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Una metodología de innovación cartográfica: del discurso a la acción Opinión

Una metodología de innovación cartográfica: del discurso a la acción

Nicolás Camerati
Por : Nicolás Camerati Doctor en sociología, Paris V, Sorbonne Descartes. Master de investigación en modos de vida y políticas públicas, Paris 8.
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« Para restablecer la confianza, los ciudadanos deben percibir que hemos identificado claramente con ellos lo que están viviendo. La mejor manera es preguntarles qué piensan. Creo en la experiencia ciudadana”  Ségolène Royal .

Mientras toda la clase política, administradores territoriales y empresarios de la ciudad no paran de hablar de la importancia de la participación ciudadana y de las necesidades de articular la sociedad civil para mejorar la gobernanza territorial, aun son muy pocos los que realmente se han atrevido a pasar del discurso a la acción, a pasar del discurso a nuevas metodologías que responda a las necesidades de la crisis de la legitimidad de las instituciones y de la crisis política que estamos viviendo. Asimismo, son muy pocos quienes han osado salir de los caminos ya asfaltados de la participación administrativa o de las asociaciones de proximidad ciudadanas, en búsqueda de nuevos métodos de participación abiertos que vayan al encuentro del “habitante a pie”. 

De hecho, aunque veamos o escuchemos cada vez más seguido el tema de participación ciudadana en los espacios mediáticos y políticos, sean de derecha o de izquierda, esta preocupación y voluntad discursiva no es suficiente. Pues, muy a menudo, la acción participativa está restringida, ya sea a un proceso simplemente discursivo, ya sea a un proceso formal de firmas de participantes auditores, ya sea, y esto en el mejor de los casos, restringida a acciones realizadas por asociaciones de proximidad, que excluyen de manera general al “habitante a pie”. Basta con observar o preguntar a los profesionales y voluntarios que gestiona estos espacios de participación tradicionales, para percatarse que las personas que acuden a estos espacios de dialogo territorial son siempre o casi siempre los mismos residentes, con perfiles comprometidos en la política o incluso militantes, cuasi profesionales de la participación. 

Aquí tocamos el tema que nos importa, ¿cómo podemos transformar esta nueva escena mediática y voluntad política, en una voluntad real de innovación, capaz de lograr un aumento en la participación ciudadana, al mismo tiempo que se compendian informaciones (datos) relevantes para el trabajo territorial y la toma de decisiones político-empresariales? Quizás es el momento de invertir la pirámide y comenzar a reconocer y valorar desde la concepción de nuestros proyectos urbanos la experiencia de uso de los habitantes, en la medida en que los responsables acepten ceder parte de su poder sin que, por ello, se cuestionen sus competencias ¡Voila! cual es nuestra apuesta: el punto de partida de todo método participativo es necesariamente el reconocimiento de la «experiencia de uso» de los “habitantes a pie”. Lo que puede entenderse o definirse como una suma de competencias adquiridas y transferibles, conocimientos técnicos y prácticos en el uso cotidiano de los espacios urbanos, los espacios privados, las redes y las relaciones sociales locales. Experiencia adquirida con el tiempo y a menudo basada en las experiencias de la vida cotidiana. 

Ciertamente, no podremos desarrollar aquí una larga discusión sobre las falencias y restricciones de los métodos participativos tradicionales. Ni de tratar de describir como, los métodos participativos terminan siendo una simple ilusión o una farsa consultativa. Ni de criticar directamente los planes de relacionamiento comunitario, que se caracterizan por desarrollar mapas de actores y lineamientos estratégicos de negociación territorial, dirigidos únicamente a informar y vincular a los stakeholders. Sino más bien, nuestro interés es presentarles un experimento de levantamiento de información cartográfico que se realizó en la comuna de Maipú en Chile y que pone en el centro del debate un nuevo método de participación abierto a los “habitantes a pie”. Estábamos convencidos de que, si lográbamos incentivar al “habitante a pie” a participar, no solo tendríamos representaciones visuales fiables de las apreciaciones y usos del espacio público, sino también tendríamos datos cartográficos individuales y colectivos, que podrían ayudar a las comunidades a formular y transferir sus conocimientos a las instituciones territoriales. De hecho, una de las grandes ventajas de este tipo de trabajo, es que el resultado informado se representa en una estructura pictórica que transmite un mensaje sencillo y contundente. No hay nada más concreto que un mapa para localizar y comprender los actos o fenómenos en simbiosis con el espacio circundante.

Muestra no probabilística, aplicada a habitantes de Maipú a partir de criterio territorial y por cuotas. Si analizáramos el número total, 593 de los encuestados y la repartición territorial bajo criterios de principio aleatorio simple, la muestra representa un margen de error de 4,1%.

Nuestro gran desafío entonces consistió en desarrollar una metodológica pertinente y un proceso de participación atractivo, que logre levantar información ciudadana en corto tiempo y alcanzando el mayor número de personas. Por razones teórica y prácticas, definimos que nuestra primera experiencia en Chile trataría el tema de la percepción de inseguridad en la comuna de Maipú. Tema que los Maipucinos nos expresaron como relevante y que además permite recoger informaciones y datos cartográficos pertinentes, de cómo los habitantes, hombres, mujeres y otros, viven la seguridad en el territorio: que recorridos evitan, donde han vivido experiencia de acoso, en que sectores se sienten seguros etc. Una vez definido el tema, se estableció una estrategia de participación mixta, es decir, se haría un trabajo participativo de manera directa con el habitante y al mismo tiempo, se prepararía un proceso participativo online. 

Para lograrlo, se prepararon entonces dos equipos: un equipo de terreno móvil de 6 personas; 4 encuestadores con tabletas, un responsable artístico y un sociólogo especialista en espacio público y un segundo equipo, constituido de un diseñador y un especialista IT, los que se encargarían de desarrollar la metodología cartográfica en línea y de diseñar los espacios virtuales de participación: una página web, un Facebook y un Instagram. El jueves 7 de octubre de 2021, Habitantes Organizados junto a Résilience Ville lanzaron el proceso en la comuna de Maipú, el que tenía como objetivo lograr 500 cartografías participativas, en un periodo de 6 semanas, a sabiendas que el equipo de terreno estaría disponible que solo 20 horas por semana. Este proceso de experimentación metodológico de innovación social le correspondía resolver varias incógnitas: ¿Cuál sería el tiempo necesario, en Chile, para lograr nuestro objetivo? ¿Cuál es el costo real, en Chile, de un trabajo de ingeniería metodológica de estas características?, en qué medida ¿El espacio público, era un lugar seguro y adecuado para generar participación? ¿El habitante a pie esta dispuestas a compartir y participar en un proceso participativo de estas características? ¿Las redes sociales tendrán un valor en el proceso participativo? ¿Las instituciones locales estarán disponibles y abiertas a colaborar en nuevos procesos participativos abiertos? Etc.

En cuanto nuestras incógnitas, podemos anunciar inicialmente que no solo que el tiempo de aplicación del proceso participativo fue mucho más rápido de lo esperado, sino además que el espacio público se comportó como un lugar natural y evidente para el diálogo y la participación.  A nuestro asombro, pasamos de una proyección de tiempo de aplicación de 6 semanas en terreno, a solo 3 semanas, es decir, nuestros objetivos se lograron en la mitad del tiempo estimado. A cada lugar que nuestro equipo móvil se instalaba, los habitantes a pie nos recibían de manera interesada y dispuestos a participar. En el Templo votivo de Maipú, el padre Jorge nos permitió instalarnos en la extraordinaria entrada del templo, donde pudimos dialogar con los feligreses de esa mañana. En la plaza Maipú nos instalamos al lado de la Feria de artesanos creadores y con el apoyo del “buen grano café” y con la ayuda del local de “mejor Mote con huesillos de la comuna (Andes)”, pasamos momentos inolvidables de participación urbana. Por último, podemos recordar también cuando nos situamos en la Feria Tres Poniente, donde los feriantes no solo nos permitieron instalarnos, sino también nos apoyaron para que la gente participe de la cartografía. 

Por otro lado, y al mismo tiempo que la ciudad nos recibía a brazos abiertos, las instituciones también mostraban su interés en el proceso de innovación social participativo. De hecho, gracias a la velocidad de reacción y eficacia de Nicol Garrido, encargada del departamento de la Mujer de la Municipalidad de Maipú, pudimos participar en diversas actividades semanales que se coordinaban y realizaban en distintas juntas de vecinos en la comuna. Además, gracias al gran interés en innovación social y participación de Claudia Burgos, jefe Zonal Santiago, encargada de Vinculación con el Medio del instituto AIEP, pudimos generar rápidamente reuniones con la directora de la sede de Maipú, María Alejandra Barraza y con Oscar Mendoza Aravena director académico de la sede de Maipú, quienes mostraron inmediatamente su entusiasmo y programaron dos talleres introductorios a los cursos de trabajo social y administración pública. Fue el mismo encargado del proyecto y Doctor en sociología que pudo compartir desde Francia y en video conferencia con los estudiantes del AIEP estas nuevas tecnologías, debatir sobre el tema y responder juntamente con ellos las cartografías participativas de la comuna. De hecho, de los 40 participantes, no solo 38 alumnos respondieron la cartografía, sino que también comenzaron naturalmente a movilizar dentro de sus redes la cartografía, al mismo tiempo que se asociaban a la cuenta de Instagram de Habitantes Organizados.  

Para terminar, les presentaremos entonces dos imágenes cartográficas que muestran la fuerza de los resultados alcanzados y sus posibles potencialidades. Como lo decía Confucio “una imagen vale más que mil palabras”.   Además, aprovechamos la ocasión para invitar a las instituciones territoriales y privadas a invertir en nuevos métodos de participación abiertos y focalizados en el “habitante a pie”. Pues, lo queramos o no, la participación ciudadana es indispensable para el desarrollo y la legitimidad de nuestras instituciones. La crisis de las instituciones, la crisis política y la crisis social es tal, que necesariamente las instituciones deberán dar un primer paso hacia las personas, hacia los “habitantes pie” de nuestros territorios. 

Aquí adjunto les presentamos de forma comparativa los planos de calor de los lugares que hombre y mujeres marcaron como sectores donde han vivido algún tipo de acoso callejero, Físico, verbal o no verbal. Además, les presentamos el porcentaje de acoso que vivieron las mujeres vs los hombres en el trasporte público.

Aquí adjunto se observa también el plano con los trazados urbanos que las personas encuestadas marcaron como recorridos que evitan:  ya sea en relación con el uso y las practicas que tenían estas calles, ya sea, en relación con la disponibilidad de ayuda y presencia de testigos de las calles, ya sean, en relación con las características del entorno construido y tipo de barrio.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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