial del 2017 y el plebiscito por la Constituyente en 2020, en Vitacura esta solo decreció en -1,4%, en Las Condes no hubo variación, en Providencia esa participación creció en +1,9%, en Ñuñoa +4,9% y en La Reina +8,3%. 

Si hacemos el mismo ejercicio comparando las participaciones de estas mismas comunas de más altos ingresos entre el plebiscito y la primera vuelta presidencial, tenemos que en Vitacura creció +1,5%, en Las Condes +1,6%, en Providencia +1,8%, mientras que en Ñuñoa la participación comparada decreció en -4,7% y en La Reina -4,6%, en breve, no hay significativas variaciones en las participaciones electorales entre los sectores de altos ingresos (ver cuadro anexo sobre pobreza y participación electoral en la Región Metropolitana).

Por otra parte, si repetimos el ejercicio de contrastar en las cinco comunas de menores ingresos de la RM, los pobres, entre la primera vuelta de la elección presidencial del 2017 y el plebiscito del 2020, tenemos que en La Pintana esta participación creció significativamente en +47,2%, en El Bosque el +25,0%, en San Bernardo el +26,2%, en Padre Hurtado el +19,6% y en Independencia +9,3%; en cuanto a la variación de la participación electoral en las cinco comunas más pobres de la RM, comparando el plebiscito del 2020 y la primera vuelta presidencial del 2021, tenemos que estas decrecieron significativamente así: en la Pintana el -24,5%, en El Bosque el -18,2%, en San Bernardo el -18,9%, en Padre Hurtado el -13,1% y en Independencia también la participación disminuyó el -12,8%. Aquí hay significativas variaciones de participación en notable crecimiento para votar por el Apruebo, en cambio con marcado decrecimiento para votar por parlamentarios y candidatos presidenciales.

En las comunas de mayores ingresos no existieron cambios sustanciales de participación, mientras que en las comunas de menores ingresos encontramos significativos y sorprendentes cambios, según sea el caso, el eje de la comparación de esos cambios son las participaciones electorales en el plebiscito.

Mientras que en el “riquerío” –neologismo desarrollado por la escritora chilena Elizabeth Subercaseaux– no mostró significativos cambios de participación ni entre la primera vuelta electoral del 2017 y el plebiscito, ni entre este y la primera vuelta presidencial del 2021, en el “pobrerío” mostró un sorprendente entusiasmo electoral y un crecimiento de casi el 50% en su participación para expresarse en el plebiscito y, por el contrario, una sorprendente caída de ella en la primera vuelta electoral presidencial del 2021, que varía a la baja entre casi un 25% a 13%, según de la comuna de que se trate. 

¿Por qué el pobrerío  tuvo tanto entusiasmo plebiscitario y ha manifestado tanta desafección presidencial y parlamentaria?

Un discurso y conducta política que recusa la participación electoral, lo que es una forma de participación y afirmación política del pobrerío de las comunas más pobres de la RM, con conductas contradictorias y destempladas, tales como participar masivamente por cambiar la Constitución de Guzmán y Pinochet y, luego, consistentemente, negarse a ir a votar en las elecciones generales, pues bien, es el mismo pobrerío al cual se le ofrecen como promesas electorales las  guerras contra la delincuencia y el narcotráfico, el cual bien sabe que esas guerras son siempre en su contra, comenzando por estigmatizar a las comunas donde le toca vivir: pues a eso “no le camina”, por eso no se siente convocado.

Que en Viña del Mar el municipio regido por el Frente Amplio y controlado por el pacto Apruebo Dignidad le confisquen los implementos de trabajo a los vendedores callejeros “ilegales” del borde costero, debe haber producido más de algún rechazo entre el pobrerío viñamarino. 

Lo que nunca debemos olvidar es que el narcotráfico, por medio del microtráfico, tiene un gran poder redistribuidor del ingreso, delito que no tienen víctimas, o tiene muchas menos víctimas que la producción y provisión del tabaco y el alcohol.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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