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Cuidado informal en primera infancia: ¿una política pública posible?

Cuidado informal en primera infancia: ¿una política pública posible?

Marigen Narea
Por : Marigen Narea académica de la Escuela de Psicología UC e investigadora del Centro de Justicia Educacional UC
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El cuidado de vecinas y parientes en distintos barrios de nuestro país existe desde siempre y ha sobrevivido el sorprendente aumento de la cobertura de la educación preescolar desde hace 20 años. ¿Por qué? Las familias expresan que no les dan confianza los cuidados recibidos en la educación formal, que los horarios y modalidad no se acomodan a sus horarios laborales o simplemente porque no encuentran cupos cerca de sus hogares o trabajos.

Al ver el caso del niño colgando por la ventana de un departamento en el piso 21, lo primero que surgen son las ganas de sancionar a los padres y a las cuidadoras que avalan este servicio. Me gustaría invitar a ocupar este ejemplo para tomar este tema con toda la complejidad y profundidad que requiere.

El cuidado que niños y niñas reciban durante sus primeros años de vida constituye un factor relevante para su desarrollo, por lo que en términos de política pública resulta importante comprender cómo las familias toman las decisiones respecto del cuidado de sus hijos. Contar con múltiples alternativas de cuidado infantil permite a las familias poder optar por la alternativa que mejor se ajuste a sus requerimientos.

En otros países existen alternativas de cuidado que complementan la oferta formal de centros de desarrollo infantil temprano, ofreciendo servicios en el hogar del cuidador o espacios comunitarios. En Inglaterra, un childminder es una persona que ofrece servicios de cuidado en su propio hogar para niños y niñas entre 0 y 5 años, y que se encuentra registrada ante el Estado. En Francia, la provisión formal es complementada con otras modalidades de cuidado en el hogar como los asistentes maternales (asisstantes maternelles). Los asistentes maternales o nounous son cuidadores formados y capacitados por el Estado.

En América Latina también ha sido una alternativa importante. En Colombia, los Hogares Comunitarios de Bienestar (HCB) en su modalidad familiar buscan cubrir las necesidades de cuidado, protección, salud, nutrición y desarrollo psicosocial de los niños y niñas de hasta 2 años. En Uruguay se creó en 2016 el proyecto Casas Comunitarias de Cuidado (CCC) para ofrecer servicios de cuidados a familias con niños y niñas menores de 1 año que residan en territorios con ausencia o déficit de oferta pública en servicios de cuidados o donde la oferta no sea compatible con el tiempo destinado al trabajo de los padres y los horarios de los servicios de cuidado disponibles.

Espero que esta noticia sea un gatillante para hacernos cargo de esta necesidad urgente y pensemos creativamente cómo hacer para que la política pública llegue a un lugar invisibilizado, compatibilizando las necesidades de los padres y el bienestar superior de niños y niñas.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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