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Eros de primavera: Safo de Lesbos, en el banquete de amor (II) Opinión

Eros de primavera: Safo de Lesbos, en el banquete de amor (II)

Alejandro Reyes Vergara
Por : Alejandro Reyes Vergara Abogado y consultor
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¿Te acuerdas que invité a un Banquete de Amor a cuatro Mujeres Antiguas? Vino Enheduanna desde la Mesopotamia de hace 43 siglos. Safo viajó 27 siglos desde Lesbos para estar con nosotros. Aspasia y Diotima llegaron desde la Grecia de hace 24 siglos. Mujeres brillantes que pocos conocen hoy. Relucieron en culturas ultrapatriarcales. Ello motivó que hombres de su época las descalificaran haciéndolas pasar por feas, perversas, infieles y hasta por regentas de casas de hetairas o acompañantes finas o practicantes de este oficio tan antiguo. Pese a todos los intentos del patriarcado por bajarles el moño y desprestigiar a esas mujeres excepcionales, su influencia traspasó todos los siglos.

Mis jarras de vino con frutas, la luz de las velas y antorchas clavadas en la penumbra del jardín y sobre la mesa, hicieron que mis invitadas se sintieran en sus casas milenarias. Cada palabra que  pronunciaban destilaba gotas de un elixir concentrado de sabiduría ancestral. Ese néctar lo fuimos juntando en una vasija al centro de la mesa. Era un líquido denso de color dorado y aroma silencioso. Lo bebimos al final del banquete, en un ceremonial que dirigió Enheduanna, la más antigua. Rogó en palabras extrañas por la exaltación de los cuatro antiguos amores griegos. Pidió por el Eros, el Amor del deseo y la pasión; también por el Ágape, el Amor incondicional que acepta al otro tal como es, el amor caridad; lo hizo por el Amor de Philia, que es la amistad y la fraternidad, el más feliz de todos los amores; y también por el Amor de Storge, que es el afecto, el cariño recíproco, el que hay entre padres e hijos. Luego de beber ese elixir de la vasija, untamos en ella nuestros panes y enjugamos nuestros dedos hasta que la fuente quedara seca. Su efecto fue sentirse conectados por todas partes como si fuéramos todos uno solo, en un mismo Todo. El elixir del Amor me llegó a parecer un alucinógeno que hace desaparecer toda barrera, separación y distancia con los otros y las otras.

Durante el banquete ellas cantaron sus poemas con cítaras y liras, relatando sus  experiencias de Amor. Sus poemas son hoy estrellas fragmentadas, porque muy poco de la luz de todo lo que escribieron nos llegó hasta hoy y en pedazos. Todas escribieron de Amor.

¿Te acuerdas que Enheduanna fue la primera que cantó sus versos tristes por la falta de deseo, de sensualidad e intimidad sexual en los matrimonios de hace 43 siglos? También nos confesó el acoso sexual de que fue víctima en el templo. Como vimos, desde hace 4.300 años seguimos arrastrando barbaries y desafectos similares que debemos superar. Hablamos de ello en la columna anterior.

Ella es una mujer menuda, de piel curtida por la aridez de Mesopotamia, con ojos pequeños, oscuros y penetrantes. Cuando habló, su energía y dignidad se expandió, sus palabras hicieron resonancias infinitas. Su vestimenta, sus joyas y corona eran imponentes, de colores vivos y exquisitos. ¡Enheduanna era por lejos la mejor vestida de las cuatro invitadas, aunque fuera la más antigua! Rojos intensos, azules añil, verdes esmeralda, escamas de oro. Una Mitra real muy alta sobre su cabeza, de colores púrpura y cubierta con ornamentos de oro y piedras preciosas. Aunque tenga 4.300 años, Enheduanna todavía se ve espléndida, digna, alegre y vivaz. De tonta no tiene un  pelo. Yo hasta la invitaría a ir juntos a un matrimonio. Y como señora socialité en Chile sería grito y plata, aunque esté cerca del estado de embalsamiento o momificación. Pero ella no lo haría jamás.

Era el turno de que Safo hablara. Vino de Lesbos en el mar Egeo, desde hace 27 siglos. Poetisa eximia, admirada hasta hoy por escritores, poetas y filósofos. Fue reconocida en vida. En su tiempo a Homero lo llamaban “El poeta”, y a Safo “La poeta”. Su poesía es extraordinaria, exquisita. Platón la proclamó la “décima Musa”. Una mujer real que creó obras extraordinarias y que sigue inspirando a los demás. Le escribía al Amor, a Eros, a Afrodita, a las Musas. También a sus amantes hombres y mujeres, y a su hija. Su vida es imprecisa. Se sabe poco. Mucho mito y fantaseo corre como una niebla sobre Safo.

Pero su poesía trasluce que era bisexual, nada inusual en aquellos tiempos, en mujeres y en hombres. Practicaba el lesbianismo y por ello es un ícono de este género. La palabra “lesbiana” significaba “alguien de Lesbos”. En Lesbos formó una escuela para mujeres jóvenes y parece que se enamoraba de algunas, igual que le pasaba a Sócrates con sus alumnos. Pero se levantaron mitos para desprestigiar a Safo por ser una mujer que a contracorriente levantó cabeza, acusándola de organizar orgías lésbicas, ceremoniales extraños en honor a Afrodita, etc. Historiadores y poetas de esa época –seguramente envidiosos y machistas– la describían como una mujer fea. He visto ilustraciones de Safo y se ve bonita. ¿Pero y si fuera fea o bonita, lesbiana o bisexual, qué importa? ¡Nada! Lo que más importa en ella son sus pasiones, su poesía, sus ideas, su creación. Yo creo que Safo fue al menos una mujer muy atractiva, que es distinto de ser bonita. Atractiva, Bonita y Bella son para mí tres amigas distintas, cada una con sus virtudes, que cuando van juntas son mejores. Pero la pasión y profundidad de Safo, su inteligencia y rebeldía debieron ser irresistibles para cualquier hombre y mujer medianamente inteligente. Como un imán. Todo lo que Safo tenía adentro suyo era tan fuerte que tuvo que emanar a su exterior, como lava roja de un volcán, como la oruga transformada en mariposa, manifestándose en belleza y sensualidad a través de sus ojos, su sonrisa, sus gestos, su hablar y escuchar.

O si no, ¡dime tú!, ¿cómo habría podido Safo tener tantos amantes, hombres y mujeres?  Ovidio puso en boca de Safo varios nombres concretos de su diversos amantes y “otras cien” a las que amó, dice. Y si fuera bisexual y lesbiana, ¿su poesía sería peor? No. ¿Acaso menos méritos tendrían sus enormes aportes a la música y cultura de su tiempo? Tampoco. ¿Empeoraría la calidad de su Amor por otros?

Bueno…, en fin, ya estarás impaciente. ¿Qué nos dijo Safo de Lesbos sobre el Amor en el banquete al que la invité?  Te lo contaré en la siguiente columna.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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